Después de que el banquete terminó, Patrizia se retiró a su habitación con el cuerpo adolorido.
Aunque se esforzó para que esta noche fuese un éxito, aún estaba nerviosa por cualquier variable desconocida.
Afortunadamente, evitó el intento de Rosemond de sabotearla, y las invitadas quedaron satisfechas.
Pero aun así estuvo cerca.
Aunque Patrizia regresara al pasado, seguía siendo ella misma, no Petronilla.
La información disponible para ella era limitada, y no tenía idea de qué más pasaría en el futuro.
El hecho de que regresara al pasado no era una ventaja, sino un catalizador para que fuera aún más cautelosa.
Sin embargo, seguía siendo una innegable ventaja tener una nueva oportunidad de cambiar el futuro, así como ser más cuidadosa con todo lo relacionado con Rosemond.
Necesitaba seguir centrando sus esfuerzos en seguir todos los movimientos del Palacio de Bain.
Patrizia soltó una fuerte exhalación, y Raphaella se acercó a su lado.
"Parece cansada, Su Majestad."
"Sí, estoy cansada, señorita Raphaella. Hoy he hecho muchas cosas."
"Esa impertinente e imprudente concubina casi te mete en problemas", -dijo Raphaella con los dientes apretados.
"¿Cómo pudo siquiera pensar en hacer eso? Podría haber empezado una guerra cambiando la carne de cerdo a los invitados de un país que no come cerdo. Si el plan de la señorita Phelps se hubiera cumplido, no hubieras sido la única que saldría herida. El Emperador también saldría perjudicado".
"Lo sé. Por eso la detuve. De todas formas... no pasó nada."
"Esta vez".
Raphaella entonces chasqueó su lengua y se sentó al lado de Patrizia, luego habló con una voz impaciente.
"Su Majestad, ¿No va a contarle al Emperador sobre esto? Podría quitarle el título de baronesa."
"Nada cambiará, aunque se entere de ello. No haré público este problema con Su Majestad mientras sea irracional. Necesita preocuparse por este país antes que por la señorita Phelps, pero por el momento no entenderá que su imprudencia está causando problemas".
"Ja. En efecto."
Raphaella suspiró de frustración.
Era una buena oportunidad para exponer a Rosemond, pero el tema era demasiado delicado para hacerlo público.
No tuvieron más remedio que encubrirlo.
Al menos Patrizia le había dado una advertencia a Rosemond por el momento.
De repente, la voz de Mirya interrumpió su conversación.
"Su Majestad, Su Majestad el Emperador está aquí."
Patrizia y Raphaella intercambiaron miradas sorprendidas.
¿Estaba él aquí para escuchar la historia de Patrizia?
Patrizia esperaba nerviosa mientras Lucio entraba por la puerta abierta, mientras que Raphaella se levantaba de su asiento y se inclinaba ante él.
"La humilde espada saluda a Su Majestad el Emperador. Gloria al Sol del Imperio".
Después de eso, Raphaella salió de la habitación sin mirar atrás.
No estaba segura de poder contenerse de decir algo grosero en la cara del Emperador.
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Dama A Reina
FantasíaHace mucho tiempo, vivieron un par de hermanas gemelas muy unidas. Aunque eran muy diferentes, su amistad complacía a sus padres y las dos hermanas siempre se cuidaban mucho mutuamente. Su pacífica rutina pronto comenzó a cambiar cuando la gemela ma...