Capítulo 5

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Me dirijo al gran comedor acompañado de mis amigos, que caminan uno a cada lado como si fueran a protegerme de cualquier hechizo. Les sonrío, sintiendo una ola de felicidad. Aunque es un poco tarde, todavía tengo tiempo para hablar con mi padrino.

—Chicos, debo hablar un rato con mi padrino —les digo, mientras me detengo cerca de la austera oficina de Snape, cuyas paredes parecen absorbentes de luz.

—Te esperamos, Dray —dice Pansy con los brazos cruzados. La miro con cariño, sé que no aceptará un no por respuesta.

—Está bien, pero no me regañen si me tardo —respondo antes de girarme hacia la puerta negra, tan opaca que parece devorar la luz. Si que mi padrino ama ese color. 

Toqué suavemente y pronto escuché un susurro molesto.

—Adelante.

Al entrar, me doy cuenta de lo sombría que es la oficina, casi sin ventanas, como una cueva de sombras. La falta de luz hace que los viejos libros y el mobiliario oscuro parezcan aún más imponentes.

—Buenos días, padrino, perdón por molestarte —saludo con una sonrisa tonta, la cual se siente fuera de lugar en el austero entorno. 

Mi padrino, con su expresión severa y ceja alzada, parece cuestionar mi estado de ánimo.

—Siéntate, Draco. No me molestas. Siempre eres bienvenido en mi oficina, y si es muy urgente, eres más que bienvenido a tocar en mis aposentos —dice suavemente, con una voz que, aunque firme, tiene un matiz inesperado de calidez. Desde que le conté lo de Lucius, ha cambiado un poco, aunque sigo sin saber si es por eso o porque se dio cuenta de que ya no soy el mismo de antes.

—Gracias, padrino. Quiero informarte que este año deseo concentrarme plenamente en mis estudios y abandonar el Quidditch —digo con sinceridad. 

No tengo tiempo para entrenamientos ni partidos. Debo encontrar a mi primo, atrapar a una rata y aprender a hacer un Patronus, algo que nunca aprendí. Pero al menos lo intentaré.

—¿Lo haces por una amenaza de Lucius? Si es así, puedo hablar con él y persuadirlo —pregunta el maestro de pociones, como si lidiar con Lucius Malfoy fuera tan sencillo. Le sonrío con sinceridad.

—No es así, padrino. Solo me uní al equipo para molestar a Potter, pero ya no me interesa jugar ni seguir perturbándolo. Este año es para mejorarme a mí mismo. Hablé con Pansy y Blaise sobre lo que hace mi padre y sus ideologías sobre los nacidos de muggles y los sangre pura. Me apoyaron y prometieron intentar cambiar.

Nunca creerán mis amigos que estoy hablando con sinceridad y afecto hacia nuestro jefe de casa, el profesor Snape, conocido por todos como el murciélago de las mazmorras. 

Se levanta sin previo aviso, coloca una mano sobre mi hombro y lo aprieta ligeramente. En sus ojos veo un destello de orgullo, un momento tan fugaz que casi no lo capté.

—Está bien, Draco. Hablaré con Flint, debe buscar a un buen buscador para que pueda sustituirte. Concéntrate en tus estudios y supera a la señorita Granger. Tu profesora de Runas Antiguas comentó en la sala de profesores lo sorprendida que estaba de que superaras a su mejor alumna de una forma tan aplastante.

Le ofrezco una sonrisa de suficiencia.

—No te preocupes, padrino. Seré el mejor del trimestre para Navidad.

—Confío en ti, Draco.

—Confío en ti, Draco

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Draco Malfoy y la Magia de los Retratos [Harco] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora