Capitulo 34: Heridas

16 6 0
                                    

Los condujo por un pasillo estrecho hasta una pequeña habitación al final. Al abrir la puerta, vieron una cama en el centro de la habitación, con apenas espacio para moverse alrededor de ella. Damián frunció el ceño, molesto.

—¿Solo una cama? —preguntó, volviéndose hacia Raven.

Raven sonrió con un destello de diversión en sus ojos. —Me temo que sí. Pero estoy segura de que dos príncipes pueden arreglárselas.

Damián bufó y se giró hacia Jonathan. —Duerme en el suelo, yo tomare la cama.

Jonathan frunció el ceño, su mirada fija en Damián con una mezcla de sorpresa y descontento.—No, eso no va a funcionar —dijo con firmeza, cruzando los brazos—. No voy a dormir en el suelo mientras tú te llevas la cama. Si alguien debería estar en el suelo, ese eres tú.

Damián levantó una ceja, claramente molesto por la objeción.—No tengo tiempo para discutir sobre esto. Necesitamos descansar y no puedo hacerlo en el suelo.

—Y yo no estoy pidiendo permiso —replicó, desafiante.- Yo tampoco puedo dormir en el suelo.

Damián se quedó mirando a Jonathan, su paciencia al límite. Su expresión se endureció, y podía ver que estaba dispuesto a mantener su posición.

—Este no es el momento para disputas —dijo con frialdad—. Necesitamos descansar y hacerlo rápidamente. El suelo no es tan malo si consideras que estamos en una situación de emergencia.

Jonathan, sin embargo, no estaba dispuesto a ceder. Se acercó a la cama y se plantó frente a Damián con una determinación que apenas disimulaba su incomodidad.

—No estoy discutiendo por capricho —dijo—. Estoy tan agotado como tú y no pienso aceptar un trato injusto. Esto no es solo cuestión de comodidad; es una cuestión de respeto y equidad.

Jonathan miró a Damián, decidido a encontrar una solución justa para el problema de la cama.

—¿Sabes qué? —dijo, con una sonrisa desafiante—. Propongo un juego. Piedra, papel o tijera. El ganador se queda con la cama.

Damián levantó una ceja, sorprendido por la propuesta —¿Crees que tengo 7 años o que?

—¿tienes una mejor idea?

—Está bien. Pero no pienses que esto será fácil.

Ambos se prepararon para el primer juego. Jonathan extendió la mano hacia Damián, listo para comenzar.—Uno, dos, tres —contaron al unísono, mostrando sus elecciones. Piedra, papel o tijera. La primera ronda terminó en empate cuando ambos eligieron papel.

—Empate —dijo Jon con un tono juguetón—. Vamos a otra ronda.

Damián asintió, frustrado pero dispuesto a seguir. Contaron nuevamente.

—Uno, dos, tres —dijeron, mostrando sus elecciones. Esta vez, el menor eligió piedra y Damián eligió tijera.

—Dios no —anunció Damián—. hagamos una última ronda para asegurarnos.

Repitieron el proceso una vez más. En la última ronda, ambos eligieron tijera.

—¡Otra vez empate. Parece que no podemos decidir nada así.

Sin decir mucho mas ambos empezaron a  correr con todas sus fuerzas, empujándose y tropezando en el camino. Se lanzaron hacia la cama casi al mismo tiempo. Se empujaban y forcejeaban, intentando ganar la ventaja. Finalmente, cayeron en la cama, enredados y con Damián parcialmente encima de Jonathan. En medio del forcejeo, Jon de repente se detuvo y empezó a reír de forma incontrolable.

Sangre real, destinos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora