"La señorita Raphaella del marqués Bringstone, la señorita Greta del conde Arjeldo, la señorita Barbara del marqués D'ival, la señorita Patrizia del marqués Grochester y, por último, la señorita Tricia del duque Vasi. ¿Por qué querías que te dijera eso?"
Dijo un hombre con desaprobación
La mujer que lo había estado escuchando le sonrió de forma encantadora.
"¿Por qué?"
"¿No se me permite preguntar?"
"¿Por qué querías saberlo?"
"¿Por qué no?"
Dijo la mujer con indiferencia.
"¿No debería tu amante conocer los nombres de las candidatas a reina?"
Rosemond siempre llenaba sus oídos con dulces palabras y a menudo las cosas acababan de esta forma, pero su lado caprichoso era parte de su encanto.
El emperador Lucio sonrió de forma gentil.
"¿Por qué? ¿Estás celosa?"
"¿Acaso eso importa? Solo soy una amante sin nombre".
Respondió Rosemond con una mueca.
Rosemond había estado a su lado desde hace casi un año, pero no había sido reconocida como una concubina oficial, debido a que el puesto de reina seguía vacante.
"Te daré el título de concubina tan pronto como la reina sea elegida."
Dijo Lucio con voz comprensiva.
"¿Eso será suficiente para ti?"
"... No lo sé."
Respondió ella.
La verdad era que Rosemond no tenía ningún problema con su posición actual, pero decidió pretender que estaba enojada.
No recordaba desde hace cuánto tiempo había estado con Lucio.
"Sabes que eres a la única que quiero."
Dijo Lucio con voz coqueta.
"No lo sé. Tienes que expresarlo mejor."
Dijo Rosemond enfurruñada.
"Su Majestad Lucio, yo no tengo un título e incluso las sirvientas me ignoran. No tienes planeado dejarme de esta forma para siempre, ¿Verdad?"
La expresión de Lucio lucía atormentada por sus palabras.
"¿Quién te está tratando de esa forma?"
Dijo con voz feroz.
Una sonrisa apareció en la cara de Rosemond.
No había sirvienta lo suficientemente descarada como para ser tan irrespetuosa con la amante que había estado con el Emperador desde hace un año.
Por supuesto, el Emperador Lucio no sabría sobre este hecho.
Rosemond se aclaró la garganta y rápidamente cambió de tema.
"Entonces, ¿Es una promesa? Me pone triste ser ignorada."
"No te preocupes, Rose."
Murmuró Lucio, mientras acariciaba el cabello rosa de Rosemond.
"Puede que seas una baronesa, pero, al final, serás reina."
"Oh, Dios."
La cosecha fue mucho mejor de lo que Rosemond esperaba.
La boca de Rosemond comenzó a ancharse hasta formar una gran sonrisa y dejó escapar una pequeña risa.
Nunca esperó que Lucio abordara el tema del puesto de reina.
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Dama A Reina
FantastikHace mucho tiempo, vivieron un par de hermanas gemelas muy unidas. Aunque eran muy diferentes, su amistad complacía a sus padres y las dos hermanas siempre se cuidaban mucho mutuamente. Su pacífica rutina pronto comenzó a cambiar cuando la gemela ma...