Capítulo 8

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El jardín de Hogwarts seguía envuelto en un manto de tranquilidad y magia invernal, el tipo de noche en la que la nieve cruje bajo los pasos y el cielo estrellado parece más cercano que nunca. 

Hagrid y Madame Maxime se habían alejado del bullicioso Gran Comedor, buscando un rincón apartado para respirar y disfrutar de un momento de paz. Sin embargo, lo que había comenzado como un momento de calma pronto se transformó en una conversación cargada de tensiones no anticipadas.

—Madame Maxime —dijo Hagrid, con una sonrisa amplia y genuina—es fascinante encontrar a alguien que comparte algo de mi... bueno, de mi herencia gigante. Siempre he sentido que ser gigante no es algo de lo que avergonzarse. Es parte de quién soy. Y me alegra ver a alguien que, de alguna manera, también comparte eso.

Madame Maxime lo miró con una mezcla de sorpresa y desdén. Su expresión cambió de una semblanza de calma a una mirada de indignación profunda. Sus manos se tensaron a los lados de su vestido, y su voz, cargada de emoción reprimida, se alzó con una firmeza implacable.

—¿Tú crees que ser gigante es algo que se debe celebrar? —dijo con frialdad. —¿Qué te hace pensar que yo me siento de alguna manera identificada con eso? Hagrid, no soy una simple "mitad gigante", ni siquiera quiero serlo. No acepto esas etiquetas simplistas.

Hagrid frunció el ceño, confundido por la intensidad de su reacción. 

—No lo dije con mala intención, Madame Maxime. Solo pensé que... que podríamos tener algo en común. Que podríamos entendernos mejor. Yo...

—No, Hagrid —la interrumpió ella, su voz resonando en la noche—Yo no soy una gigante. Soy una mujer de huesos grandes, una mujer que ha trabajado duro para ser reconocida por sus méritos y habilidades, no por una herencia que no me define.

Hagrid, perplejo y apenado, intentó buscar las palabras adecuadas, pero la frustración y el dolor en los ojos de Madame Maxime hicieron que se sintiera más perdido que nunca.

—Lo siento —dijo finalmente, con voz temblorosa—No era mi intención hacerte sentir menospreciada o incómoda. Para mí, la grandeza es algo positivo. Me alegra encontrar a alguien con quien compartir ese aspecto de mi vida.

Madame Maxime, sin embargo, no parecía dispuesta a aceptar la disculpa tan fácilmente. Sus palabras eran rápidas y llenas de indignación. 

—Tu visión de la grandeza no es la mía, Hagrid. Aceptar mi herencia no significa aceptar una etiqueta que ni siquiera he pedido. Yo soy quien soy, y no necesito que nadie me defina por algo que no me representa.

En ese momento, el jardín parecía enmudecer. La nieve seguía cayendo suavemente, cubriendo el suelo en una capa inmaculada que contrastaba con el conflicto emocional entre ellos. Madame Maxime, con la mirada fija en el horizonte, parecía más decidida que nunca a mantener su dignidad y su identidad lejos de las etiquetas que Hagrid había mencionado.

Finalmente, sin añadir nada más, Madame Maxime giró sobre sus talones y se dirigió de nuevo hacia el castillo. Su paso era firme y decidido, como si cada paso en la nieve reflejara su rechazo a la etiqueta que le habían impuesto. 

Hagrid se quedó solo en el jardín, su corazón apesadumbrado y su mente en desorden. El intento de conectar con Madame Maxime había resultado en una grieta inesperada entre ellos, y aunque él había buscado compartir una alegría común, lo que había encontrado había sido una herida profunda en su intento de empatía.

 El intento de conectar con Madame Maxime había resultado en una grieta inesperada entre ellos, y aunque él había buscado compartir una alegría común, lo que había encontrado había sido una herida profunda en su intento de empatía

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Draco Malfoy y la Magia de los Retratos [Harco] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora