Capitulo 42: Adiós príncipe

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Observó a Damian pasar a su lado sin detenerse ni mirarlo. La actitud fría y la negativa a interactuar lo sorprendieron y lo lastimaron. La furia en los ojos del chico y su rechazo a la cercanía fueron un golpe inesperado. Sintió una punzada de inseguridad y tristeza.

A pesar del desdén decidió seguirlo. No podía entender por qué lo había ignorado así, especialmente después de que había prometido estar cerca de él hasta que pueda regresar a casa. Se movió con pasos rápidos para mantenerse a la par, intentando no ser demasiado invasivo.

—Damian, espera —dijo, su voz apenas un susurro, pero lo suficientemente fuerte como para interrumpir el silencio que los rodeaba.

Damian no respondió de inmediato, su paso era firme y determinado. La intensidad del dolor que sentía lo hacía querer aislarse aún más, pero sabía que lo seguía. La presencia de Jon, aunque bien intencionada, le resultaba un recordatorio de la situación complicada que enfrentaba.

—No es el momento —murmuró, sin detenerse—. No quiero hablar de esto ahora.

—Pero dijiste que ibas a ir a algún lugar —insistió—¿Por qué me ignoras?— su voz temblando ligeramente. La tristeza se reflejaba en sus ojos, y no podía ocultar lo herido que se sentía por el rechazo.

Damian lanzó un suspiro pesado, su enojo y tristeza se mezclaban en una tormenta interna. Finalmente, se detuvo y se volvió para enfrentar a Jon. Sus ojos, cansados y llenos de dolor, buscaron los de Jon.

—Lárgate.

—¿Qué?

—¡Que te largues!— grito con voz quebrada, la furia y la frustración claramente presentes.

Jon se detuvo en seco, el grito resonando en su pecho como un eco desgarrador. El dolor en la voz de su amigo era palpable, y aunque la furia lo golpeó como una bofetada, no pudo evitar sentir compasión.

—¿Por qué... por qué me hablas así? —preguntó, su voz temblando con la mezcla de tristeza y confusión—. Se supone que somos amigos y...

—¿Amigos? ¿Quién seria amigo de un príncipe inútil como tú? ¿Acaso crees que todo gira a tu alrededor, príncipe llorón?— reiteró Damian con una mezcla de furia y auto-desprecio, su voz llena de dolor.

Se quedó paralizado, su corazón latiendo con fuerza. El insulto hiriente y el tono cruel le dolían más de lo que podía expresar. —No entiendo por qué estás diciendo eso.

—Claro que no lo entiendes —replicó Damian con desdén—. Después de todo, eres el príncipe perfecto, el heredero a tu trono. No has tenido que luchar por nada y nunca tendrás que hacerlo. Yo... nunca podré ser amigo de alguien tan despreciable como tú.

—¿De verdad piensas que todo es tan sencillo? ¿Qué no tengo mis propias luchas y miedos?

—¿Y cual es tu mayor miedo, príncipe llorón? ¡¿Cual es!? ¡ah ya se! que tu papito ame mas a tu hermano muerto que a ti.—La burla en la voz se intensificó, las palabras llenas de crueldad.

Jon no pudo soportarlo más. Con un grito de frustración y dolor, levantó su puño y lanzó un golpe directo hacia Damian. El puñetazo impactó en el rostro de su amigo, quien tambaleó hacia atrás, sorprendido por la repentina agresión.

Damian, atónito por el golpe, se recuperó rápidamente y respondió con un empujón. Los dos jóvenes comenzaron a forcejear en el pasillo, sus cuerpos chocando y sus movimientos desesperados. Jonathan intentó mantener a Damian a raya, mientras que el otro, impulsado por su furia y confusión, se lanzó contra él.

Los golpes eran imprecisos y caóticos, una mezcla de ira y desesperación. El forcejeo entre ellos era violento, y el sonido de sus cuerpos chocando contra las paredes y el suelo resonaba en los pasillos vacíos. Jonathan, con el rostro enrojecido por la furia, trataba de mantener el control a pesar de las lágrimas que se acumulaban en sus ojos.

Sangre real, destinos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora