Capítulo 10

5.3K 546 233
                                    

11 de abril de 1995

Salgo del expreso a Hogwarts y el aire frío de la estación me golpea la cara, trayendo consigo un aroma a lluvia reciente. Al bajar los escalones, veo a Sirius y al profesor Lupin esperándonos bajo la tenue luz del sol. 

A mi lado, Harry carga mi baúl, un gesto que encuentro innecesario. Podría haberlo guardado en mi bolso de Dragón encantado, pero algo en mí decidió no hacerlo.

—¿Cómo estás, Draco? —saluda Sirius con una sonrisa amplia y cálida, abriéndose paso hacia mí antes de atraparme en un abrazo. Lo hace con una rapidez tal que apenas tengo tiempo de reaccionar. Suelta sus brazos antes de que pueda apartarlo o rechazar el gesto, y me deja con una sensación extraña.

—Bien—murmuró con una sonrisa.

Sirius se gira hacia Harry con la misma energía contagiosa. Con un simple movimiento de su varita, los baúles se encogen hasta convertirse en pequeños cubos que desaparecen en su túnica.

—Déjame ayudarte con eso, Harry —dice. 

—Gracias, Canuto —responde Harry, sonriendo mientras da un paso hacia su padrino para envolverlo en un abrazo más largo. 

El profesor Lupin, que hasta entonces había estado observando en silencio, decide intervenir, alborotando con suavidad el cabello siempre rebelde de Harry.

—¿Cómo has estado, Harry? —pregunta Lupin con su habitual tono calmado, la clase de voz que uno podría escuchar mientras se acomoda junto al fuego en una noche tranquila.

—Bien, profesor Lupin —responde Harry con una sonrisa, separándose de Sirius para dirigirse hacia Lupin. El respeto y la admiración en los ojos de Harry son claros.

Lupin sonríe con ternura antes de corregirlo. 

—Dime Remus, Harry —insiste, como quien extiende una mano en señal de confianza, antes de girarse hacia mí. —Tú también, Draco —añade, su sonrisa amable pero con una chispa de algo que no logro descifrar del todo.

—Está bien, Remus —contesto con una inclinación de cabeza, intentando no mostrar la leve desconfianza que surge en mi interior. Hay algo en este hombre lobo, algo en la relación entre él y mi padrino que no termina de cuadrarme.

Un silencio cómodo se instala por unos momentos antes de que Sirius lo rompa, como siempre.

—Es hora de irnos —dice con una sonrisa ancha, que casi parece un reflejo de su forma animaga. Si hubiera sido un perro en este momento, seguramente estaría moviendo la cola con entusiasmo.

—Sí, se está haciendo tarde —concuerda Remus, extendiendo una mano hacia Harry, quien la toma sin vacilar. En un parpadeo, ambos desaparecen, dejando solo una ligera brisa en el lugar donde estaban.

Sirius coloca sus manos en mis hombros, sus ojos brillan con una energía casi juvenil, y me guiña un ojo.

—Vámonos, Dragón —dice con ese tono que no deja espacio a la duda, y antes de que pueda responder, el mundo se desvanece a nuestro alrededor.

—Vámonos, Dragón —dice con ese tono que no deja espacio a la duda, y antes de que pueda responder, el mundo se desvanece a nuestro alrededor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Draco Malfoy y la Magia de los Retratos [Harco] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora