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51. ¿JUSTIFICACIÓN
     SUFICIENTE?



La camioneta se detiene justo a las fueras de mi edificio y siento que aún estoy cargada de odio. Actualmente soy un metro sesenta y seis cargada de desprecio por el hombre más estúpido del momento dispuesta a desquitarme con cualquiera que se me cruce en el camino.

—¿En serio no vas a decir nada vos? —lo encaró cansada clavándole la mirada a Tomás

O a quién yo llamé para que se me meta en el camino.

Él me mira arqueando una ceja mientras tenía el codo apoyado sobre la ventanilla.

—¿Qué querés que te diga?

—¡No sé! ¡Algo! —exclamé furiosa y cansada, me dejó caer.

Y a la vez no sabía porque me agarraba con este pobre hombre, éste sí era un pobre hombre.

—No voy a decirte nada Amelia. —declara sin más.

Giró mí cabeza con el mismo enojo para verlo a él casi que sonriendo y no sé si reía de mí. Bueno eso era claro, digo, si se reía era obvio que era por la situación que viví o por lo demente que estaba actuando contra él descargandome con palabras poca afectuosas.

Creo que mí mirada lo obliga a continuar hablando porque noto que su nuez baja y sube para soltar un suspiro por lo bajo pasando al habla.

—Y la verdad es que no sé si deba decir algo porque siento que esto va a terminar como aquella vez que me preguntaste porque borraría un comentario de una foto.... Y claramente en esto también me vas a preguntar por una hipotética situación y yo te voy a tener que responder que claro que no le diría a una chica por el nombre de otra por la simple razón de que no soy un mogólico. —se suelta totalmente.

Me sorprende, o no, de la misma manera, pero más cansado termina:

—Ya tuvimos esta charla, no de la misma gravedad, pero lo tuvimos. No vamos a volver a eso Borche.

Fruncí completamente la cara recordando a qué se refería con la pregunta con la pregunta que pensaba que yo iría a hacer.

—¿Sos tarado? —pregunto seriamente más enojada que antes.

Lo pegaría a él también.

Y reaccionó muy efusiva.

—Una cosa es borrar un comentario de una foto de mierda y otra totalmente diferente es esto.

Tomas abre la boca y la cierra. Duda, observa para el frente y apreta sus labios. Segundos después lo veo como niega levemente la cabeza dejando escapar una sonrisa para volver a mirarme.

—Bueno, pero decime que no me ibas a preguntar si yo ya lo hice alguna vez.

Me lo pregunta mirándome y comprendo porque se estaba riendo, sonriendo, previamente.

Frenesí | Facundo ColidioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora