Capítulo 11

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Los lamentos de su omega interior lo sofocaban, al entrar en su habitación cerró la puerta de golpe y se lanzó sobre la cama a continuar llorando. Las cosas que le estaban pasando eran demasiado para un joven omega soñador como él, de un día para otro había perdido todo, a su amado hermano, su libertad y a su alfa. 

¿Qué más podría pasarle?

Realmente estaba furioso con Jokebed, no dudaba de su amor, porque de alguna forma lo había sentido; pero que ella estuviera dispuesta a dejarlo ir sin siquiera mover un solo dedo era doloroso para el omega.

Ahora su padre planeaba casarlo con una desconocida, ¿En verdad ella solo se haría a un lado para ver como otra alfa lo convertía en suyo? El solo hecho de pensarse en brazos de alguien más lo hacía sentir horribles nauseas, él era muy intrépido, siempre lucharía por lo que quiere sin importarle nada más. Pero si Jokebed no estaba dispuesta a luchar junto a él, ¿Qué caso tenía todo?

Dos días exactos habían pasado, y como lo había prometido el rey de Wolfven, su llegada a Volkov fue puntual

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Dos días exactos habían pasado, y como lo había prometido el rey de Wolfven, su llegada a Volkov fue puntual.

—¡SU MAJESTAD, EL REY MAGNUS DE WOLFVEN Y SU ALTEZA, LA PRINCESA MARLIN DE WOLFVEN!— anunció el mayordomo en la entrada del salón real donde el Rey Arthur, junto a la Reina y su hijo, esperaban pacientes.

—Magnus, princesa Marlin— saludó a ambos —Sean bienvenidos a Volkov.

—Es un honor Arthur, por fin nuestros Reinos se convertirán en uno, no puedo estar más encantado por eso. —la gran sonrisa del rey de Wolfven se extendía por todo su rostro.

Erick cruzó miradas con la alfa que acompañaba al Rey, era una chica muy hermosa, a decir verdad, aunque tenía un aspecto frío y distante. Sus ojos verdes eran muy penetrantes, su largo cabello negro ondulado le daba una apariencia femenina sin quitarle el aspecto dominante de una alfa. Tenía un aroma suave a canela, el cual no era molesto, pero tampoco hacia reaccionar a su omega.


Todo lo demás fue cotidiano, sentarse a platicar sobre asuntos de la Corona, comer juntos, paseos por el Reino, etc. Hasta que llegó el momento en que ambos padres planearon dejar que sus hijos se fueran conociendo mutuamente.

Ambos desconocidos se encontraban en un paseo por los jardines del palacio. El silencio era incómodo, Erick pensaba en que en vez de perder el tiempo de esa manera debería estar con su alfa a la cual extrañaba demasiado.

¿Su alfa? 

Tonto, Jokebed ya no era su alfa, ella lo había abandonado a su suerte para que se casara por obligación con una desconocida que parecía un témpano de hielo.

—¡Apestas a tristeza!— exclamó sin tapujos la alfa a su lado.

—¿Disculpe?

—Tal parece que este acuerdo no te causa regocijo.— expresó indiferente.

—...

—Tampoco estoy extasiada de felicidad por esto, pero al menos yo sé disimular mejor, te recomiendo que también lo hagas, odio ver a las personas lamentables.

El omega abrió su boca en asombro, ¡Qué rayos! ¿De dónde había salido esta alfa tan insolente e irrespetuosa?

—¿Estás segura que eres la futura Reina de Wolfven? no pareces tener la más mínima educación. — contraatacó el chico.

Marlin soltó una sonrisa ladina.

—¿No se supone que debemos conocernos? Solamente estoy ahorrándonos las falsedades y hablando claro. De cualquier manera, nos gustemos o no ya los planes están hechos, tendrás que soportar a esta insolente e irrespetuosa alfa.

—Por supuesto, de otra forma dudo mucho que pudieras encontrar un omega.

Marlin rio divertida.

—Realmente eres interesante.

Erick levantó su rostro desafiante, sin encontrar gracia en la actitud de la alfa.

A una larga distancia, la alfa con aroma a menta veía la escena desde un ángulo contrario al omega, no escuchaba lo que conversaban, pero las expresiones faciales de la pelinegra le hacían pensar que estaban teniendo una charla entretenida. Lo cual le generaba una sofocante molestia.

Se forzó a si misma a dejar de ver tal escena e irse del lugar, su corazón no soportaba ver cómo lo que más amaba estaba siendo arrebatado por otra persona. Pero sentía que no podía hacer nada ante eso, ella había terminado toda relación con el omega y lo había lastimado cuando el hermoso chico no se lo merecía.

 Pero sentía que no podía hacer nada ante eso, ella había terminado toda relación con el omega y lo había lastimado cuando el hermoso chico no se lo merecía

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Erick volvía molesto a su habitación, la conversación con Marlin solo le había demostrado lo insoportable que era esa mujer. Su complejo de superioridad y altanería era demasiado para siquiera mantener una charla de cinco minutos sin que haga falta un ataque de ira en su contra.

Perdido en sus pensamientos no puso atención en la persona que estaba frente a su puerta, al parecer esperándolo, con los brazos tras la espalda, la mirada seria y la mandíbula tensa.

—Jokebed...— su enojo se esfumó en un instante, sentimientos de tristeza y anhelo aparecieron de nuevo.

—¿Conociste a la princesa Marlin?— soltó de golpe.

—Si...— respondió con voz baja, la expresión que mostraba la alfa lo ponía nervioso y curioso por saber el motivo.

—Um... debieron tener una charla muy agradable... la princesa Marlin es muy hermosa, ¿No lo crees? Según veo harán una pareja perfecta.— al terminar su frase los dientes de Jokebed se apretaban al hablar.

El omega frunció el ceño.

—¿Qué pasa contigo? ¿No te basta con dejarme? ¡Ahora también quieres atormentarme recordándome que tengo que casarse con alguien a quien apenas conozco y que no amo!

Jokebed cegada por sus celos no cedió ante el reclamo del omega. Levantó la comisura de sus labios en una sonrisa sin gracia.

—No parecías incómodo con ella hace un momento, viendo la situación no creo que te sea tan difícil olvidar tus sentimientos por mí.— después de lo dicho, sin esperar reacción en el contrario, la alfa se marchó, dejando una sensación dolorosa en el corazón de Erick.

Nadie se dio cuenta de la persona que por coincidencia había escuchado toda la conversación y sonreía con malicia desde su escondite. 

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