Era la mañana siguiente, la mezcla de feromonas de alfa le habían causado un enorme dolor de cabeza la noche anterior, por lo que, con mucha dificultad pudo conciliar el sueño.
Bajó a comer y se encontró con su hermano mayor en la mesa frente a su padre.
—¡Dante! ¿En qué momento llegaste?— preguntó mientras corría emocionado a abrazar al alfa.
—Hola pequeño, llegué esta misma mañana.— respondió al omega que se enrollaba en él como un koala.
—¿Cómo te fue en tu viaje?— preguntó curioso.
—Fue una gran aventura, como siempre. Más tarde te contaré con detalle. Por ahora padre me está apresurando para atender unas cosas del reino y conocer a mi futura consejera y mano derecha.— miró en dirección al Rey que se mantenía desayunando en silencio.
—¿Puedo ir con ustedes?— preguntó a su hermano. La idea de volver a ver a Jokebed le hacía querer acompañarlos.
Dante sonrió ante lo extraña que le parecía la petición de su hermano.
—¿Tú quieres acompañarnos a una reunión para hablar de política y asuntos de administración del reino? Siempre dices que esas son cosas aburridas.
—Ehhh... si, pero mi hermano acaba de volver después de un viaje de meses y lo he extrañado mucho.— lo abrazó mientras en su rostro mostraba una expresión nerviosa, que no pasó desapercibida por Dante.
El Rey caminaba fuera del castillo junto a sus hijos, acompañados del consejero real y su hija. Todos se dirigían hacia los establos reales. En el transcurso del tiempo las charlas entre los presentes parecían eternas, Jokebed, la hija de Henry mostraba una gran habilidad y astucia en diversos aspectos, lo que satisfacía al Rey, quien la halagaba por sus conocimientos e inteligencia.
Erick por su parte se encontraba molesto de nuevo con la alfa; ya que ella presentaba la misma actitud distante para con él y ni siquiera se dignaba a sostenerle la mirada por unos segundos. Lo único que recibió fue un saludo de reverencia cuando se encontraron en el palacio.
En un momento, cuando la alfa fue dejada atrás por el grupo, Erick vio su oportunidad y se acercó a ella. La chica acariciaba a un pequeño potrillo que se alimentaba de pasto.
—Entonces... así que tú eres la hija del consejero de mi padre, ¡Vaya que el mundo es realmente pequeño!— dijo con una sonrisa irónica.
Al escucharlo, Jokebed dejó de inmediato lo que hacía y se levantó parándose derecha frente al omega.
—Alteza, así es... Acabo de venir del extranjero y fui capacitada especialmente para servir al futuro rey Dante.
La manera tan respetable y distante en que le hablaba lo desconcertó y molestó, su ceño se frunció ante ello.
—¿Por qué me...
La pregunta del omega fue interrumpida por Henry, quien regresaba a llamar a su hija para que se uniera a la conversación con el Rey.
Los días pasaban, Henry y su hija estudiaban juntos los asuntos administrativos de Volkov. A pesar de que la alfa se mantenía la mayoría del tiempo en el palacio, Erick no había tenido contacto ni conversación con ella. Estaba harto, se sentía un idiota anhelando que pasara algo que cada vez se estaba volviendo más lejano.
¿Qué diablos le pasaba a esa alfa? ¿No se suponía que él le había gustado? ¿No había sido ella quien lo besó primero? ¿Por qué ahora lo ignoraba de tal manera?
Con la furia corriendo por sus venas caminó hacia la biblioteca real, donde estaba seguro que se encontraría la alfa estudiando, como lo hacía todos los días. Abrió la puerta y una vez adentro puso el seguro para no tener interrupciones.
Jokebed que se encontraba sentada frente a una montaña de libros y papeles escuchó el click de la puerta y dirigió su vista hacia donde estaba el omega con un rostro molesto y sus puños apretados.
—Alteza, ¿Qué...
—¡¿Alteza?!— exclamó molesto— ¿Ya no soy precioso?— una sonrisa fingida se formó en sus labios —¿Ahora actuarás así después de lo que pasó en la cascada?
—Alteza, sobre eso yo... me disculpo, realmente no tenía idea de quien era usted. Le juro que algo como eso no volverá a suceder—la voz de la alfa era firme y apenada al mismo tiempo.
—¿No volverá a pasar?— repitió Erick antes de explotar en furia y lanzarse sobre el pecho de la alfa, dando golpes con sus puños cerrados, mientras ella trataba de detenerlos agarrándole de las muñecas.
—¡Eres una alfa tan estúpida! ¡¿Cómo te atreves a hacer eso si después actuarás como si nada hubiese pasado?!— la voz del omega era cada vez más alta. —¿Quién diablos te crees para tomar mi primer beso y luego ignorarme como lo has hecho? Yo creía que te gustaba.
Los ojos del omega se cristalizaron, sollozaba mientras aun era sostenido por Jokebed, quien no sabía cómo actuar ya que no esperaba esa reacción en el príncipe.
—Realmente me gustas— respondió ella tomando entre sus manos el rostro del contrario— Pero eres el príncipe de Volkov, por lealtad a la corona no debo tocarte siendo hija del consejero más cercano al rey.
Erick se lanzó a los labios de la chica, aún no había mejorado su técnica, pero esperaba aprender con la práctica. Sus belfos se movían con suavidad, Jokebed se encontraba embriagada con el aroma de Erick que se había intensificado en el ambiente; y a causa de eso tomó el control del beso sujetando al omega por el cuello. Ella también liberó sus feromonas para que el omega pudiera sentirlas más fuerte.
—Ya me has tocado, ¿Qué harás ahora?— susurró cerca de los labios de la chica al finalizar el beso.
—Vas a volverme loca precioso— sonrió coqueta mientras sujetaba por la cintura al omega para acercarlo más a su cuerpo. Erick se mostró satisfecho al escuchar la forma en que lo volvía a llamar. —Esto está realmente mal ¿Sabías?
—No me importa— dijo subiendo los hombros restándole importancia —Además, no soy el heredero al trono, la atención de mi padre no está sobre mí y no tengo responsabilidades que cumplir.
—¿Así que solo eres un hermoso omega mimado?— preguntó la alfa con una sonrisa ladina, recibiendo un golpe en el pecho por parte del omega que hacía un puchero.
Ella tomó su mano y le dio un beso suave, luego se acercó con delicadeza a los labios del omega, quien cerró los ojos en espera del contacto. En eso Jokebed recordó algo...
—¿Yo fui tu primer beso?— el omega abrió los ojos y frunció el ceño ante la tonta sonrisa burlona que veía en la alfa. La tomó del cuello de la camisa y acercó sus rostros dejándolos a tan solo unos centímetros de distancia.
—¿Por qué no mejor te callas y me enseñas cómo se hace?— la alfa mordió sus propios labios al conocer lo demandante que podía llegar a ser el hermoso omega, no esperó mayor invitación y cerró la distancia entre ambos, tomando los gruesos labios del omega entre los suyos. Usó su lengua para adentrarse a la cavidad del chico y al escuchar un suave gemido maldijo en su cabeza.
Ese omega sería su perdición...
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Futuro Rey
Short StoryErick es un omega de 18 años, segundo en la línea como heredero al trono. Jokebed, una alfa, hija del más leal consejero del rey. Entre ambos nace un amor que se verá interrumpido por las obligaciones de la corona que recaen sobre Erick al volvers...