Capítulo 14

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Luisa junto con otras betas se encontraban vistiendo y arreglando al omega para su fiesta de compromiso. El rostro de Erick se mostraba cabizbajo, sin ánimos de sonreír o hablar, no le causaba ninguna alegría tener una fiesta de compromiso.

Al menos no con la persona que la celebrará...

El traje que usaría para su fiesta era hermoso, de un color blanco, con el cuello alto y decoraciones bordadas en hilo de oro.

Las betas no podían oler el aroma a tristeza dentro de la habitación, pero si notaban el rostro del omega sin brillo y con la mirada perdida. Tan diferente a como se mostraba meses atrás, cuando sonreía todo el tiempo, sus ojos brillaban y no paraba de hablar en todo momento.

—Alteza, iré por los adornos del cabello— dijo Luisa y caminó hacia la puerta, al abrirla se encontró con un omega joven, que tenía el puño alzado en dirección a la superficie de madera. —¡!Príncipe Jay!!— exclamó asombrada al verlo.

Erick volteó hacia la puerta y vio después de muchos años a su querido primo, el cual había optado por estudiar más de la mitad de su vida en un internado del extranjero.

—¡JAY!— corrió rápido a abrazarlo —¡Hasta que llegas! ¿Por qué has tardado tanto?— le recriminó con el ceño un tanto fruncido.

—Siento tanto no haber estado cuando Dante falleció— envolvió sus brazos con más fuerza en el cuerpo contrario. —Se cuánto debes extrañarlo, yo también lo hago.

El abrazo duró cerca de unos minutos, Jay con delicadeza se fue apartando poco a poco para ver de nuevo el rostro de su primo.

—¡Estás muy lindo! Acabo de llegar y me encuentro con la noticia de que vas a casarte, creo que por lo menos estoy a tiempo para tu fiesta de compromiso.— le sonrió dulcemente.

Erick mostró una pequeña sonrisa sin ánimos.

—Si...

—¿Qué pasa? ¿No estás contento? Tendrás una alfa que te cuidará y velará por ti... Yo sé que la muerte de Dante fue muy dura, pero estoy seguro que lo que él más quería en esta vida era verte feliz Erick.

El omega no pudo contener más las lágrimas que desde hace mucho venían amenazando con salir de sus ojos. Jay supuso que su primo aún estaba demasiado frágil debido a la pérdida de su hermano y lo abrazó tratando de reconfortarlo.

—Tranquilo, todo estará bien...

—No es cierto... nada lo estará.— sorbió su nariz tratando de tranquilizarse.

La ceremonia había dado inicio en el salón real del palacio, todos los invitados eran personas pertenecientes a la más alta categoría social

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La ceremonia había dado inicio en el salón real del palacio, todos los invitados eran personas pertenecientes a la más alta categoría social. Ya se había dado el anuncio de la unión de los Reinos por todo lo alto, ambos reyes de las naciones comprometidas disfrutaban haciendo planes y festejando a lo grande con risas y bromas sobre el abuelo favorito de los futuros cachorros.

Erick y Marlin se encontraban a un lado del salón, ninguno estaba de ánimo para escuchar las felicitaciones y bendiciones para su futuro matrimonio.

La alfa por su parte no podía apartar la mirada del omega peli plateado que había llegado justo ese día al palacio, al que todos llamaban príncipe Jay. Algo en él la mantenía con la mirada pegada a cada uno de sus movimientos, desde el primer encuentro en el que sintió su aroma a rosas su loba se mostró inquieta y deseosa de tenerlo cerca.

—Marlin...Marlin— Erick, al ser ignorado dirigió la mirada hacia lo que la alfa veía y se encontró con su primo saludando amablemente a los invitados en la fiesta, quienes se mostraban contentos de verlo después de tanto tiempo. —¿Qué acaso Jay tiene algo en la cara? ¿Por qué lo ves tanto? 

La alfa desvió rápidamente su mirada al sentirse atrapada y tímida.

—¿De qué hablas? No lo estaba mirando...

Erick sonrió incrédulo.

—¿Has visto a Jokebed?— preguntó mientras con sus ojos miel buscaba entre las personas del salón a la alfa.

—No, al parecer hoy no vino al palacio. 

Con tristeza asintió y trató de no mostrar su lamentable rostro.



Jay se disponía a tomar una de las copas servidas en la mesa, de pronto sintió un olor a canela muy cerca y su lobo interior meneó la cola emocionado.

—Alteza— saludó a la alfa con una leve reverencia, sus mejillas estaban sonrojadas y su mirada no se atrevía a ver directamente a la hermosa mujer que tenía al frente.

—Príncipe Jay...— respondió al saludo.

¿Y ahora que debía decir? Se había acercado sin siquiera pensar el motivo que la dirigía a él, ¡Esto es vergonzoso! Pensó dentro de sí misma, ¿Por qué estaba tan nerviosa hasta el punto de sentir que sus manos sudaban y la copa iba a resbalársele y caer al suelo?

—Agradable fiesta ¿No?...— ¿Qué era lo que estaba diciendo? Con disimulo se auto reprendió por su absurda pregunta.

—Ehh... si— contestó el omega con una pequeña sonrisa amable. 

Se formó un silencio incómodo que Marlin quiso romper. 

—Escuché que dejó el palacio hace mucho para educarse en un internado.— habló la alfa con lo primero que vino a su mente, tratando de buscar tema de conversación.

Jay asintió.

—Así fue, ahora que he vuelto muchas cosas han cambiado. Espero poder adaptarme de nuevo después de tanto tiempo fuera de Volkov.

—¿Piensa quedarse permanentemente?...— la alfa aclaró su garganta antes de continuar — Yo podría ayudarle a dar un recorrido por el Reino, a pesar de haber llegado hace poco tiempo ya he recorrido casi toda la extensión del terreno y le aseguro que seré una buena guía.

Jay la vio asombrado, en realidad el ofrecimiento de la princesa Marlin era inadecuado y atrevido siendo ella la prometida de su primo Erick.

—Yo... E...estaría encantado...

¿Esto no era apropiado cierto? Pero... ¿Por qué razón su lobo lo empujaba a querer aceptar todas y cualquiera de las propuestas de esa alfa con delicioso aroma a canela?




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