CAPITULO 13

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Lan Xichen caminaba al lado de Jiang Cheng, observando los alrededores del camino con una mezcla de atención y preocupación. Jiang Cheng había insistido en ir solo a su encuentro con Nie Huaisang, pero Lan Xichen lo había convencido de lo contrario. Después de todo, cualquier cosa podía pasar en el camino.

—Esto es innecesario —gruñó Jiang Cheng, sin voltear a mirarlo. Mantenía su mirada fija en el camino.

—Puede ser —respondió Lan Xichen con su habitual calma—, pero me sentiré más tranquilo estando a tu lado— después ninguno de los dos volvió a pronunciar palabra.

De vez en cuando, sus ojos se posaban en Jiang Cheng. El silencio tenso se interrumpía solo por el crujido ocasional de las ramas bajo sus pies. Lan Xichen quería romper ese silencio, notaba el cansancio que trataba de ocultar, quería preguntarle cómo se sentía, si el bebé estaba bien, si él estaba bien.

Pero cada vez que abría la boca, las palabras morían en sus labios, temeroso de que cualquier intento de conversación fuera rechazado y Jiang Cheng no miraba en su dirección, y esa indiferencia le dolía más de lo que quería admitir.

Después de un rato llegaron al jardín donde Nie Huaisang había citado a Jiang Cheng, era un lugar tranquilo, las flores caían en delicados pétalos, creando una atmósfera de serena belleza que contrastaba con la tensión que se sentía en el aire.

Al llegar, Lan Xichen y Jiang Cheng se detuvieron al ver que Nie Huaisang no estaba solo. Junto a él, estaba Nie Mingjue.

Nie Mingjue se veía un tanto nervioso, pero al encontrarse con la mirada de Lan Xichen, su expresión se volvió seria. Lan Xichen, por su parte, no pudo ocultar su disgusto al ver a Nie Mingjue.

—Jiang Cheng, ya llegaste— exclamó Nie Huaisang, levantándose rápidamente y tomando a Jiang Cheng de la mano. Lo condujo hacia su hermano y lo hizo sentarse junto a él —Siéntate aquí— dijo con una sonrisa.

Jiang Cheng y Nie Mingjue intercambiaron saludos formales.

Lan Xichen, aunque furioso, mantuvo una sonrisa diplomática — Líder Nie, no sabía que también estaría aquí.

—Lo arrastré hasta aquí— intervino Nie Huaisang antes de que su hermano pudiera responder —Quería que pasáramos tiempo juntos, los tres.

—Líder Lan— saludo Nie Mingjue —quería despedirme del maestro Jiang antes de marcharme. Mañana volveré a Qinghe.

Nie Huaisang, notando la tensión en Lan Xichen, sonrió de manera conciliadora —Líder Lan debe de estar ocupado. No le quitamos más tiempo. Cuidaré bien de Jiang Cheng.

Lan Xichen miró a Jiang Cheng, esperando ver alguna señal de molestia por la presencia de Nie Mingjue. Sin embargo, Jiang Cheng parecía tranquilo, incluso cómodo.

—Creo que deberías volver— dijo Jiang Cheng, sus palabras dirigidas a Lan Xichen.

Lan Xichen se quedó inmóvil por un momento, sus emociones en conflicto visibles solo para aquellos que lo conocían bien. Miró a Nie Mingjue y luego de nuevo a Jiang Cheng.

—Entiendo— dijo finalmente, su voz controlada pero con una sombra de tristeza —Jiang Cheng, volveré en un rato, recuerda que la doctora Wen dijo que no nos mantuviéramos mucho tiempo alejados— Hizo una reverencia cortés hacia Nie Huaisang y Nie Mingjue antes de darse la vuelta y marcharse.

Nie Huaisang, con una sonrisa radiante, se inclinó hacia un gran paquete que había traído consigo. Jiang Cheng lo observaba con curiosidad mientras Nie Huaisang comenzaba a sacar cuidadosamente varias prendas para bebé. Cada pieza era más adorable que la anterior: pequeños conjuntos bordados con diseños de paisajes, suaves mantas y diminutos zapatos. Había también adornos delicados que Nie Huaisang había elegido con evidente esmero.

REEMPLAZANDO EL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora