Capítulo 109 - Te Nombro Cómo La Nueva Reina Del Imperio Mavinous

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Historia Alternativa 1 - Los Muertos Viven En Los Recuerdos De Los Vivos

Rosemond Mary La Phelps había estado últimamente por las nubes.

Eso era porque su mayor enemiga política, la antigua reina Petronilla, había sido ejecutada recientemente.

Ningún noble en su sano juicio trataría de poner a alguien más que Rosemond como la nueva reina.

Por ende, a menos que algo inesperado pasara, Rosemond sería nombrada reina de Mavinous.

La posición que había deseado por tanto tiempo, tanto que incluso se preguntaba si la felicidad que estaba por venir había valido todo el dolor que había sufrido.

"¿Cuándo anunciará El Emperador a la nueva reina? Glara, él no va a dejar ese puesto vacío por mucho tiempo, así que, probablemente lo anunciará pronto, ¿No?"

"Tiene razón, señorita Phelps."

La expresión de Rosemond se endureció ante las palabras de Glara.

"Glara, ¿No deberías ya estar refiriéndote a mí como su Majestad? Si no puedes arreglar ese hábito, entonces supongo que no vas a necesitar lengua. ¿Acaso tendré que cortarla?"

Las rodillas de Glara temblaron de terror.

"Lo- lo siento, mi se... no, su Majestad. Fui una ignorante... Perdóneme."

Rogó Glara.

Rosemond suspiró con arrogancia, luciendo lo suficientemente complacida.

"Bien. Tienes que ser más cuidadosa con lo que dices de ahora en adelante, Glara. ¿Entendido?"

"Sí, su Majestad. Me aseguraré de ello."

"Sí. Espero que lo hagas."

Solo entonces Rosemond estuvo satisfecha y comenzó a limar sus uñas con una expresión relajada.

"Quizás su Majestad tenga algo que decirme. ¿Te parece si vamos al Palacio Central?"

***

Sin embargo, cuándo Rosemond llegó al Palacio Central, descubrió noticias poco satisfactorias.

"¿A qué te refieres con qué no puedo entrar?"

Exigió Rosemond.

"Su Majestad está... muy cansado ahora."

Respondió una dama de compañía.

"Pero es de día."

"Su Majestad dijo que se sentía muy cansado y que tomaría una siesta. Señorita Phelps, lo siento, pero su Majestad ordenó que no la dejáramos entrar."

"¿Qué?"

Chilló Rosemond.

Esto no debería estar pasando.

"Soy la persona que se convertirá en la reina de su Majestad. ¿Pero no me dejarás entrar?"

"No desafiaré las órdenes del Emperador. Lo siento, mi señora."

"...¡Agh!"

Un ruido familiar vino desde el interior de la habitación.

La expresión de la dama de compañía se contorsionó, mientras la de Rosemond se iluminó.

Esa era su oportunidad.

Rosemond miró expectante a la dama de compañía, quien bajó su cabeza por la vergüenza.

Rosemond habló con voz suave.

"Su Majestad está teniendo otra pesadilla."

"...Entre, por favor."

Dama A ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora