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" SIEMPRE TAN AMOROSA "
26.05.2024 , matias's point of view



Debo admitir que soy bastante caprichoso, nunca en mi vida dejé ir algo que quería y nunca acepté con un, siempre conseguí todo lo que quise. Azul no va a ser la excepción.

Me destruye ver tantas fotos y comentarios dónde se muestra tan enamorada y feliz. Pensé que con el tiempo dejaría de doler pero no, al contrario, cada día que pasa confirmo que no hay otra persona que me haga feliz que no sea ella.

Respondiéndole la historia con Ivo y soltando ese pequeño "chascarrillo" pensé que quizá podía ceder a vernos, pero volvió a imponer una negativa que me colmó la paciencia. Y así es como estoy volviendo del Country Club de City Bell directamente a su departamento para que, aunque sea por las malas, me escuche.

Hace un par de días escuché el rumor de que Gimnasia podría buscarle salida aaMammini a algún club del exterior en un préstamo y desde ese momento, me persigue la idea de que se vaya con él y yo no vuelva a verla. Imagino que ya debe haber llegado, el entrenamiento terminó hace un rato y ella se fue antes que yo, me viene perfecto que su noviecito esté en Córdoba, acompañando al plantel de Gimnasia para el partido ante Banfield, todo está a mi favor.

Dejo el auto estacionada en la esquina de su edificio y camino a la entrada, rogando que el portero siga siendo el mismo y, todavía, se acuerde de mi.

- Buenas, Dario! - saludo, y él me recibe con una sonrisa que achina sus ojos.

- ¿Cómo estás? - Corresponde estrechando nuestras manos.

- Bien, gracias a Dios. - él asiente. - ¿Puedo pasar al de siempre? - hago referencia al departamento de Azul

Espero ansioso su permiso y él me mira dudoso durante algunos segundos que parecieron años, mirando para todos lados comprobando que estamos solos. Termina diciendo que si y agradezco, para llamar el ascensor y llegar a su puerta.

Golpeo dos veces, a la espera de una respuesta, a la espera de verla tan cerquita cómo antes. Ni siquiera puedo creer lo rápido que me late el corazón y cómo me duele la panza. Había perdido la cabeza, definitivamente. Nunca en mi vida había hecho algo así por nadie.

- ¿Se puede saber qué mierda haces acá? - Si, mi chica tan amorosa como siempre. - Quien te dijo que vengas?

Me mantengo cabizbajo y rascó mi nuca, buscando las palabras justas para que acceda por lo menos a escucharme.

- Quiero que me escuches. - Vuelvo a mirarla y su cara mantiene el ceño fruncido. - ¿O no te dejan hablar conmigo?

- ¿Y Anto sabe que estás acá? - Ríe sarcásticamente en otro momento me hubiera parecido seductor su tono sarcástico, pero ahora odiaba que lo haga. Desde que pasó lo que pasó, todos sus comentarios sarcásticos eran hirientes y sabías que escondía en "humor" lo que realmente pensaba.

- No tengo que darle explicaciones a nadie - confieso, pero ni siquiera se inmuta ante lo que digo. - ¿Me vas a dejar pasar o no, Azul?

- No, andate.

- Vos sabés lo mucho que me cuesta hablar de lo que me pasa, ¿Sabes hace cuánto me tiento de agarrar el auto y venir hasta la puerta de tu casa para hablar con vos? - Hablo con sinceridad, dando unos pasos más cerca de ella y provocando que baje la guardia ante mis palabras. - Pero sabía cómo ibas a reaccionar y lo pateé hasta hoy, que me levanté con el pensamiento angustiante de no verte nunca más.

end game , matias mansillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora