Capítulo 51 - No Te Vayas

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Como era de esperar, había varias criadas frente a la sala de donde emanaba el sonido, talvez tres o cuatro como máximo. 

Todas eran doncellas mayores que servían al Emperador. 

Patrizia caminó hacia ellas con una expresión decidida en su rostro. 

Cuando las doncellasvieron su presencia, sus ojos se abrieron de par en par y se inclinaron rápidamente. 

"Su Majestad... esta habitación..." 

Estaban temblando. 

Una tormenta de emociones se arremolinaba dentro de Patrizia. 

Deninguna manera... realmente... 

'¿Mi suposición era correcta?' 

Patrizia tomó un breve respiro, y luego hizo la pregunta que abriría la caja de Pandora. 

"¿Está Su Majestad... aquí?" 

"..." 

No dijeron nada. 

Por supuesto que no lo hicieron. 

¿Qué podrían decir en esta situación? 

Patrizia pasó junto a ellas y abrió lentamente la puerta. 

El sonido del llanto se entrelazaba conel crujido de las bisagras.

 Kiiiig 

"¡Aaaaaugh!"

Los ojos de Patrizia cayeron en una visión terrible. 

El emperador, en pijama, sollozaba en lahabitación. 

No, ese sollozo no era del todo correcto. 

Estaba... llorando. 

Como un loco. 

"... Cierren la puerta".

Les ordenó Patrizia a las criadas que salieran.

"Su Majestad..." 

"Ahora".

Dijo con firmeza, y la puerta se cerró un momento después.

Patrizia sintió unapequeña sensación de alivio. 

No se podía permitir que esta extraña escena se filtrara. 

"..." 

Ella miró al hombre que lloraba histéricamente ante ella. 

Lucio Carrick George de Mavinous. 

El hombre que era su marido. 

El Emperador de esta nacióny el Sol del Imperio, estaba en el suelo llorando como un lunático. 

"Su Majestad".

Gritó Patrizia. 

Trató de detener el temblor de su voz, pero no funcionó.

¿Qué era esto? 

¿Por qué en la tierra? 

En ninguna parte escuchó que el Emperador estabaafligido por crisis psicóticas y a juzgar por su estado mental, era bastante severo. 

¿Cómopodría explicarse esta imagen? 

"Su Majestad".

Dijo Patrizia otra vez. 

Se formaron lágrimas en las esquinas de sus ojos, y suslabios temblaban y sus manos se sentían frías. 

Sí, ella sentía miedo.

Dama A ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora