Capítulo 8.1 Perspectiva de Harry

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26 de diciembre de 1994

Me dirijo rápidamente hacia el Gran Comedor, sintiendo la urgencia de hablar con Draco. No había podido dormir en toda la noche, cada vez que cerraba los ojos, la imagen de sus ojos llenos de lágrimas volvía a mi mente, y un dolor profundo se apoderaba de mi pecho.

Al llegar, el comedor estaba vacío, era demasiado temprano para que alguien estuviera desayunando. Me siento en mi lugar habitual, esperando ansiosamente su llegada. Sin embargo, los minutos pasaron, y Draco no apareció.

—¿Por qué te levantaste tan temprano? —pregunta Hermione, acercándose con Ron. Ambos lucen despreocupados y felices, ajenos al torbellino de emociones que me consumía.

—Necesito hablar con Draco —respondo, sin apartar la mirada de la puerta del Gran Comedor, como si con solo desearlo pudiera hacer que él apareciera.

Ron me mira con curiosidad, inclinando la cabeza como si tratara de entender lo que había ocurrido.

—¿Qué pasó con ustedes después del baile? —pregunta—Cuando terminamos de bailar, ya no estabas. Fred me dijo que te vio salir con Draco...

—Draco me preguntó si me gustaba —murmuro, recordando la intensidad de la conversación de anoche.

Hermione casi saltó de su asiento, intrigada.

—¿Y qué le dijiste? —inquirió, con los ojos brillando de anticipación.

—Le dije que no... Que no me gustaba y que deberíamos seguir siendo amigos —contesto en voz baja, sintiendo una punzada de culpa en el estómago.

Hermione soltó un grito ahogado de incredulidad.

—¡Por Dios, Harry! ¿De verdad le dijiste eso? —exclama, sus ojos lanzando chispas de frustración.

—Sí —admito, evitando su mirada.

—¡Eres tan...! ¡Olvídalo! —espetó, sacudiendo la cabeza mientras se servía una tostada con chocolate, claramente molesta.

Miré a Ron en busca de apoyo, pero él simplemente negó con la cabeza, luciendo decepcionado.

—¿Qué? —pregunto, sintiéndome más perdido que nunca ante la reacción de ambos.

Antes de que pudiera recibir una respuesta, Ron giró su atención hacia la entrada del comedor, y la preocupación llenó su rostro. Seguí su mirada y lo vi. Draco acababa de entrar, flanqueado por Blaise y Pansy, quienes parecían resguardarlo como perros guardianes.

Mi corazón se encogió al ver sus ojos rojos e hinchados. Parecía que había estado llorando toda la noche. No pude soportarlo más. Me levanté de la mesa con brusquedad, decidido a hablar con él.

—Harry, no es el momento —advirtie Hermione, tratando de detenerme, pero la esquivé con facilidad, impulsado por una necesidad urgente de aclarar las cosas.

Caminé hacia la mesa de Slytherin, pero Pansy se interpuso en mi camino antes de que pudiera llegar.

—Hola, Pansy —la saludo, intentando sonar calmado, aunque por dentro estaba hecho un lío.

—Potter, ¿qué haces aquí? —pregunta Pansy, con una mirada que destilaba enfado.

—Necesito hablar con Draco —respondo, tratando de mantener la firmeza en mi voz—Si me permites...

Intenté rodearla, pero ella se movió rápidamente para bloquearme.

—Escucha bien, Potter —dice Pansy, con voz baja pero cargada de veneno—Mantente alejado de Draco, ¿entendido?

Draco Malfoy y la Magia de los Retratos [Harco] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora