41

2.3K 169 52
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.








41. UNA INSEGURIDAD





Pasamos muchas horas en su habitación hasta que se le da por preguntar si quería cenar cuando eran pasada las once de la noche y la verdad era que yo algo de hambre tenía, pero le saco la idea cuando propone pedir algo por delivery así que debatimos sobre cuánta hambre tenía exactamente el porque podía armar algo yo misma con lo que tenía en casa y es que cuando me pasaba esto en mi departamento solucionaba la cena con un típico desayuno si no quería salir a comprar o si no quería gastar plata en delivery. Así que después de convencerlo que solía hacer eso cada tanto, Facundo termina accediendo a tomar el desayuno como cena y claramente después de asegurar que el café no sería tan cargado porque no se como se lo tomaría él para dormir, pero por propia experiencia sabía que a mi mucho no me dificulta dormir después de una taza de café con leche.

Llevamos las cosas hacia la mesita que se encontraba en frente de su televisión con la idea de mirar algo mientras “cenábamos” y ahí me doy cuenta que me estaba aceptando solo porque mañana tenía el día libre de todo tipo de entrenamiento. Retomamos la serie de Los Sopranos en donde la dejamos la última vez que estuve acá y a diferencia de la última vez le presto un poco más de atención y raramente comienza atraparme, aunque claro eso significa que alguna que otra pregunta tiró sin poder evitarlo a Facundo quien ya la vio por completa y comenzaba esta segunda vez conmigo. Terminamos viendo dos capítulos que estira la noche hasta las dos de la madrugada donde Facundo larga el primer bostezo así que soy yo la que propone seguir otro día.

—Si queres vamos a dormir... —propongo por lo bajo viendo cómo ahora probablemente con sueño, comenzaba a pestañear más seguido y agregó desde mi punto de vista—. Debes estar muerto.

Facundo sonríe de lado tirando su cabeza hacia atrás cuando tomó la parte de atrás de su cabellos entre mis manos, noto como cierra sus ojos solo confirmándolo y la mano que tenía acariciando mi pantorrilla deja de moverse para darme dos palmadas en el mismo lugar. Abre sus ojos y finalmente gira su cabeza para mirarme, noto como sus ojos estaban cansados, no son los mismos de siempre.

—¿Segura?

Asiento analizando su rostro completo y revolví su cabello con mis dedos.

—Si, yo también ya tengo sueño. —añadí y saque mi pierna de encima de la suya para acercarme a darle un beso en la mejilla.

Cierro mis ojos porque aun podía sentir el olor a su perfume.

—Vamos a dormir.

Soy la primera en levantarse porque quiero ir al baño antes de caminar a su habitación, mientras hago el último pis del día pienso que no me molestaría pasar algunas noches más en su departamento y que no sería tan malo irme a dormir con Facundo Colidio. Ya lavándome las manos pienso en tomar un poco de dentífrico en mis dedos y por lo menos enjuagar mi boca, aunque aún tenía el sabor y la sensación del café en mi boca. También observó que la coleta alta todavía aguantaba a la perfección después de haber estado mucho tiempo en la cama, estiró el cuello de la remera que Facu me dio porque al ser tan grande tendía a irse hacia atrás y lograba molestarme un poco el cuello.

Frenesí | Facundo ColidioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora