"YO TAMBIÉN QUIERO UNO"
22.06.2024 , azul's point of view
Mati y yo estábamos terminando de desayunar cuándo recibimos el llamado que nos notificaba del nacimiento de Clemente, el hijo de Javi y Maca. Mis amigos estaban solos en el país y no dudamos en ir al hospital a acompañarlos en un momento tan especial.
La sala de espera del Instituto Médico Platense se vio invadida por parte del plantel de Estudiantes; Santi Ascacibar, el Uruguayo Méndez, Zaid, Eros y Franco también se habían acercado a la clínica, todos listos para conocer a nuestro nuevo sobrino del corazón.
La espera fue larga, casi dos horas y media desde que llegamos hasta que Javi se asomó por el pasillo de la sala de partos con Clemente en brazos; había sido parto natural y por ello tardo tanto. La partera nos repitio una y mil veces antes de dejarnos pasar a la habitación de Maca lo mismo: teníamos que estar tranquilos, hablar lo más bajo posible y no deambular por el pasillo. Claramente cosas que ya sabíamos, pero cualquiera lo dejaría en claro si está a punto de dejar pasar a siete personas a una sala dónde hay una recién parida y un recién nacido.
Justo cuándo puse la mano en el picaporte, una enfermera bastante malhumorada nos regaño, indicando que el máximo de visitas era de dos personas por turno. Dirigimos nuestras miradas a la partera que dejó en claro que ella nos había permitido y la enfermera no dió más respuesta que un revoleo de ojos. Cuándo abrí la puerta, ví a mi amiga sosteniendo al bebé en sus brazos, Javi apartó la mirada de su mujer e hijo en cuánto escucho la puerta abrirse, sonriendo al vernos.
La habitación se llenó de murmullos expresando la ternura que nos causaba ver al bebé tan chiquito y preguntas a los nuevos padres acerca de cómo se sentían. Nos íbamos turnando para sostener a la criatura, ninguno quería sentir que invadía demasiado el espacio personal de la familia. Matías agarro al bebé con una confianza y seguridad en si mismo que me sorprendió, y claro, si tiene cuatro sobrinos.
Al contrario, cuándo fue mi turno de sostenerlo mis manos comenzaron a sudar y temí no hacerlo bien, pero la tranquilidad de Clemente - que desapareció en cuánto Matías dejó que el uruguayo agarrara al bebé - volvió en cuánto lo tuve en mis brazos, nuestra conexión fue inmediata y en ese instante el instinto maternal aparecio dentro mío.
- Lo veo así tan tranquilito y me dan ganas de tener uno yo también - Provoqué la risa de todos mis amigos, que rápidamente miraron a Mati y le decían que me diera el gusto, haciendo que el arquero se sonrojara.
- Te lo regalamos - Javi y Maca bromearon - Ya estamos sufriendo lo que no vamos a poder dormir.
- Mentira - Murmuré acariciando la panza del bebé, provocándole una leve sonrisita - Si él es tan tranquilito.. ¿O no?
La hora de visitas terminó y salimos de la habitación, acordando que, en caso de necesitarnos, nos llamarían y cualquiera de nosotros iría hacía la clínica. Emprendimos viaje de vuelta a la casa de Mati, en City Bell. El camino se baso en una larga charla sobre lo lindo que era Clemen, lo feliz que estábamos por nuestros amigos y lo lindo que debe ser traer una vida al mundo, una personita que sea mitad vos y mitad la persona que amas.
- Te la regalo igual, ¿Sabes lo que debe ser? No volves a dormir tranquilo nunca más – Explicó, negando con la cabeza. – ¡Boluda, nosotros teníamos que ir a buscar a Feli!
Mire la hora en la pantallita del auto y, por suerte, todavía estábamos a tiempo; le habíamos dicho al ahijado de Mati que lo llevaríamos a pasear,al cine y luego se quedaria a dormir en casa, faltaba una hora y media para las dos de la tarde y teniamos casi 45 minutos de viaje hasta morón, así que mientras nos dirigíamos a la casa de Mati, él llamo a su hermana y le dijo que en veinte minutos salíamos para allá.
Cuando llegamos a la vivienda en City Bell, Mati subió a cambiarse rápidamente mientras yo calentaba el agua y la ponía en el termo para tomar mate en nuestro camino hasta Zona Oeste. Cuándo Mati bajo nuevamente, fui yo quién subió a cambiarse.
Menos de veinticinco minutos después, ya estábamos rumbo a la autopista Buenos Aires – La Plata, charlando, escuchando música y tomando mate.
Decidimos que íbamos a pasar el día en el shopping Dot, uno de los más lindos y grandes del país. Llevamos a Feli a ver Intensamente 2, luego merendamos en "Tostado" y emprendimos viaje de vuelta a La Plata aproximadamente a las seis y media de la tarde. Antes de ir a la casa de Mati, pasamos por una plaza dónde ellos jugaron un rato a la pelota y una vez que la noche había caido totalmente, pasamos por Burger King y compramos hamburguesas para los tres antes de volver a casa.
Definitivamente, Mati era "el tío copado", amaba a sus sobrinos y ellos a él. Era capaz de darles el mundo si ellos se lo pedían.
Verlo actuar de esa manera con sus sobrinos encendía en mi el instinto maternal, no podía pensar en otra cosa que no sea Matías paternando.
Quizá, algún día los planetas se alinearían para nosotros y podría cumplir mis sueños junto al hombre que tanto amo.
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end game , matias mansilla
Fanfictionen una ciudad donde el fútbol es más que un deporte, donde los colores de un club representan pasiones y lealtades inquebrantables, surge una historia de amor que desafía las convenciones. Matías, el arquero de Estudiantes de La Plata, se encuentra...