Erick es un omega de 18 años, segundo en la línea como heredero al trono.
Jokebed, una alfa, hija del más leal consejero del rey.
Entre ambos nace un amor que se verá interrumpido por las obligaciones de la corona que recaen sobre Erick al volvers...
—¿Qué fue eso? ¿Por qué dijiste esas cosas?— preguntó Erick.
—Estaba celosa...— dijo la alfa con un deje de poca importancia.
—¿Celosa? ¿Tú?— Marlin soltó una sonrisa socarrona.
—Yo no tonto... tu alfa, estaba celosa, sus ojos eran como dos espadas atravesándome...— la alfa emitió una carcajada muy sonora, el omega quedó perplejo ante la conducta de Marlin, ¿Acaso estaba loca?
Debía decir que ahora le desagradaba un poco menos, pero su actitud le causaba algo de miedo, sus cambios de personalidad eran extraños.
—Jokebed estaba celosa...— las palabras salieron como susurros de los labios del omega, emitidas más para sí mismo; pero Marlin pudo escucharlo.
—¿Y qué piensan hacer entonces ya que ambos tienen sentimientos por el otro? ¿Enserio solo te casarás conmigo y ya? ¡Qué estupidez!— Erick escuchaba atentamente las palabras de la alfa que hablaba con mucha firmeza —Aunque te he dicho que nunca he estado enamorada, si lo estuviera alguna vez, yo no renunciaría por nada del mundo a la persona que amo.
—Fue su decisión... yo realmente no comprendo la verdadera razón que tuvo para dejarme.
—Tu alfa sí que es estúpida— Erick la miró con el ceño fruncido —¿O no lo es?— preguntó Marlin.
El omega terminó por asentir con la cabeza dándole toda la razón a la contraria.
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Los días pasaban y la relación entre Erick y Marlin se había tornado amistosa, gastaban horas y horas platicando.
De alguna manera eso ayudaba al omega a olvidarse por un momento de sus tristezas. No planeaba decírselo a nadie, pero la alfa le hacía recordar mucho a su hermano, ella le generaba la misma aura de Dante y eso le tranquilizaba en gran manera.
Marlin ya no se mostraba fría o inexpresiva ante él, sino que era muy divertida, amable e inteligente. Como lo era su hermano Dante. Sin embargo, frente a su padre, el Rey de Wolfven o frente a cualquier otra persona, Marlin volvía a su faceta de mujer de acero.
—Marlin, ¿Puedo preguntarte algo?— ambos caminaban por los establos, a Erick le gustaba acariciar los caballos y hace no mucho una yegua había dado a luz un hermoso potrillo.
La alfa solo asintió.
—Pero debes responder con sinceridad...Cuando te conocí eras insoportable, pensaba que mi tiempo contigo sería un martirio; pero ahora eres muy amable y comprensiva, aunque por el contrario, cuando estas frente a otras personas cambias completamente y te vuelves frívola de nuevo ¿Por qué lo haces?
Un fuerte suspiro se escuchó en ella antes de responder.
—Debo admitir que al principio creía que eras un omega caprichoso y mimado, bueno, aun lo creo— la alfa recibió una mala mirada de parte de Erick— ¿Qué? ¿No me pediste ser sincera?
