25 Final.

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En un estado de shock total, YoonGi sudaba de una manera excesiva, sus ojos dilatados y la palidez de su rostro, él no estaba bien y lo sabía pero estaba dispuesto a acabar consigo mismo solo para no volver a sentir nada.

Más la debilidad de su cuerpo y su mente envuelta en lagunas, lo llevo a imaginarse a la mujer que alguna vez lo hizo sentirse nervioso, era tonto incluso imaginar la cuando nunca hubo ningún acercamiento entre ellos, solo eran sus sentimientos reprimidos saliendo.

—...Vuelve...

Era cierto que la extrañaba, era cierto que la quería pero nada de eso servía cuando estabas tan dañado por dentro, cuando tú mente no te permite seguir adelante por un trauma que nunca superaste, YoonGi no sentía merecer nada, ni el amor ni el cariño de su propia madre, y aquello lo volvía tan miserable, por que no era feliz.

—¡YoonGi!

Kim entro a su habitación, estaba asustado, desde ese día, YoonGi no le permitió volver y solo lo pudo hacer cuando la mujer que cuidaba del hogar le había llamado diciéndole la situación, YoonGi estaba delirando y su debilidad lo hacía caerse cada que intentaba levantarse.

Se acercó hasta, levantó a su amigo en sus brazos y lo saco de su hogar para llevarlo al hospital más cercano.

Horas pasaron y él no despertaba, Kim salió pero dejo su número a la enfermera para que le llamara enseguida de que él despertará y así fue.

YoonGi abrió sus ojos,miro la habitación blanca y vacía, en su mano había una intravenosa y en la otra un pulsioxímetro, suspiro sabiendo quien lo había llevado ahí, sin querer quedarse,quitó cada cosa que estuviera en su cuerpo y salió corriendo, la gente lo veía confundida y los enfermeros dieron alerta de la fuga de un paciente.

Corrió lo más que pudo solo para ir a la azotea, cerró la puerta y caminó hasta la orilla, no quería continuar. Observo hacia el vacío,todo parecía lejano y no hablaba del sueño, toda su vida, su amor,sus miedos, sabía que no viviría para ser feliz y por eso se mantuvo alejado de todos.

El aire mecía su cabello y con eso cerro sus ojos a punto de brincar.

—¡YoonGi!

La puerta se abrió de golpe, la voz suave y asustadiza de Haimi llegó hasta sus oídos, detrás de ella entro Kim quien de la misma manera lo miraba aterrado.

Verla de nuevo lo hacía sentir se vivo, observar su cabello bailar por el aire, haciendo lo ver como fuego creciente por la luz que el sol le daba, por otro lado sus ojos llenos de vida y mostrando le las dos caras de un hermoso mundo, brillando con intensidad mientras de ellos se deslizaban las lágrimas, mismas que humedecian sus pecas, aquellas que trato de contar millones de veces pero que al final no lo lograba pues siempre se distraía por sus labios, esos que ahora parecían mas grueso y con un tono mas brillante, Haimi, para él lucía como una hermosa obra de arte, la mas cara y sofisticada que podría existir.

—No lo hagas...por favor no me dejes.

Ella se fue acercando lentamente pero YoonGi la detuvo.

—No quería que esto terminara así, no quería que me vieras, quería permanecer en tus recuerdos como un hombre sin sentimientos...

—No lo eres...nunca lo fuiste.

—Haimi...lo siento.

—YoonGi...

Poco a poco fue retrocediendo hasta que el final llegó.

—¡YOONGI!

Vivía atormentado de un pasado que nunca superó,  de un dolor que no merecía y lo llevo a lastimarse mentalmente hasta volverse débil y temer de si mismo ocasionando que sus tormentos ganarán la batalla, cerro los ojos por última vez sintiendo un dolor punzante y terminal.

Desde arriba Haimi gritaba acercando se a la orilla, Kim la abrazaba tratando de no dejarla caer.

Los días pasaron mientras ella, Kim y la señora Kim se mantenía en la tristeza absoluta, los planes debian seguir y así poder despedir a quien fue su amado hijo, su gran amigo y un primer amor.

Ellos tres estaban reunidos en el cementerio, la tumba ya tenía su lápida y con ella su nombre y su fecha.

—¿Vienes a casa? Creo que hay algo que deberías ver.

Kim le pidió y ella aceptó, la madre de él al final lo supo, se enteró que Haimi no era su esposa, y que en realidad nunca existió una, también que ella no era muda y por último supo que al menos ella si sentía algo por muy mínimo que fuera por su hijo.

Al llegar a la casa, Kim estuvo en silencio y solo cuando ella lo miró fue que señaló aquel cuarto que llamo su atención la primera vez que estuvo ahí.

Se acercó viendo que está vez el cuarto tenía la puerta cerrada, con delicadeza la abrió y lo primero que sus ojos vieron fue una enorme cantidad de tulipanes Rembrandt, ese mismo que ella miro aquella vez.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y su pecho se sintió oprimido por los recuerdos y el dolor que causaba la pérdida, cayó al suelo sin poder creer que en serio él se habia ido.

Quiso ayudarlo, comprenderlo y conocerlo pero a final no logro nada y solo lo perdió.

—Despues de ese día...me pidió encontrar todas estas flores, quería darle vida de nuevo a este lugar, pidió a todos que cuidarán de ellas hasta que tú volvieras...creí que...sería un regalo para tí o que sería este lugar donde te diría sus sentimientos pero...

—Fue mi culpa...no debí quedarme con mis abuelos, debí buscarlo enseguida...

—Oye, no pienses así...no fue así, él...te llevo de vuelta a dónde perteneces...

—Pertenecia aquí...

—Haimi... No te culpes por nada o se repetirá todo esto...perdi a mi amigo, mi hermano y ahora solo me quedas tu...eres y serás lo que más amó y lo que quiso aferrarse, así que por el amor que él te tuvo no intentes culpar te de nada.

Ella solo escucho sus palabras sintiendo como su mundo se terminaba.

—No pude darle nada...no pude amarlo...

—Créeme que lo hiciste y YoonGi lo sabe, sin palabras sabe que alguna vez lo quisiste...ahora solo recuérdalo como él hombre frío y tonto que era y olvídate...de lo último que te mostró.

Sold Donde viven las historias. Descúbrelo ahora