⋒ 36 ⋒ Malentendidos

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Narrador

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Narrador

Después de reflexionar un tiempo, Kimura había optado por hacer uso de las velas, una solución práctica y discreta que se podía esconder fácilmente en caso de visitas inesperadas. La instalación de paneles solares habría llamado demasiado la atención y la joven adolescente no deseaba atraer miradas curiosas.

Utilizar una linterna también parecía ser una buena idea para poder desplazarse sin problemas durante la noche y mientras las velas serían colocadas en la sala principal, resto de las habitaciones podían ser iluminadas con lámparas de batería.

Al momento que Winston regresó a casa, la bestia se acercó a su compañera con pasos firmes y arrodillándose a su altura debido a que ella se encontraba sentada en el suelo, le ofreció una esmeralda. Sin vacilar, _____ aceptó la gema, pues estaba acostumbrada a consumirlas por lo que no se percató de la sonrisa en el rostro de su esposo.

Perdida en sus pensamientos, Kimura había estado considerando en poner una cerca alrededor de la propiedad para mayor seguridad y así poder criar animales. Al compartir su idea, Winston se ofreció inmediatamente para encargarse de ello. Su entusiasmo era contagioso, y la peliverde decidió no utilizar su kosei para esta tarea, después de todo el decorar la casa era su único plan del día, así que dejó que su tigre se entretuviera con ese proyecto.

También sugirió que el animal que debían atrapar para criar eran las pequeñas aves y así poder recolectar sus huevos. Los lobos Bart y Shuu, se mostraron curiosos acerca de su deseo de cuidar a estas aves, considerando que eran abundantes y fáciles de encontrar.

Sin embargo, estaban decididos a complacerla ahora que su padre, el Rey de los Lobos, les había concedido cinco días de descanso al saber que ya tenían una hembra a la que cuidar y si su pareja deseaba tener esas aves, ellos harían todo lo posible para cumplir su deseo.

Notando el esfuerzo de sus maridos, la joven estaba más que satisfecha ya que simplemente debía decir lo que deseaba y ellos se encargaban del resto. Ejemplo de ello era como Killian y Harvey se unieron a Winston para terminar la cerca lo más rápido posible y Curtis saliendo de la casa con varias cuerdas en mano para igualmente ir a cazar gallinas.

Tarareando felizmente su canción favorita, Kimura continuó con sus compras en línea, adquiriendo principalmente estantes, libreros, un comedor y una tina, todos hechos completamente de madera para mantener el ambiente rústico de la casa puesto que el uso de metales no solo sería ilógico en su entorno, sino también difícil de explicar en caso de ser necesario.

Por el momento ella no necesitaba que todo estuviera completamente decorado, ya que la mansión dentro del Espacio contaba con todas las comodidades que deseaba. Sin embargo, estos muebles de madera añadían un buen toque hogareño y cálido a la casa.

"¿Qué era eso?" Preguntó Kaiser, sus labios rozando suavemente la piel de su cuello mientras hablaba, logrando distraer a la ojiverde que no pudo terminar de ver toda la sección de cocina debido a las caricias de su macho.

Sorprendida y algo confundida, _____ apartó la vista de la tablet para mirarlo percatándose así que todos sus esposos sin incluir a los tres que fueron a cazar gallinas, se encontraban presentes en la sala.

"Déjala en paz imbécil, sólo es una maldita canción." Comentó Bakugo con evidente enojo en su voz manteniendo ambos brazos cruzados.

"¿Qué es una canción?" Cuestionó Killian aun sosteniendo en su brazo izquierdo dos troncos de madera que había cortado previamente.

"Más que nada son palabras cantadas acompañadas de diversos sonidos y puedes contar historias o expresar como te sientes." Mencionó Kimura con una sonrisa en su rostro, calmando a los machos que habían llegado a malinterpretar aquel sonido.

