Capítulo 4

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Buckbeak desciende en picada hacia el claro del bosque donde se realiza la clase, su vuelo majestuoso se convierte en una experiencia inolvidable. Me siento eufórico, con una sonrisa amplia que no puedo controlar, sintiendo una mezcla de adrenalina y asombro. 

El vuelo no es tan veloz como en una escoba, pero la sensación de libertad es igualmente espectacular. Al descender, me deslizo del lomo del hipogrifo con una mezcla de alivio y entusiasmo, acariciando suavemente su pico y las mejillas cubiertas de plumas. Es sorprendentemente encantador.

Al levantar la vista, noto una mirada intensa clavada en mi espalda. Me giro para encontrar los ojos de Harry Potter, llenos de curiosidad y admiración. Mi rostro se enrojece ligeramente bajo la mirada de esos ojos esmeralda, y no puedo evitar sonreír de nuevo, aunque trato de desviar la mirada hacia Buckbeak. 

—Eres muy lindo —digo en voz alta, dirigiendo mis palabras hacia Harry, pero volviendo a concentrarme en el hipogrifo, buscando distracción en sus ojos.

—Excelente, señor Malfoy. Diez puntos para Slytherin —anuncia Hagrid con una sonrisa, antes de dar por concluida la clase. —Como tarea, deben entregar un ensayo de quince centímetros sobre cómo montar a un hipogrifo. 

Mis amigos se alejan sin esperarme, visiblemente molestos. Me inclino para recoger mi mochila, pero Buckbeak me detiene, atrapando mi túnica con su pico y reteniéndome con una firmeza inesperada.

—Vamos, Buckbeak, sé un buen hipogrifo y déjame ir —le susurro con la voz más suave y persuasiva que puedo. Intento acariciar su pico con cariño, pero no parece funcionar. Miro a Hagrid, que está charlando despreocupadamente con el trío de oro— ¡Profesor! —grito, pero no me hace caso— ¡Profesor! —exclamó con más fuerza.

—¿Qué sucede? —pregunta sorprendido de verme aun a lado de Buckbeak. 

—¿Podría decirle a Buckbeak que me deje ir, por favor?—susurro suavemente. 

Siento los ojos del trío dorado sobre mí, pero los ignoro. Hagrid se acerca para sacar el pico del pollo de mi túnica y, de su inmenso abrigo, saca una cuerda que coloca alrededor del cuello del hipogrifo, atándolo firmemente a un árbol grueso.

Buckbeak me observa con ojos que parecen de cachorro perdido, y mi corazón se ablanda ante su mirada. Me acerco con suavidad y le doy un beso en el pico, murmurando

—Maldito pollo. ¿Por qué tienes que ser tan encantador?

Me doy la vuelta para recoger mi mochila, encontrándome con la incredulidad pintada en los rostros de Harry, Hermione y Ron. Ignoro sus miradas mientras reúno mis cosas. 

—Fue una excelente clase, profesor —digo, haciendo una ligera reverencia hacia Hagrid y Buckbeak antes de dirigirme a mi siguiente clase.

Siento la mirada fija de Harry en mi espalda, y aunque trato de concentrarme en mi camino, no puedo evitar la sensación de esos ojos esmeralda siguiéndome, brillando intensamente, como estrellas en la oscuridad.

Siento la mirada fija de Harry en mi espalda, y aunque trato de concentrarme en mi camino, no puedo evitar la sensación de esos ojos esmeralda siguiéndome, brillando intensamente, como estrellas en la oscuridad

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Draco Malfoy y la Magia de los Retratos [Harco] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora