Capitulo 30: El Abismo de la Desesperación

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A medida que se adentraban en el baño, el ruido de la música y las conversaciones se desvanecía, dejando solo el sonido de sus propias respiraciones aceleradas. Las luces del baño, más tenues que las del salón, proyectaban sombras alargadas en las paredes azulejadas, creando un ambiente casi espectral. El agua goteaba de uno de los grifos, su sonido reverberando en el espacio cerrado, añadiendo una capa de tensión al aire ya cargado.

Damián miró a Jonathan, su mirada llena de preguntas no formuladas, buscando algún indicio de lo que estaba sucediendo. Las cejas de Jonathan estaban fruncidas, su expresión seria y concentrada, como si estuviera reuniendo valor o buscando las palabras adecuadas. El eco de un suspiro escapó de sus labios mientras se preparaba para hablar.

El silencio entre ellos era palpable, casi tangible, mientras ambos se mantenían inmóviles, sus cuerpos tensos, preparados para lo que sea que estuviera por venir. Las sombras se movían con cada pequeño movimiento, y el frío del suelo de baldosas atravesaba la suela de sus zapatos, recordándoles la realidad de la situación.

Jonathan, con una expresión seria y decidida, lo empujó contra la pared, sus ojos llenos de desesperación. - Toda mi vida es una mentira.

Damian desconcertado, apartó a Jonathan con fuerza. -¿Qué diablos te pasa? ¿Qué estás diciendo? ¿Quién te crees que...

-Por favor, escúchame. Acabo de descubrir que no soy el único príncipe de mi reino. T-tengo un hermano que... esta muerto

-¿Qué? ¿De qué estás hablando? ¿Qué hermano?

Jonathan estaba con voz temblando. -Tenía un hermano mayor, Conner Kent. Murió y Nadie me lo dijo, nadie me habló de él. He vivido toda mi vida pensando que era el único, el único heredero. Pero... todo era una mentira.

-¿Me estás diciendo que tenías un hermano mayor y nunca lo supiste? ¿Por qué te están diciendo esto ahora?

El príncipe asintió. -Sí. Conner era el primogénito, el verdadero heredero, pero murió en circunstancias misteriosas. Todo lo que he conocido, todo lo que he sido, ha sido una sombra de lo que él debería haber sido... Se que era un gran guerrero y...

El mayor Parpadeó y luego soltó una carcajada, sacudiendo la cabeza con incredulidad. -¿En serio? ¿Todo este drama por un hermano muerto que ni siquiera sabías que tenías? Esto es ridículo.

Jon lo miró con sorpresa y dolor -¿Cómo puedes reírte de esto, príncipe Damián? Esto es mi vida. Mi hermano, alguien que debería haber sido parte de mi vida, está muerto. Y yo... yo ni siquiera lo sabía.

Siguió riendo, apartándose del chico. -Siempre has tenido todo fácil. Ahora vienes aquí, a esta taberna, buscándome a mí para consolarte por un hermano que ni siquiera conocías. Es patético.

El menor se quedó inmóvil, el dolor en su rostro volviéndose más intenso. -No vine aquí para que te rieras de mí. Pensé que podrías entender porque... No lo se.

Ante esas palabras, Damián  dejó de reír, mirándolo con una mezcla de desprecio y compasión.-¿De verdad creías eso? Mira, príncipe, lo siento por tu hermano. Pero no puedes venir aquí esperando que todos sientan pena por ti. Todos tenemos nuestros propios problemas.

Jon bajó la cabeza, sintiéndose más solo que nunca. -Tienes razón, príncipe Damián. Tal vez fue un error venir aquí. Queda claro que nunca has sido alguien capaz de entender los sentimientos otros.

El príncipe ya no reía, su expresión endureciéndose mientras se miraban a los ojos -Es cierto. No puedo entender los sentimientos de otros. Pero no los necesito, los sentimientos son debilidad y no puedo tomarme ese privilegio.

Sangre real, destinos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora