La vida estudiantil era divertida e intensa, entrenamientos constantes para lograr el sueño de todo joven de volverse héroe, salidas y fiestas entre amigos como también fallidos intentos de llamar la atención del chico popular del salón.
Su vida en...
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Narrador
Para una bestia errante como él que desconoce lo que son los sentimientos y emociones, Mitchell se sorprendió de la abrumadora e irresistible sensación que producía el unirse en cuerpo a una hembra llegando a entender así un poco más la fascinación de aquellos hombres bestia que daban sus vidas por sus parejas sin siquiera dudarlo.
El poseer entre sus brazos a una suave y delicada hembra dispuesta a aceptarlo todavía le parecía algo increíble de creer, pero la prueba de ello se mostraba frente a sus ojos, su marca de escorpión posaba sobre el pecho cerca del corazón de su ahora compañera.
Sin pensarlo el rey acarició aquel símbolo que los unía recibiendo una leve protesta por parte de su pareja que continuaba durmiendo, pero Mitchell sonrió sin darse cuenta, pues observando las diversas marcas rojas que él dejó en su cuerpo le recordaban la intensa actividad que tuvieron la noche anterior dónde aún seguía algo aturdido por el hecho de resistir el impulso de lastimarla con su aguijón, pero que al final agradecía.
Aunque ahora el Rey Escorpión no deseara separarse de su compañera sabía que debía ir a cazar al no estar dentro de la Ciudad de las Flamas dónde podría ordenar fácilmente a otras bestias a que trajeran alimento para su hembra y a pesar de que las frutas que recolectó el día anterior no fueron consumidas, Mitchell pensó que lo mejor sería traer otras más frescas.
Con una nueva resolución en mente el hombre bestia recostó a su pareja entre la pila de pieles para que siguiera descansando, más el ceño fruncido en el bello rostro de la chica fue notado por el escorpión que luego de apreciar una última vez su grandioso trabajo abrió la boca de su compañera e introdujo una esmeralda observando cómo los pequeños moretones desaparecían de su piel y su cuerpo se relajaba al mismo tiempo.
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"Ahora vuelvo mi hembra." Mencionó en voz baja Mitchell sin querer despertarla mientras cubría su desnudo cuerpo con un par de las pieles y alejándose de ella luego de lamer aquellos dulces labios que ya no se encontraban hinchados como antes.
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