Habiendo aclarado el tema, todos regresaron a sus actividades y Muir junto a Kaiser, se dispusieron a acomodar los muebles recién comprados de acuerdo a las instrucciones de su compañera. Únicamente Ziven y Katsuki permanecieron en silencio observando los alrededores sin mucho que hacer.

Para el cenizo, la situación actual no sólo era una completa locura. Trataba de algo que seguía sin poder comprender al no encontrarle lógica alguna a la existencia de distintos dioses, dimensiones y una supuesta gran guerra la cual detener.

El joven aspirante a héroe realmente deseaba que todo fuera un mal sueño, pues le resultaba incómodo el ver la nueva manera en la que su amiga actuaba y no entendía cómo tener sexo con distintas bestias ayudaría a evitar la muerte de millones de personas.

Cuando la peliverde volteó a mirarlos, la joven simplemente llamó a la gran águila blanca para que se acercara, ya que ella no planeaba hacer trabajar a Bakugo en lo absoluto cuando ella es la responsable de haber involucrado a su amigo, o mejor dicho, esposo, dentro de todo este caos y ofrecerle espacio para que pudiera organizar sus ideas era lo mejor que podía hacer por él de momento.

Por otro lado, era obvio cómo Ziven continuaba renuente a cambiar de forma cuando ella se encontraba presente y sin mayor remedio, Kimura le entregó a la gran ave un uniforme negro en conjunto a una chaqueta blanca lo que debería ser capaz de cubrir casi todo su cuerpo.

Sin pensarlo mucho, la ojiverde le explicó a la gran ave cómo se debían utilizar dichas prendas, olvidando por completo el significado que implicaba entregar una piel a un macho, por lo que nuevamente los ojos curiosos de sus otros esposos se hicieron presentes.

"Anda, pruébatelo. Si luego tienes problemas con los botones yo te ayudo." Dijo la chica a la bestia que comenzó a frotar su cabeza sobre su abdomen para demostrar lo feliz que se encontraba por el regalo.

Ignorando completamente el enojo de los otros machos, a Ziven le resultó difícil alejarse de su hembra después de recibir la prenda. Solo cuando sintió la amenaza de la serpiente negra, el águila supo que no debía perder tiempo. Tomando la extraña piel con su pico, se retiró rápidamente a la habitación del baño al ser la más cercana.

Un poco nerviosa de saber si realmente había seleccionado la talla correcta, Kimura esperó un par de minutos moviendo ligeramente los pies de un lado a otro, considerando incluso si debería entrar a ayudarlo al ser una prenda que hasta cierto punto es complicada a los estándares del mundo de las bestias.

Sólo al escuchar un extraño ruido, la joven no dudó en entrar al baño. Allí encontró a su esposo en el suelo, con la espalda contra la pared y el ceño fruncido, observando los botones. Los únicos tres botones que la bestia había logrado abrochar no estaban en la posición correcta.

La risa de su hembra captó la atención del macho que pronto desvió la mirada al estar apenado por no haber logrado ponerse bien la prenda y al percatarse que ella se acercaba, Ziven permaneció quieto en su lugar observándola.

Al agacharse frente a él, la joven desabrochó la playera dejando al descubierto el marcado cuerpo de la bestia que sin duda se trataba de una buena vista para la adolescente puesto que ella no vaciló en deslizar sus dedos sobre el cuerpo de su esposo.

En todo momento el corazón del águila latió con fuerza, pera aquella mirada de su compañera era algo que deseaba continuar viendo de manera seguida, por ello incluso si no se sentía del todo cómodo al mostrar las heridas de su cuerpo, le impidió a Kimura terminar de cerrar la prenda.

En todo momento el corazón del águila latió con fuerza, pera aquella mirada de su compañera era algo que deseaba continuar viendo de manera seguida, por ello incluso si no se sentía del todo cómodo al mostrar las heridas de su cuerpo, le impidió a...

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The Queen of Beasts | Rayita X BNHA/BATB HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora