04

21 3 3
                                    

Los fueron sacando después de esposar sus piernas y brazo para después unirlos a una cadena que iba en linea con todos los chicos unidos a ella.

Lina estaba a tres personas de ella.

Uno a uno fue subiendo a un camión de carga donde en su interior tenía un escondite.

Al ir entrando les llenaban la boca con tela y los cubrían con una cinta gris pegando la en sus labios impidiendo que aquello lo sacarán.

En total eran veinte personas variando entre hombres y mujeres.

Haimi veía a todos los chicos con los que alguna vez convivió ser convertidos en carne para los leones, eran maltratados y golpeados si no se seguían las instrucciones antes dadas.

Después de un largo viaje de lo que parecían días llegaron al lugar, una bodega grande alejada de cualquier civilización.

Todos empezaron a despertar de aquel sueño causado por la nula ingesta de alimentos.

Muchos se tambaleaban mientras caminaba sintiendo casi sus cuerpos debilitarse con cada pasó.

—Llevate a los chicos y tú Dani a las chicas, vistan los y den les alimento, estamos a unos días de iniciar, deben estar presentables.

Las cadenas fueron abiertas solo por un momento para después volverlas a unir está vez separado los a todos por sexo.

Haimi se pudo acercar a Lina y por primera vez pudo tomar su mano.

Al llegar a lo que parecía el lugar donde estarían se dieron cuenta de que no estarían solas, había más mujeres ahí.

Cada una de distintos rasgos, muchas de ella tenían a su pequeños hijos a un lado y otras tantas se encontraban en cinta, las fueron metiendo a las celdas separando las a como ellos creían correcto.

Nuevamente Lina se separó de ella entrando en una celda con mujeres delgadas y de piel acaramelada y después Haimi fue puesta en una celda más lejana, al entrar pudo ver como en ella solo habían cinco mujeres cada una con rasgos llamativos.

Pieles pálidas, ojos hermosos o alguna marca característica que las volviera "especial". Su celda era la más oscura de todas y solo por encima de las rejas se encontraba un letrero de madera mismo que en letras rojas las identificaba como diamantes.

Al ser colocadas todas en cada área, fue momento en dejarlas solas.

Haimi se acercó a las rejas tratando de encontrar a Lina pero la visión que tenía no era muy buena.

—¿Haimi?

—Lina...¿Estás bien?

—¿Es tu hermana?

Una de las mujeres que la acompañaba pregunto.

—Es mi amiga...

—Haimi...dicen que nos van a vender a hombres ricos.

—Lo se...

—Es mejor que se vayan despidiendo, no durarán mucho aquí...al menos tú.

Sold Donde viven las historias. Descúbrelo ahora