CAPITULO 16

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Los días siguieron pasando, y Jiang Cheng seguía sin salir de su habitación. Madam Yu iba todos los días para asegurarse de que su hijo comiera al menos algunos bocados, pero Jiang Cheng apenas tocaba la comida.

—Jiang Cheng, debes comer— le dijo su madre con preocupación.

—No tengo hambre. Comeré cuando tenga hambre— respondió Jiang Cheng desde su cama, sin intención de moverse.

Madam Yu, preocupada por la salud de su hijo, le destapó la cama —Mira lo pálido que estás, al menos ve a tomar algo de sol— insistió.

—No quiero— respondió Jiang Cheng, volviéndose a tapar con la cama.

Madam Yu, volvió a destaparlo —vamos, solo por un minuto— Lo hizo sentarse, le puso los zapatos y lo arropó con una túnica exterior. Jiang Cheng estaba pálido, con los ojos hinchados y ojeras muy pronunciadas. Había perdido bastante peso.

Lo miró sin decir nada, su corazón rompiéndose un poco más al ver el estado de su hijo. Para ella, todo esto también era difícil. Ver a su hijo sufriendo de esta manera le causaba una tristeza profunda y una sensación de impotencia. No sabía cómo ayudarlo, más allá de estar a su lado todos los días.

—Vamos, hijo. Solo un momento— le dijo suavemente, ayudándolo a ponerse de pie. Jiang Cheng se dejó guiar, aunque sus movimientos eran lentos y pesados. Su madre lo guio hacia un jardín cerca del muelle de loto.

No mucho después un discípulo se acercó dónde estaban Madam Yu y Jiang Cheng, e informó que el líder Nie había llegado. Madam Yu le ordenó que lo guiara hasta donde estaban ellos.

Nie Mingjue llegó al jardín y, al ver a Jiang Cheng, su rostro se llenó de sorpresa y preocupación. Todo el brillo que alguna vez tuvo Jiang Cheng se había desvanecido, y su aspecto era triste y desgastado, dejando una sombra de su antigua vitalidad.

—Madam Yu, joven maestro Jiang — dijo Nie Mingjue, inclinándose respetuosamente.

— líder Nie— saludo Madam Yu y Jiang Cheng al unísono.

Madam Yu le preguntó —¿Cómo está, líder Nie? ¿Qué asuntos lo traen a Yunmeng?

—Estoy bien, gracias— respondió Mingjue —He venido a investigar sobre unos monstruos, recientemente ha habido muchos monstruos perturbando a las personas en nuestra región. Al investigar, pasé por aquí y quería aprovechar para saludar a Jiang Cheng— mirando directamente a Jiang Cheng, quien se había perdido en sus pensamientos.

Madam Yu, hace tiempo había notado los sentimientos del líder Nie hacia su hijo, pensó rápidamente en una posible solución. Quizás dejar que Nie Mingjue pasara tiempo con Jiang Cheng podría ayudar a su hijo a salir de su estado de abatimiento.

—Si me disculpan, tengo un asunto urgente que resolver— dijo Madam Yu, empezando a retirarse. Jiang Cheng, al escuchar esto, se levantó rápidamente, con la intención de irse también —Jiang Cheng, acompaña al líder Nie hasta que vuelva.

Jiang Cheng, sorprendido, asintió lentamente y se quedó, sin saber bien qué decir. Madam Yu se retiró, dejándolos en el jardín.

Jiang Cheng se volvió a sentar, y Madam Yu se retiró, dejándolos en silencio. Nie Mingjue observaba a Jiang Cheng, contemplando su presencia y el dolor evidente en su rostro.

—Si sigues mirándome así, me harás un agujero en la cara— dijo Jiang Cheng, mirando hacia el lago.

—Lo siento, no quería que te sintieras incómodo— respondió Mingjue rápidamente.

REEMPLAZANDO EL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora