Capítulo 18

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Jokebed se dirigía de camino a ver al Rey, había decidido mantenerse ocupada para no pensar en Erick, por lo que se hacía cargo de casi todos los pendientes del Reino y salía todo el tiempo fuera del territorio a realizar su labor. Debido a eso no se dio cuenta del estado del omega y de sus largos días de encierro y malestares.

Estaba por llegar al Salón Real cuando fue interceptada.

—Sígueme, necesito hablar contigo. — habló el omega y caminó junto a ella esperando que se acatara su orden.

La alfa fue dirigida hasta un jardín espeso, donde nadie podría escucharlos.

—Príncipe Jay...

—No estoy aquí para juzgarte, ni a ti ni a mi primo... me entristece un poco que no me lo haya confesado él mismo, pero de igual forma eso no importa. Solo quiero saber ... ¿Por qué lo has lastimado de esa manera? —preguntó con notoria tristeza y preocupación.

Jokebed bajó la cabeza avergonzada, el tema la había tomado por sorpresa pues no esperaba ser interrogada por el primo de Erick.

—Alteza, mis disculpas, pero eso no es...

—¿No es algo de mi interés? —la interrumpió el omega. —Él es mi primo, es como mi hermano, claro que me interesa.

El omega liberó un pesado suspiro y cerró los ojos por un instante, esperaba estar tomando la decisión correcta y no cometer un terrible error que lastimara más a Erick.

—¿Amas a Erick? — la alfa frunció el ceño aparentemente confundida. —Solo responde — añadió Jay ante la reacción contraria.

—No puedo responderle eso... Su Alteza es un omega comprometido y yo soy la futura consejera de este lugar, ¿Cree usted que es propio hacerme esa pregunta? —el omega asintió incrédulo.

—Bien, tomaré eso como una respuesta negativa... supongo entonces que no te interesa nada de él, ni siquiera la condición tan grave en la que se encuentra. —la reacción en el rostro de Jokebed fue instantánea, dando una esperanza al omega.

—¿Qué tiene Eri... E..El príncipe Erick?

—Hace muchos días que su salud se ha visto afectada, no puede comer ni dormir, el dolor lo está consumiendo y nada podemos hacer para ayudarlo. —comentó en una mezcla de verdad y mentira que le ayudaría a lograr su cometido.

Angustiada, Jokebed quiso ir a buscar a Erick, su instinto le gritaba que debía ir con él, con su omega. Pero Jay la detuvo sosteniéndole el brazo.

—¿Adónde vas?

—Necesito ver como se encuentra el príncipe... —respondió sin pensar. —E...Es mi deber procurar su salud— añadió tratando de arreglar lo dicho.

—¿Estás segura de que eso es todo? ¿Solo amor y lealtad a la Realeza? Tus feromonas me dicen otra cosa... — exhortó sin piedad a la alfa.

Jokebed no se había dado cuenta de cómo su loba angustiada emanaba feromonas que indicaban lo ansiosa y preocupada que estaba. Trató de retenerlas, para que el omega no siguiera percibiéndolas, pero ya era demasiado tarde.

—Con permiso Alteza... —trató de retirarse de nuevo y por segunda vez fue detenida.

—¡Mentí! —soltó de golpe —Erick no está enfermo.

—¿QUÉ? —elevó la voz sin importarle su rango —¿Le parece una broma jugar con la salud de los demás? —espetó apretando los dientes, visiblemente enojada.

—No es una broma, Erick no está enfermo, pero tampoco está del todo bien. Él necesita de su alfa, ellos te necesitan.

—¿Ellos? Su Alteza ya tiene una alfa, no necesita de mí. —dijo con la mirada triste.

—¡Erick está embarazado! —exclamó cansado de la necedad de la alfa. —Erick espera un hijo tuyo y Marlin no es su alfa, ella es MI destinada.

Jokebed no respondió, su cuerpo y mente dejaron de funcionar dejándola en un estado de shock. Un par de parpadeos la hicieron volver en sí para confirmar lo que había escuchado.

—¿E...Erick espera un hijo mío? —Preguntó después de un tiempo que para Jay pareció una eternidad.

El omega asintió en respuesta.

—Él te necesita, está sufriendo sin saber qué hacer sin su pareja, su bebé también necesita de su madre. ¡¿Vas a dejarlos solos?!

Las lágrimas empezaron a bajar por las mejillas de Jokebed, de pronto se vio invadida por una mezcla de emociones. Su loba se regocijaba con la idea de esperar un cachorro, ella también tenía ilusión por eso; pero, por otro lado, estaba la indecisión sobre qué haría al respecto ahora que sabía del estado de su omega.

—¡Papá! ¿Qué haces? —preguntó la pequeña a su padre que estaba frente a una montaña de libros

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—¡Papá! ¿Qué haces? —preguntó la pequeña a su padre que estaba frente a una montaña de libros. —Papá prometiste jugar conmigo.

En un momento voy, aun no termino acá— respondió el alfa mayor. —¿Terminaste tu tarea? —le preguntó a su hija.

Si papá —respondió con una sonrisa orgullosa

Esa es mi hija, debes esforzarte mucho, para cuando seas grande ocuparás mi lugar y servirás a este Reino con tu vida. ¿Verdad?

—Siiiiiii... respondió la pequeña emocionada, sin entender del todo las palabras de su padre.

—Henry — le llamó la omega —No le digas eso a la niña. Cariño ve a lavarte las manos para comer— dijo a su hija y esta salió corriendo a hacer lo que había mandado su madre.

—Amor... —la omega detuvo las palabras de su pareja elevando su mano frente al rostro contrario.

—¿Puedes dejar de ver a nuestra hija como un tributo para el Rey? —soltó con enojo la omega. —¡¿Servirle al Rey con su vida?! No pongas sobre nuestra hija la carga de tu eterna lealtad, no sabes si eso es lo que ella realmente quiere o si tendrá otros sueños por cumplir.

—Sabes que le debemos todo a Su Alteza, nuestro hogar, la vida de nuestra hija... sin su ayuda Jokebed habría muer...

—¡CÁLLATE! No necesito que me lo recuerdes, porque lo sé todo, yo viví esa terrible angustia y sí, estoy eternamente agradecida con el Rey, pero eso no significa que la vida de mi hija le pertenece.

...

Los recuerdos de su infancia se hacían presentes haciéndola dudar sobre la decisión que tomaría. Amaba a Erick y por supuesto que amaría al fruto de su amor.

Muy en contra de lo que siempre le fue impuesto lucharía por el amor de su vida y por su hijo, aunque eso significara deshonrar a su padre y traicionar al Rey. 







Me disculpo por la tardanza, la vida me consume... :( Pero acá estoy subiendo un capítulo más  y como lo prometí voy a continuar hasta el final de la historia. 


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