CAPITULO 14

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El capítulo lo subí por mi celular, se formateo algunos parrafos, espero entiendan si existe errores.
Para las personas sensibles, por favor tengan listo una caja de pañuelos.

Lan Wangji caminaba por los pasillos de la biblioteca de Gusu, donde el silencio era casi sagrado. El sonido de los pasos era absorbido por las paredes repletas de libros antiguos y pergaminos.

De repente, un ruido perturbó la tranquilidad. El sonido de libros cayendo resonó por el pasillo.

Frunciendo el ceño, Lan Wangji se dirigió hacia el origen del ruido, decidido a reprender al responsable. Sin embargo, al llegar a la sección de donde provenía el ruido, se detuvo en seco al ver al líder Jiang arrodillado en el suelo, su cuerpo temblando visiblemente. Jiang Cheng apretaba su vientre con su túnica, su rostro oculto y su respiración agitada.

-Líder Jiang, ¿se encuentra bien?- preguntó.

-¿Han...gun...hung?- respondió Jiang Cheng, desorientado, levantando la vista con dificultad. Con manos temblorosas, alejó la túnica de su vientre, revelando la mancha oscura de sangre que se extendía por la tela. Lan Wangji abrió los ojos.

La vista de la sangre no terminó allí. Detrás de Jiang Cheng, el suelo estaba manchado de rojo, evidencia de que había intentado limpiar el desastre con la misma túnica que ahora sostenía.

-Mi bebé, se ha ido mi bebé- empezó a sollozar Jiang Cheng, su voz quebrada por el dolor y la desesperación.

Lan Wangji se dio cuenta de lo que Jiang Cheng trataba de decir y la angustia en su rostro era palpable.

Comenzó a limpiar nuevamente el piso con su túnica ensangrentada, sus manos temblando sin control, sus lágrimas cayendo y mezclándose con la sangre.

-Líder Jiang, debe ver a un médico.

Jiang Cheng, absorto en limpiar, negó con la cabeza. -Nadie debe enterarse de que perdí de nuevo a mi bebé- su voz apenas un susurro. Con dificultad, se levantó y agarró a Lan Wangji del hombro -Xichen no sabe de la existencia de mi bebé. No le digas, te lo ruego - rogó Jiang Cheng, su mirada desesperada clavándose en la de Lan Wangji.

Lan Wangji asintió lentamente -no diré nada. Pero debe recibir atención médica.

Jiang Cheng asintió débilmente, se arrodilló de nuevo para seguir limpiando el piso ensangrentado. Lan Wangji se agachó junto a él, sujetando suavemente su mano y quitándole la túnica.

-Yo lo haré- dijo Lan Wangji.

Jiang Cheng al principio no quiso soltar la túnica, aferrándose a ella como si fuera su último ancla en medio del caos. Pero la firmeza tranquila en la voz de Lan Wangji lo convenció, y poco a poco, sus dedos soltaron la tela. Se sentó en el suelo.

Lan Wangji limpió cuidadosamente el suelo, eliminando las manchas de sangre, y luego ordenó los libros que se habían caído. Al terminar, se quitó sus túnicas externas y cubrió a Jiang Cheng con ellas.

-Te llevaré al hanshi-dijo Lan Wangji con suavidad.

Jiang Cheng asintió, permitiendo que Lan Wangji lo guiara fuera de la biblioteca. Al llegar al hanshi, Lan Wangji preparó un baño caliente y, con una voz calmada, le dijo a Jiang Cheng que se limpiara mientras él llamaba a un médico.

Después de un rato, Lan Wangji regresó con el médico. Jiang Cheng aún estaba en la bañera, aturdido y sin fuerzas. Lan Wangji sacó nuevas túnicas de su armario y ayudó a Jiang Cheng a vestirse.

REEMPLAZANDO EL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora