Narrador
Al oír el crepitar del fuego, sus párpados temblaron ligeramente mientras sus ojos se ajustaban a la luz del día. Con un suspiro profundo y un perezoso estiramiento, Kimura bostezó prolongadamente antes de abrir por completo los ojos y encontrarse con la mirada de Ziven fija en ella.
"Buenos días." Murmuró la chica recostando su espalda nuevamente entre las plumas blancas de su esposo recibiendo un asentimiento de su parte.
"Hasta que despiertas." Aquella queja despejó la mente de la peliverde, quien de inmediato reconoció la voz de su amigo. Por lo tanto, se levantó del suelo y se apartó del cuerpo del águila que obstruía mayor parte de su visión de los alrededores.
Sentado frente a la fogata y usando solamente la toalla que anteriormente le había entregado para que cubriera su cintura, Bakugo mantenía un semblante serio mientras observaba las llamas envolver gran parte de lo que parecía ser el cuerpo de un tigre.
"Come fruta, la carne estará lista dentro de poco." Posicionándose frente a ella para acaparar su atención, Muir tomó ambas manos de su hembra y le entregó algunas de las frutas que había recolectado.
"Gracias... Pero es momento de que conozcan a los demás, no tardaré mucho en volver." Mencionó _____ algo preocupada del cómo se encontrarían sus demás esposos y esperando que no se hubieran puesto a pelear entre ellos.
"Yo te llevo." El macho aceptó de inmediato, a pesar de su desagrado por la idea de conocer acerca de las otras bestias. Sin embargo, sentía la necesidad de confirmar el poder de los otros, especialmente el de las serpientes.
A pesar de la insistencia de las dos águilas, la joven adolescente rechazó de manera rotunda la ayuda que le ofrecieron. Luego de explicarles de manera rápida acerca de la existencia del Espacio que le otorgó el Dios de las Bestias, Kimura desapareció del bosque dejando aún con dudas a los machos.
Frente a la entrada de su hogar, la chica, aún cansada, suspiró mientras miraba las dos manzanas y el racimo de uvas en sus manos. Justo antes de alzar la vista, los brazos de uno de sus maridos la rodearon, y al instante siguiente se encontró en el aire, permitiéndole ver de cerca el rostro de Mitchell.
"¿Quiénes son?" Preguntó de inmediato el escorpión al percibir el intenso olor a sexo aún presente en el cuerpo de su compañera.
"Entrarán después, primero quería ver cómo estaban ustedes." La ojiverde respondió intentando ocultar su nerviosismo, especialmente al darse cuenta de que sus otros esposos estaban alrededor y que la mayoría tenía el rostro fruncido, por lo que la adolescente tragó en seco.
"¿Fue el dragón?" Esa pregunta la dejó completamente desconcertada, ya que no entendía a qué se refería Kaiser cuando pensaba al principio que estaban enojados con ella.
"Sabía que ese macho era un problema, debí matarlo antes de que se recuperara." Continuó hablando Killian con evidente irritación, dejando a su compañera perpleja por sus palabras. Pero cuando el reptil se dio cuenta de que había hablado en voz alta, el doctor ya había captado la atención de ella.
"No debes hacer esfuerzo con el brazo, quédate quieta mientras preparo la medicina." Dijo Harvey con notable preocupación en su rostro al notar el gran moretón de color morado en el brazo derecho de su hembra.
"Realmente estoy bien." Volvió a protestar Kimura tratando de calmar a sus parejas porque a pesar de que apenas se había percatado de dicho golpe, no trataba de una herida por la cual ella se llegaría a preocupar normalmente. Sin embargo, Mitchell haciendo caso omiso continuó cargando en sus brazos a su testaruda hembra que sólo le gustaba meterse en problemas.
"No te daré un cristal hoy, enfrentarte a un macho es peligroso." Mencionó Kaiser con ambos brazos cruzados manteniendo un rostro serio.
"Tú lo despertaste." Se quejó _____ enseguida; no obstante, para su sorpresa, la serpiente negra esbozó una sonrisa.
"Sí fue él." Dijo con calma Kaiser con su vista fija en aquel moretón, dejando a la joven sin palabras ya que hasta cierto punto era cierto.
"Sólo fue un mal aterrizaje." Comentó la chica queriendo restarle importancia. "Debo de traerlos, terminando de comer hay que continuar con el trayecto." Volvió a decir la peliverde para cambiar de tema.
"Me dejaste encerrado y ya te quieres alejar de mi de nuevo." En voz baja Mitchell se quejó al mismo tiempo que besaba el cuello de su pareja buscando eliminar el aroma de los otros machos.
Ignorando las acciones del escorpión, Kaiser mencionó que se haría cargo de ellos. En ese momento, Kimura intervino de inmediato, señalando que los otros dos machos eran águilas, algo que las bestias ya sabían gracias a su agudo sentido del olfato. No obstante, lo que intrigó a la serpiente negra fue el comentario de su compañera sobre Ziven, afirmando que también había superado las cuatro marcas.
Con el regreso del doctor, Kaiser y Curtis aprovecharon la distracción de su pareja para abandonar el lugar, ahora que tenían libertad para entrar y salir sin problemas. Dejando a Killian a cargo de entretener a la ojiverde mientras ellos estaban fuera.
Para cuando _____ se percató de la ausencia de las dos serpientes, la joven adolescente se cubrió su rostro en derrota con su mano izquierda, ya que ninguno de sus esposos le permitía usar el brazo derecho, reflexionando sobre el resultado de la combinación de Curtis y Muir.
"Estarán bien, después de todo también son tus machos." Mencionó Killian tratando de calmar a su pareja más bajo aquella mirada, la bestia flotante entendió que sus anteriores palabras no las había olvidado. "Lo siento... Odio que le prestestes atención a los demás." Murmuró el chico apartando la mirada al ser consciente de que era imposible tener toda la atención de su compañera para sí mismo.
"Haré lo mejor que pueda para repartir mi tiempo con todos, más no conseguirás mi cariño si matas a mis otras parejas." Kimura expresó con seriedad, manteniendo contacto visual con Killian. "Aplica para todos." Continuó al mismo tiempo que observaba cómo se acercaban los demás ahora que habían entrado todos al espacio.
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The Queen of Beasts | Rayita X BNHA/BATB Harem
FanfictionLa vida estudiantil era divertida e intensa, entrenamientos constantes para lograr el sueño de todo joven de volverse héroe, salidas y fiestas entre amigos como también fallidos intentos de llamar la atención del chico popular del salón. Su vida en...