Capítulo 6

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Erick se encontraba en su habitación esperando por la alfa; sabía que su hermano le había pedido ser más cauteloso en sus encuentros con Jokebed, pero si iban a casarse cuando Dante reinara ¡Qué importaba si los demás se enteraban ahora o después!

Escuchó que llamaron a la puerta y tras su aprobación Luisa entró anunciando a la alfa que venía tras ella.

—Gracias Luisa, puedes retirarte— dijo el omega recibiendo una pequeña inclinación de parte de la beta.

—¿Por qué me has llamado a tu habitación?

—¡Te extrañé!— Erick se acercó a abrazar a la alfa que recibió gustosa el contacto.— Es muy difícil poder verte, pasas todo el tiempo ocupada.

Jokebed sonrió por la ternura que le causaba la pequeña queja de Erick.

—También te extrañé precioso, pero no podemos ser tan obvios, tu hermano se dio cuenta y me ha pedido que seamos más cautelosos.— Erick, que todavía se encontraba pegado al cuerpo de la alfa solo negó desde su posición.

—¡¿Y qué importa si se enteran ahora?!, de todas formas serás mi alfa y yo seré tu omega en cuánto mi hermano ascienda al trono. Ya no tenemos que preocuparnos por nada, ni por el Rey ni por tu padre.

—Serás mi omega— Jokebed sostuvo con su mano el mentón de Erick. —Estoy ansiosa por ese momento.

La mano de la alfa se deslizó con un toque suave por el cuello del omega. 

—Mi marca se verá hermosa en tu cuello. —expresó con anhelo.

El cuerpo del omega reaccionó ante la mirada y las palabras de Jokebed, su lobo estaba deseoso por ser reclamado, la necesidad de entregarse por completo a la alfa se mostraba en toda su disposición. Erick siempre había sido un omega intrépido, cuando quería algo iba por ello; y esta vez no sería la excepción.

Enrolló sus brazos en el cuello de la alfa que era tan solo unos centímetros más alta que él y capturó sus labios con un beso desesperado, Jokebed no mostró oposición en absoluto, al contrario, en cuanto sintió el contacto tomó control del beso guiando los movimientos de ambos y adentrando su lengua en la boca del otro.

El dulce momento se prolongó por un largo tiempo, hasta que tuvieron que separarse por falta de oxígeno, los labios de ambos se encontraban húmedos e hinchados debido al roce, segundos después Erick volvió a cerrar la distancia que los separaba, anhelando la cercanía que ayudaba a calmar el calor creciente que había empezado a sentir en su cuerpo.

Jokebed pudo sentir el deseo del omega y al notar su toque impaciente comprendió las intenciones del chico que se aferraba a ella tratando de sentirla lo más cerca posible.

—Erick, espera.— dijo separándose con dificultad de los labios y brazos del omega. —Creo que debemos parar por ahora, tengo que volver a mis labores.

Un pequeño puchero apareció en el rostro de Erick y sus ojos empezaron a cristalizarse. Su lobo había sentido el rechazo y se mostraba sensible.

—¿Por qué no quieres? ¿No te gusto lo suficiente?

Jokebed dejó salir un suspiro pesado de frustración ¿Cómo podía creer que no era lo suficiente atractivo para ella? Más cuando estaba poniendo toda su maldita fuerza de voluntad para no perder la cordura y liberar su dolorosa erección que pedía a gritos ser atendida.

Pero...no sería correcto tomar al príncipe antes de una unión oficial entre ellos. Sería su omega en poco tiempo, estaba dispuesta a hacer las cosas bien y esperar el momento adecuado para hacerlo completamente suyo y marcarlo.

—No pienses eso precioso, no sabes cuánto deseo llevar a cabo todas las fantasías que me produces, pero aun no es el momento. Te prometo que en cuánto nuestra unión sea legítima no podrás salir de la cama por un par de días. 

El brazo de la alfa rodeaba la cintura del omega apretándolo a ella y a su parte baja que seguía muy despierta. Jokebed fue testigo de cómo el color de los ojos del contrario se oscurecieron y el aroma a cítricos empezó a tornarse más dulzón, comenzando a afectarle.

¡Erick había entrado en celo!

¿A eso se debía su actitud tan necesitada y sensible?

Debía irse pronto de ese lugar sino quería que sus planes de "esperar el momento adecuado" salieran por un caño.

—Alfa... —Erick la llamó con tono de súplica y se aferró a ella con ambos brazos mientras liberaba más feromonas tratando de tener la atención de su alfa.

Justo en ese momento Luisa llamó a la puerta y Jokebed aun con el omega prendido a ella hizo pasar a la beta.

—¡Alteza!

—Luisa, ayúdeme... Erick ha entrado en celo.— la beta asintió repetidas veces antes de pensar qué hacer.

Rápido corrió hacia uno de los cajones del tocador en la habitación del príncipe y sacó unos supresores. Cuando trató de acercarse al omega para ofrecérselos un gruñido de advertencia se escuchó por parte del chico.

—Erick, tómate los supresores— habló la alfa con voz firme para que el omega obedeciera, sin embargo, éste solo negó con la cabeza mientras hacía un pequeño puchero. —Precioso, por favor, hazme caso, tómalos para que tu dolor baje.— el tono utilizado por Jokebed fue más suave y Erick hizo lo que se le pedía tomando los supresores sin rechistar.

Segundos después los efectos de las pastillas se hicieron presentes, el omega empezó a cerrar los ojos pausadamente hasta quedar dormido en los brazos de la alfa.

—Se ha dormido, ¿Es eso un efecto del supresor?— preguntó Jokebed preocupada, ya que hasta donde sabía los supresores minimizaban el dolor y controlaban los impulsos sexuales de los omegas; pero no eran somníferos.

—He dado al príncipe un supresor y un somnífero combinados. De otra manera no la dejaría retirarse de este lugar. Puede dejarlo en la cama, yo me quedaré a cuidarlo.

Jokebed asintió y recostó al chico sobre las sábanas de seda de la amplia cama, acarició con sutileza el rostro del omega y se dirigió hacia afuera de la habitación para regresar a su trabajo. 




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