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❤ matias

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" DEDICATORIAS "
25.02.2024 , Azul's point of view





Los nervios me carcomían, de los últimos dos clásicos Estudiantes no había ganado ninguno y, para tan buen presente que teníamos, era una piedra en el zapato. Peores Estudiantes le han ganado a mejores Gimnasia, el Estudiantes de Dominguez no podía ser la excepción.

Llegamos al Bosque a las cinco en punto y el partido empezaba casi tres horas más tarde.

Domínguez había arengado al equipo antes de la entrada en calor, el Dt siempre tenía las palabras justas y que le daban el mejor espíritu al equipo. Sin embargo, me acerqué a Mati para darle alientos.

— Dale eh – Animé, acomodandole la camiseta – Que tenemos una cábala que cumplir.

Sonrió, levantando el mentón, habíamos decidido que nuestra nueva cábala era salir a cenar después de los partidos, ya que desde que lo hacíamos, no habíamos perdido.




Salimos al campo de juego y nos acomodamos en el banco de suplentes, el partido empezó y a los 15' del primer tiempo, llegó el gol de gimnasia, justamente, de Ivo.

Lleve mis manos a mi cara, nosotros éramos mucho más que gimnasia y, sin embargo, estábamos perdiendo. Ivo corrió a colgarse del alambrado para festejar con la gente del Lobo, pero cuándo volvió al campo — después de que el árbitro haya ido al var por un posible Offside — pasó en frente del banco de Estudiantes y me tiró un beso, tal como hacía cuándo éramos novios y me dedicaba un gol.

Me crucé de brazos, ignorandolo y esperando que haya pasado desapercibido. Cinco minutos más tarde, el árbitro decidió que estaba adelantado y anuló el gol de gimnasia, devolviendo el empate.

— Tira besito ahora — Dije cuando Ivo pasó frente a nuestro banco, el sólo me miró y bajó la cabeza, riéndose.

Estudiantes fue mucho más durante todo el partido, tuvo más tiros al arco y la posesión de la pelota durante los 90' sin embargo, no le alcanzo para ganar.

Me quedé en la puerta de la utileria, agarrando mi bolso para subir al micro e irnos de una vez a City Bell, desde adentro del vestuario se podía escuchar cómo Eros y Mauro prendian el parlante, empezando a cantar una canción del Negro Tecla para levantar los ánimos.

— Que partidito eh – Suspiró Matías, entrando en el pasillo del vestuario tripero y parándose al frente mío. – ¿Así que Ivo te dedicó el gol?

Asintió con la cabeza, haciendo puchero cómo en forma de negación.

— Ivo es un tarado – Respondí, todavía de mal humor — Para dedicarme un gol que nos hace a nosotros, mejor que no me dedique nada.

— Ah, o sea que si era un gol a otro equipo si iba a estar bien? – Matías se cruzó de brazos cómo un nene caprichoso y se hizo el enojado, pero no pudo resistirse a mis cosquillas en el cuello.

— Prefiero que me dediquen atajadas – Le guiñe el ojo, provocándole una risita.

Prendí mi celular, esperando a que salieran del vestuario y lo primero que vi al abrir Twitter fue una estadística de los años que llevaba Estudiantes sin ganarle a gimnasia, lo que sólo empeoró mi estado anímico.

— ¿Puedo hacer algo? – Preguntó tras oírme bufar.

— Si es algo que saqué las ganas de no mirar fútbol nunca más, si. Si me haces acordar que hace cinco años no le gan..

Ni siquiera pude terminar la oración cuándo sus labios chocaron con los míos, en un beso llenó de deseo

Su boca intentaba buscar un movimiento acompañado,
pero estaba tan sorprendida, que ni siquiera podía moverme. Eso hizo que Matías volviera a retomar aquella distancia, confundido porque no había correspondido a su beso. Podía percibir en sus ojos un poco más de tristeza. Pero lo que más llegó a mi corazón, fue la preocupación de sentir que no era
correspondido por mí.

— ¿Azu...?-murmuró, haciendo el amague de alejarse
completamente de mí.

No dejé que lo haga. Fui lo suficientemente rápida para
ponerme de puntitas y volver a juntar nuestros labios en un beso más significativo. Siendo cálido, tierno y deseoso.

Esta vez yo lo tomé por sorpresa, sintiendo sus manos
temblar sobre mi espalda, cómo si debatiera consigo
mismo de sí aquel momento era real, hasta que pudo
aferrarse completamente a mí. Tomando entre sus palmas mi nuca para poder intensificar el acto, dejándome saborear el frescor de la menta que enternecía su cavidad bucal.

Para no poder el equilibrio, intenté sostener todo mi
cuerpo sobre sus hombros, sintiendo cómo a medida
que nuestras bocas danzaban en sintonía, sus belfos se
extendían hacía los costados, sonriendo sobre mis labios. Incluso mientras nos besábamos se atrevía a burlarse de mí.

— ¿Sos consciente de qué ahora no voy a poder dejar
de besarte, no? -murmuró, retomando su aliento a la par mía.

— Un poquito — Sonreí con malicia, haciendo que mis talones tocaran el piso y sintiendo el ardor de nuestros cuerpos separándose — Dale, anda al vestuario y deciles que se apuren — Pedí levantando mi bolso del piso.

— ¿Eh? —exclamó confundido, tomando mi cintura para impedir que me fuera.— ¿Qué haces?

— Ir con los chicos, Eduardo ya debe estar terminando la conferencia de prensa —fruncí el ceño.

— Noo, quédate un rato conmigo. —bufó en un tono bajo de voz, mirando mis labios como si minutos atrás no los hubiese probado.— Unos besitos más y te vas, ¿dale?

Ni siquiera respondí, sólo mordí mi labio y asentí con escasez, derritiéndome a los encantos del chico que estaba poniendo mi mundo de cabeza.

















end game , matias mansillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora