Capítulo 7

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Salí de la oficina de Snape en silencio, caminando rápidamente por los pasillos del castillo en dirección al Séptimo Piso. La Sala de los Menesteres sería la base para llevar a cabo mi plan. Al llegar a la pared donde se oculta la entrada a la sala, recuerdos inquietantes comenzaron a invadir mi mente.

El fuego demoníaco era tan intenso que un estremecimiento de miedo recorrió mi cuerpo. Nunca olvidaré el terror que me invadió al pensar que Harry moriría. La muerte de Crabbe, aunque fuera un espía de mi padre, no merecía ese tipo de muerte. A menudo sueño con el miedo en sus ojos mientras caía en las llamas.

Esta sala esconde muchos secretos, entre ellos la conexión entre Voldemort y la Diadema de Ravenclaw. Nunca entendí cómo Harry logró matarlo, pero lo descubriré. Me aseguraré de que Voldemort no vuelva a ver la luz del sol. Aunque ese plan es para el próximo año. Quizás deba pedir la ayuda del anciano senil que habita en Hogwarts.

Finalmente, la puerta se abre, revelando una pequeña habitación de color verde esmeralda. Un par de sillones negros, que parecen muy cómodos, flanquean una elegante chimenea. En una esquina de la habitación, una pequeña estantería alberga títulos de libros que se utilizan en la mayoría de las clases.

Me acerco a un sillón, me siento con cuidado y saco de mi bolso de piel de dragón un pequeño collar en forma de calcetín. Este collar fue un regalo de un elfo doméstico al que se le concedió su libertad. En mi vida pasada, estaba molesto con él por haberme dejado, pero ahora es el momento de usar ese regalo.

Sujeto el collar con firmeza entre mis manos mientras pienso en un peculiar elfo doméstico con grandes ojos cafés. Dobby, pienso. ¡DOBBY! ¡Te necesito!

Escucho un sonido de puff, y al abrir los ojos me encuentro con Dobby de pie frente a mí. Tiene una sonrisa amplia en su rostro y viste un atuendo colorido con calcetines de diferentes diseños, una vista aterradora para los amantes de la moda. 

—¡Amito Draco! —chilla Dobby con emoción—. ¡Dobby está feliz de verlo!

—Dobby, ¿cómo te sienta tu libertad? —pregunto amablemente.

Dobby, el héroe que salvó al trío de oro en la mansión Malfoy, se muestra alegre, aunque su presencia en Hogwarts no está regulada por ningún hechizo. Los elfos domésticos suelen ser considerados criaturas inferiores y serviles, pero este elfo ha demostrado ser una de las criaturas más valientes que he conocido, enfrentándose a Bellatrix Lestrange sin dudar.

El orgullo de los magos será su perdición, una lección que aprendí demasiado tarde.

—Dobby está feliz —dice el elfo con una expresión de satisfacción—Ha estado viajando por todo el mundo mágico, pero Dobby está triste por haber dejado a su amito Draco solo. Se siente culpable por no poder protegerlo del amo Lucius.

—No debes culparte, ahora que estoy en Hogwarts, mi padre no puede tocarme descaradamente —explico suavemente.

—Dobby está feliz de que esté seguro en Hogwarts. Estar al lado de Harry Potter lo mantendrá a salvo —grita emocionado, moviendo sus grandes orejas.

—Puedo protegerme solo, no necesito estar al lado de Potter para mantenerme a salvo —digo con un tono decidido.

—Dobby cree que el amito Draco y Harry Potter pueden ser grandes amigos. Después de todo, el amito Draco ama a Harry Potter —responde el elfo con un tono de certeza.

—Eso no es cierto, no amo a Harry Potter —miento, nervioso. Dobby sabe muchos secretos peligrosos.

—Amito Draco, sus secretos están a salvo conmigo. No tiene que mentir. Dobby recuerda que le encantaba escuchar la historia del niño que vivió cuando era un niño. Y Dobby también recuerda que dijo que se casaría con Harry Potter cuando llegara a Hogwarts.

—¡Basta, Dobby! —digo, sonrojado por la mención de mi obsesión infantil—Te llamé porque Harry Potter está en peligro.

—¡Dobby debe avisarle a Harry Potter! —chilla con preocupación.

—No, no puede enterarse. Por eso necesito tu ayuda. El año pasado todo salió mal cuando trataste de advertirle sobre el Diario, y aún me molesta que no me lo hayas contado antes. Pude haber hecho algo para ayudarlo. 

—Dobby lo siente, estaba preocupado por la seguridad del amito Draco. Si su padre se hubiera enterado de que ayudaba a Harry Potter, lo habría llevado al sótano otra vez. Dobby recuerda que siempre que entra allí, sale con muchas heridas que debía curar antes de la llegada de la ama Narcissa.

Dobby siempre ha intentado cuidarme, aunque me abandonó el año pasado. A pesar de todo el enojo que sentía hacia él, había un sentimiento más profundo que superaba esa ira: la envidia. 

Yo, el hijo de la familia más rica del mundo mágico, sentía envidia de un simple elfo doméstico. Envidia de que él había logrado algo que yo jamás había soñado tener en aquel entonces, la libertad. La libertad de liberarse de las cadenas que me habían sido impuestas desde mi nacimiento, las cadenas que me ataban a Lucius Abraxas Malfoy, mi padre. 

Aún siento un poco de envidia, pero ahora hay una diferencia, ya no me quedaré callado ante mi opresor. Estoy decidido a conseguir mi libertad.

Miro a Dobby con cariño, después de todo, él me acompañó a lo largo de mi infancia, soportando muchos castigos en mi lugar. Su lealtad y sacrificio no han pasado desapercibidos para mí.

—Eres realmente el elfo doméstico más bueno y valiente que he conocido, Dobby —digo acariciando su cabeza—No debes preocuparte por mí. Así que escucha atentamente, porque necesitamos proteger a Harry.

—Dobby no solo quiere proteger al señor Harry Potter, también quiere proteger al amito Draco —responde con una sonrisa genuina en su rostro.

—Está bien. Pero para que nuestro plan funcione, primero debes escuchar mis órdenes atentamente. La misión que te encomendaré es crucial. Lo primero que debes hacer es...

 Lo primero que debes hacer es

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Draco Malfoy y la Magia de los Retratos [Harco] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora