REEMPLAZANDO EL PASADO

CAPITULO 4

—Mingjue, hay algo que debemos discutir. Recibimos una invitación de la Secta Wen para participar en un festival que se llevará a cabo en una semana —anunció Lan Xichen.

Nie Mingjue arqueó una ceja, La Secta Wen no era conocida por invitar amigablemente a otras sectas a sus festivales, y mucho menos a Lan Xichen y a él mismo.

—¿también recibiste una invitación de la Secta Wen? Eso es inusual. Wen RuoHan nunca ha mostrado interés en establecer lazos amistosos con nosotros. ¿Qué motivos podría tener para organizar un festival ahora? y, más aún, invitarnos

Lan Xichen asintió, compartiendo la misma inquietud.

—me preocupa que haya motivos ocultos detrás de esta invitación. Wen RuoHan no ha mostrado más que desdén hacia nuestras sectas. Debemos considerar todas las posibilidades. No sabemos qué esperar de Wen RuoHan, pero ignorar la invitación podría tener consecuencias. ¿Qué opinas, Nie Mingjue?

—Aceptar la invitación podría ser una oportunidad para mejorar las relaciones, pero también podría ser un plan maestro para algo más oscuro. Debemos analizar detenidamente los posibles riesgos y beneficios antes de tomar una decisión —Nie Mingjue cruzó los brazos, pensativo —Es cierto que no podemos subestimar la situación. Asistiremos al festival, pero estaremos alerta. No permitiremos que nos tomen por sorpresa.

Lan Xichen asintió, agradeciendo la disposición de Nie Mingjue para abordar la situación con cautela. —Estaremos preparados para cualquier eventualidad. Trabajaremos juntos para asegurarnos de que la Secta Gusu y la Secta Nie estén protegidas.

.

.

.

Jiang Cheng, después de la conversación con Lan Qiren, se dirigió a la biblioteca de Gusu Lan en busca de libros sobre composiciones para purificar el alma. No obstante, al llegar, se encontró con una figura conocida: Lan Wangji, el Segundo Joven maestro de la Secta Gusu.

En una de las mesas cercanas, Lan Wangji estaba sumido en la lectura de un libro, concentrado y aparentemente ajeno a la presencia de Jiang Cheng. Al notar la entrada de Jiang Cheng, Lan Wangji alzó la mirada, y un destello de desagrado cruzó por sus ojos. Aquella mirada, tan familiar en su vida pasada.

Recordó claramente el día en que Lan Wangji le reclamó por no haber protegido a Wei Wuxian. "¡Jiang Wanyin!, ¡eres su hermano! ¿Cómo pudiste permitir que esto sucediera? ¿Cómo pudiste fallar en protegerlo? Si hubieras estado allí para protegerlo, tal vez no estaríamos enfrentando esta tragedia. ¿Dónde estabas cuando más te necesitaba?", le reprochó Lan Wangji.

Jiang Cheng había respondido con rabia y dolor, defendiéndose y culpando a Wei Wuxian por sus propias elecciones. Pero las heridas de esa confrontación no habían sanado completamente, y la sombra de la culpabilidad lo acompañaba, recordándole constantemente su falla en proteger a aquel a quien consideraba su hermano.

Jiang Cheng, acostumbrado a la hostilidad de Lan Wangji, mantuvo la compostura y continuó hacia los estantes en busca de los libros que necesitaba. A pesar de sus esfuerzos por ignorar la mirada de Lan Wangji, no pudo evitar sentir la tensión en el aire.

—Lan Wangji —murmuró Jiang Cheng, intentando romper el incómodo silencio—. Estoy buscando libros sobre composiciones espirituales para purificar el alma. ¿Tienes alguna recomendación?

Lan Wangji, aunque no habló de inmediato, señaló una sección específica de la biblioteca con un gesto discreto. Jiang Cheng asintió en agradecimiento y se acercó a examinar los libros sugeridos.

La tarde pasaba lentamente mientras se sumergía en la lectura de los textos, sin embargo, a medida que avanzaba, se encontraba con pasajes cada vez más complejos que desafiaban su comprensión.