Capítulo 74 - Por Favor, Dadme Un Heredero, Majestad.

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Rosemond se aplicó el maquillaje con una expresión más sombría de lo habitual. 

Esta nocheera la única noche en la que su destino sería determinado. 

Las criadas estaban muy ocupadas,pero sabiendo que esta noche era de suma importancia para la dama, no se quejaron ni unasola vez. 

Después de tres largas horas, los preparativos estaban completos, y Rosemond se mostrósatisfecha. 

Todo estaba perfecto. 

"¿Dónde está el vino y la medicina?" 

Le preguntó a Glara. 

Como si estuviera esperando que ella preguntara, Glara mostró ambos artículos en susmanos. 

Rosemond asintió con la cabeza mientras otra criada envolvía todo su cuerpo con unchal negro. 

"¿Está segura de que Su Majestad está en el Palacio Central en este momento?" 

Rosemondconfirmó una vez más. 

Se sentiría decepcionada de haber ido al Palacio Central sólo paradescubrir que él no estaba allí. 

Glara asintió con la cabeza para disipar sus preocupaciones. 

"Lo he confirmado, mi señora. No tiene que preocuparse." 

"Bien". 

Rosemond respiró profundamente para relajarse antes de salir del Palacio Bain, con sustacones escarlata golpeando el suelo. 

Eran alrededor de las 10:00 P.M. 

Afortunadamente,como estaba oscuro, su atuendo no llamó mucho la atención de los transeúntes. 

"Su Majestad, la marquesa Ethylaire ha venido a verle".

Anunció un sirviente. 

En ese momento, Lucio estaba atendiendo los asuntos de estado como de costumbre. 

Suslabios fruncieron el ceño tan pronto como supo quién era su visitante. 

Desde su pelea en laterraza, Lucio no se había enfrentado a Rosemond ni una sola vez. 

Justo cuando estaba apunto de despedirla del palacio, oyó que no había más remedio que hacerla la concubinaoficial del emperador. 

Rosemond, vestida con el chal negro, entró en la habitación.

"Saludos a Su Majestad, el Emperador. Gloria al Sol del Imperio". 

"¿Qué te trae por aquí?" 

Le preguntó fríamente. 

Rosemond no se asustó en absoluto, ytranquilamente se acercó a una mesa y dejó una botella de vino. 

Sus labios de color áspero setransformaron en una sonrisa encantadora. 

"Me preguntaba si podrías tomar una copa de vino conmigo esta noche." 

"...Estoy muy ocupado. Regresa."

"Qué frío".

Gritó Rosemond, pero el comportamiento gélido de Lucio no cambió. 

Sintiéndoseun poco herida por su actitud, jugó su carta de triunfo.

"Como un acto final de bondad hacia su antigua amante, por favor comparta un tragoconmigo." 

"..." 

"¿Por favor?" 

"...Haah." 

Con un gran suspiro, Lucio se acercó a la mesa y se sentó. 

Dama A ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora