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" MI LUGAR SEGURO "
01.06.2024 , azul's point of view



La felicidad no me entraba en el cuerpo; Benja había llegado ayer de Portugal y había pasado a visitarnos durante la práctica de hoy.

Mi amigo miraba con nostalgia el Country y yo lo miraba con nostalgia a él, maravillada de tenerlo nuevamente en frente mío luego de no verlo por casi cinco meses; parece poco, pero es demasiado para dos personas que se veían, como mínimo, cinco días de siete.

Ahora Benja estaba más alto, algo más grandote — "allá son más exigentes con el físico" explicó — y su pelo más platinado. Que loco era tenerlo de nuevo acá, lo había extrañado mucho más de lo que pensaba.

Últimamente estaba muy nostalgica; la salida de Zaid, la posible salida del Vasquito Benedetti y ahora la llegada de Benja y el Corcho movilizaban demasiado mi estado de ánimo.

— Son copados los chicos nuevos, no? — Pregunta y asiento con la cabeza, mirando a Matías que entrenaba junto a Juampi y Fabri. — No tenés nada para contarme?

Su tono me intimida, prefiero no decir nada antes que regalarme y decir algo que él no sabe.

— Dije trescientas mil cosas desde que llegaste, no pare de hablar — Murmuré entre risas nerviosas.

— Si, pero hay algo que no me dijiste.

— ¿Que? — Me hago la boluda y el muerde su labio inferior, cómo si estuviera renegando por mis respuestas.

— ¡No te hagas la boluda! — Se queja y golpea suavemente mi hombro, provocando una risa en ambos — Si ya me dijeron Eros y el Ruso.

— Te pudieron haber dicho cualquier cosa, decí que te dijeron específicamente.

— Deja Mansillita, sos re lenta. — Se cruza de brazos y no puede evitar estallar en una carcajada cuándo ve el tono rojizo que se apodera de mi cara.

— Ay no, nada que ver — Negué con la cabeza — Volví con Ivo, ya te dije.

— Si amiga, estás con Ivo pero te gusta Mansilla. Se nota de acá a la China. — Se encoge de hombros y ambos sabemos que lo que dice no es ninguna mentira — A mi me gusta la pareja que harían, parece buen pibe.

Ese simple comentario desencadenó en que tuviera que contarle a Benja todo lo que pasó con Matías, pero sin embargo, seguía sosteniendo su postura; para él, yo tenía que estar con Matías.

— ¿Hasta cuándo te quedas? — Pregunté cuándo Matias se acercó para tomar agua, cambiando de tema e intentando disimular.

— Hasta el veinticinco, después me vuelvo porque empieza la pre-temporada. — Muevo la cabeza hacia arriba y hacia abajo, era bastante tiempo, pero sé que cuándo se termine me iba a parecer poquísimo.

— Porque no hacemos un asadito a la noche? — Propone Eros — Le decimos a los pibes. Para despedir al flaco — Dice abrazando a Zaid y esto último provoca que mi corazón de un vuelco; trataba de no pensar en que mi mejor amigo dentro de cuatro días estaría volando a Bélgica para irse a vivir allá pero era muy difícil, iba a extrañarlo una locura y todavía no quería aceptar que se va

Benja, Corcho, Franco, Nico y Juampi son los primeros en decir que sí y rápidamente, el resto también.

— Voy para despedir a Zaid — Le prometo a Ivo, separando mi pelo en mechones y planchandolo frente al espejo mientra el ceba mate en la cama.

— Está bien, amor. — Acepta — No tenés que darme explicaciones.

Sonrió y el corresponde por el reflejo, levantándose y trayendo un mate hasta mi lugar, sosteniéndolo para que yo beba.

Faltaban veinte minutos para la hora acordada y yo ya estaba lista; me había puesto un body blanco de mangas largas con espalda descubierta y un pantalón recto engomado, con mis vans de plataforma.

Él empieza a besar mi cuello y sé cómo va a terminar esto. — Daale, amor — Reniego — Ya estoy para irme.

— No te toco el pelo — Hace puchero y sonrió, viéndolo por el reflejo del espejo — Uno rápido — Dice alargando la "a"

— Nop — Giro la cabeza para dejar un beso suave en sus labios y separó nuestros cuerpos, poniéndome mi abrigo y saliendo de la habitación lista para ir al punto de encuentro que habíamos establecido con mis amigos.

— Cuándo vuelvas te cojo toda — Suelto una risita, sonrojandome por lo explicito de sus palabras.

— Te tomo la palabra eh — Me pongo la campera de cuero, cuelgo mi cartera en mi hombro y le doy un último beso antes de salir del departamento. — Espero que cuándo vuelva no estés dormido, cómo siempre.

Su risa fue lo último que escuché antes de cerrar la puerta y caminar hasta el ascensor, bajando al estacionamiento que había en el subsuelo para manejar hasta el lugar donde mis amigos y yo habíamos acordado encontrarnos.















Estamos todos parados alrededor de Eros, que mueve el carbón en la parrilla preparando el asado, es imposible no llenar el ambiente de carcajadas al recordar todas nuestras anécdotas. Matías estaba a mi lado con una lata de cerveza en su mano y rodeando mis hombros con su brazo, tratando de resguardarme del frio.

Muevo mi cabeza hacía el costado para admirarlo bien, sonríe mientras escucha las anécdotas de Enzo en la libertadores del 2009 y no puedo evitar que mi corazón de un vuelco por lo mucho que lo amo. Pienso que estoy haciendo todo mal, ¿Que hago con Ivo, si mi lugar seguro es acá?

Cruzo mi brazo sobre mi pecho y entrelazo mis dedos con los de su mano libre, él me mira con una sonrisa genuina — una diferente a la que le causan las anécdotas de Enzo, una que solo hace cuándo me mira a mi — y puedo ver en su cara algo de sorpresa pero corresponde mi gesto.

Lo tengo cerca toda la noche; cuando nos sentamos a comer, también estuvimos uno al lado del otro. Tenerlo tan cerca me hace dudar de todo lo que siento, de la fachada que estoy construyendo donde finjo no extrañarlo.

Me doy cuenta que asi soy feliz, con mis amigos, con Matías, ellos son mi familia y acá me siento en un hogar. La idea de una vida juntos me seduce mientras Eros y Matías cuentan algunas de sus anécdotas cuándo eran chicos y vivían en Morón, una vida donde pudiera tener a Matías así de cerca todos los días, donde pudiéramos ir juntos a todos lados, donde pudiéramos mostrarnos en público sin tener miedo al que dirán.

Me merezco ser feliz y él merece una segunda oportunidad. Después de tanto sufrimiento, merecemos ser felices juntos.















end game , matias mansillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora