Capítulo 24. Luna.

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¿Que haría la luna sin el sol?
Al fin y al cabo, la luna es un cuerpo celeste que no tiene luz propia, y que ilumina gracias a la estrella más grande de la vía láctea: el sol.

Pero el sol nunca le ha tomado especial importancia, tiene mil lugares más que iluminar.

La luna está condenada a no tener luz para llamar la atención del sol. Y el sol está condenado a siempre brillar.

POV Kai.

Sus párpados ligeramente rojos cubrían sus hermosos ojos verdes.

Lloyd estaba bien.

Podía escuchar el latido de su corazón incluso a lo lejos, podía sentir su respirar a metros de distancia.

-Lloyd...-musitó, acercándose a la camilla.

Las enfermeras no le impidieron tomar la mano de su inconsciente novio, ni besar su frente, ni acariciar su rostro. Todos lo dejaron disfrutar de la persona que más amaba, sin interponerse en su camino.

Las horas pasaban, pero la anestesia no. Era entendible.

Lloyd llevaba más de medio día reposando, y probablemente, iría para largo.
Kai no se había separado de él en ningún momento. Sostenía su mano y acariciaba su rostro y cabello.

Quería que estuviera despierto. A pesar de que sabía que estaba vivo, porque escuchaba y sentía el latido de su corazón cada que se acercaba a su pecho, su conciencia no estaría tranquila hasta que sus ojos le vieran.

Aquellos preciosos ojos verdes llenos de vida. Ojos por los que internamente rogaba que no hubieran perdido su hermoso y único brillo.

Las vendas blancas sobre su pecho le daban una sensación de incomodidad. Se preguntaba si Lloyd estaría a gusto con ellas. Siempre había creído que daban una comezón fatal. El se había puesto una una vez, cuando se dobló el pie jugando basquetbol, ya que no quería asustar o molestar al señor Cheng. Picaba horrible.

No podía negar que sentía un enorme alivio al verlo vivo, pero tampoco quería cantar victoria tan pronto.

He entendido que no te tendré eternamente. Así que te amaré para siempre, como si cada día fuese el último.

La madre del rubio lo había sacado casi que a la fuerza. Le preocupaba que pasara tanto tiempo pegado a su hijo, después de todo, el también tenía una vida, una que de seguro se habría puesto de cabeza de tanto que la había descuidado.

Kai no quería alejarse de Lloyd. Le preocupara que llegara a haber una complicación y él no estuviera.

Tus ojos verdes son mis mares. Tus labios mi oasis. Tu cabello mis bosques, tu cuerpo mis montañas. Eres mi vida, mi mundo, mi razón de ser.

A pesar de que ya todo hubiera salido bien, a él aún le preocupaba la vida de su novio.

Había tenido que rogarle a su maestro de administración que le permitiera presentar el examen que había perdido, y este, tras muchas súplicas, se lo concedió.
Entre el profesorado y la administración no era secreto la situación de Lloyd, ni tampoco lo enamorado que Kai estaba de él.

Pasaron dos días, agotadores y eternos, sobre todo para Kai.
Pasaba las mañanas en la escuela, poniéndose al tanto. Y las noches se le iban durmiendo en el sillón junto a la camilla de Lloyd.

El viento que mece nuestras almas [Greenflame]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora