Capitulo 11. Odio.

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El odio es uno de los sentimientos más fuertes en el mundo, capaz de cambiar la mentalidad y las metas de una persona.
Es un fuerte pero dañino propulsor, como un golpe de motivación. El odio no beneficia a nadie.
Todos los humanos tenemos un poco de este en nuestro interior. El odio es casi tan fuerte como el amor.

POV Lloyd.

Lloyd tiritaba, el clima era frío, tanto que su aliento se convertía en vapor.
Iba solo, aquella noche Kai no había podido acompañarlo a su residencia, lo cual hasta cierto punto era bueno, tenía que aprender a pasar tiempo sin él, a vivir su día a día sin él, por si algún día ya no estaba.

El silencio era abrumador, solo resonaba el viento que corría por las áreas pequeñas y cerradas, la nieve ya parecía estar empezando a calmarse, y los estudiantes simulaban estar ya en sus cuartos.

Subió el elevador, cruzó el largo y deprimente pasillo hasta su habitación, abriendo de mala gana la puerta y echándose en la cama, quedándose dormido.

Un golpe en la puerta lo despertó, decidió ignorarlo y fingir que no se encontraba allí, sin embargo, la idea se esfumó cuando escuchó otro golpe, luego otro, y otro, se rindió y abrió la puerta, quedando frente a frente con la misma chica que lo tenía tan cansado.

-Hola Lloyd.-sonrió.

-No puedo con esto, justo ahora no.-ignoró por completo el saludo e intento cerrar la puerta, la cual fue detenida por la mano de Harumi.

El semblante de ambos cambio, el empezó a verse más irritado, y ella molesta.

-Okey, ya está bien. Viaje más de diez horas para llegar aquí e hice un estúpido examen de admisión complicadísimo, no puedo creer que te estés comportando así después de todo lo que hice para encontrarte, ¿qué quieres que haga para que me perdones, si ya lo hice todo?.-la peliblanca se cruzó de brazos.

Lloyd no podía creer aquello, ¿Cómo era posible que fuera tan descarada?. Estaba parada frente suyo, con los brazos cruzados y una mirada de odio. Después de años lo buscó, después de lo que hizo, ¿y quiere volver así como si nada, sin siquiera disculparse?. Era imposible.

-Estas mal de la cabeza si crees que volveré contigo después de todo.

-¿De qué...-el rubio la interrumpió, tomando con fuerza la puerta, con la intención de cerrarla de una buena vez.

-Harumi, han pasado dos años, no es posible que hasta ahora me busques, mejor dicho, no es posible que tengas cara para plantarte frente mío y pedirme que volvamos como si nada.-cerró la puerta en su cara, antes de siquiera dejarla responder.

Desde el otro lado se pudo escuchar un golpe, como una patada, la cual hizo crujir la madera.

-¡No me iré de esta mugrosa ciudad hasta que no hayamos vuelto, que te quede claro Garmadon!-gritó, sonaba como una amenaza. Esa era la Harumi que el conocía. En realidad Lloyd no le tenía miedo, ya sabía de lo que aquella chica era capaz, ya lo había vivido.

Resopló, frustrado.
No tenía el tiempo, las ganas, o la fuerza mental para lidiar con ella en ese momento. Pasó su mano derecha por su rostro, apretando  el delgado puente de su nariz con tres dedos. Volvió a tumbarse, haciendo que los resortes del colchón crujieran, y se quedó dormido.

Zane llegó a lo que el rubio supuso eran las doce de la noche. No preguntó, ya sabía con quien había estado.
El platinado se metió al baño y encendió la luz, cerrando la puerta tras de sí, dejando escapar un hilo blanco de luz, el cual se escurría por la puerta e iluminaba la habitación.

A Lloyd la cabeza le daba vueltas, sus ojos verdes estaban ligeramente rojos, su boca seca, su garganta ardía, y sus manos temblaban. Se había pasado de la hora...
Se levantó a duras penas de la cama, arrastrando los pies para llegar hasta el armario, con una mano en la frente y una expresión de dolor. Sacó el frasco con pastillas y, sin agua, ingirió dos. Con la mano izquierda acomodó su cabello para atrás y volvió a acostarse, deshaciéndose de sus pantalones y cubriéndose con la cobija. Aquel año sería muy largo, más largo que cualquier otro.

El viento que mece nuestras almas [Greenflame]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora