CAPITULO 20

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La noticia sobre el nombramiento de Jiang Cheng como nuevo líder de la secta Yunmeng Jiang se extendió rápidamente por todas las sectas, como nuevo líder, organizó una conferencia de discusión, convocando a líderes de sectas prominentes y menores para tratar varios temas importantes, entre ellos el más urgente: la reciente aparición de demonios.

La conferencia fue intensa, y las opiniones estaban divididas. No todos confiaban en el joven líder Jiang, algunos líderes creían que, por su juventud, carecía de la experiencia necesaria para tomar las riendas de una secta que está dentro de las más influyente.

Para otros lideres, Jiang Cheng era digno de su puesto, no solo por la sangre que corría por sus venas, heredada de una gran guerrera como Madam Yu, sino también por sus propios méritos en combate y el como había liderado de manera eficiente en la discusión de conferencia.

Pero a Jiang Cheng no le importaba, la aprobación o desaprobación de los demás líderes. Sabía cuál era su responsabilidad sin importar lo que dijeran.

Al siguiente dia un banquete fue organizado en el gran salón de la secta Yunmeng. Las mesas estaban llenas de vino y platillos tradicionales de Yunmeng, ofreciendo a los invitados un festín digno de la ocasión. Jiang Cheng, como anfitrión, intercambiaba palabras cordiales con los lideres y compartiendo algunos brindis por cortesía.

El ambiente del banquete se volvía bullicioso a medida que el vino fluía. Algunos líderes estaban visiblemente ebrios, pero eso no era algo inusual en reuniones de este tipo y no faltaron aquellos que buscaron aprovechar la situación.

Algunos de los líderes más ambiciosos, comenzaron a sugerir alianzas matrimoniales, buscando vincularse a través de sus hijos o hijas con el nuevo líder de Yunmeng. Jiang Cheng, sin mostrar interés, desviaba las conversaciones restando importancia a tales sugerencias y centrando su atención en temas más neutrales.

El ambiente parecía relajado hasta que el líder Yao, ya visiblemente ebrio, comenzó a comportarse de manera inapropiada. El líder, cuya secta era pequeña pero conocida por su falta de tacto, se acercó demasiado a Jiang Cheng. Y entonces, en un arrebato de descaro, se propasó, tocando indecentemente la parte trasera de Jiang Cheng, convencido de que el joven líder no se atrevería a responder por respeto a los presentes.

El salón se quedó en silencio por un momento, como si el tiempo se hubiera detenido.

Pero Jiang Cheng no titubeó.

Con un solo y rápido movimiento, lanzó un golpe directo al líder Yao, quien salió volando hacia el otro lado de la sala, aterrizando pesadamente en el suelo. El sonido resonó en el salón, y todos los presentes, incluso los que estaban ebrios, quedaron atónitos.

Camino con pasos lentos hacia el líder Yao, mientras Zidian soltaba energía eléctrica alrededor de su muñeca al mismo tiempo liberaba feromonas intimidantes, haciendo que muchos retrocedieran por instinto.

—Vuelve a tocarme —dijo Jiang Cheng con una voz fría que helaba el alma— y será la última vez que tengas una mano.

El líder Yao, aturdido y sobrio por el golpe, intentó balbucear una disculpa, pero el temor lo había dejado sin palabras. Los demás invitados, aún en shock, guardaron silencio, sintiendo la aplastante presión que emanaba del joven líder. La atmósfera se volvió pesada, casi sofocante, cuando las feromonas intimidantes de Jiang Cheng llenaron el aire.

El salón, que momentos antes estaba lleno de risas y charlas despreocupadas, ahora se mantenía en un silencio solemne. El mensaje era claro: el nuevo líder no toleraría ninguna falta de respeto, y aquellos que lo subestimaran lo harían bajo su propio riesgo.

REEMPLAZANDO EL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora