Capitulo 43: Personas interesantes

16 5 0
                                    

Comenzó a caminar por el bosque, intentando mantener la dirección hacia el puerto de Gotham mientras el sol descendía lentamente. Mientras avanzaba, comenzó a notar una serie de figuras delgadas y encorvadas moviéndose entre los árboles. Su vestimenta, desgastada y remendada, parecía reflejar la pobreza y la desesperación que se escondían en las sombras de Gotham. Sus ropas estaban sucias, y sus cuerpos flacos y demacrados hablaban de la falta de comida y recursos.

Sintió un nudo en el estómago mientras los hombres se acercaban más y más, su mirada dura. A medida que avanzaban, rodearon a Jonathan de manera sutil, casi imperceptible, pero suficiente para que él sintiera la amenaza en el aire.

—¿Qué tenemos aquí? —dijo uno de ellos con voz áspera y rasposa, mirándolo con desconfianza. Su tono era seco y lleno de una amenaza latente— ¿Una chica?

—No busco problemas —respondió, tratando de mantener la calma y no dejar que su miedo se notara—. Solo estoy tratando de llegar al puerto.

—Su voz no concuerda con su apariencia...

—¿Un fenómeno?

El príncipe se mantuvo firme, aunque el peso de las miradas de los hombres se hacía cada vez más opresivo. El corazón le latía con fuerza en el pecho, pero no iba a ceder ante el miedo. 

—No soy lo que piensan —respondió, tratando de sonar más seguro de lo que realmente se sentía. Sabía que si mostraba debilidad, estos hombres no dudarían en aprovecharse de él.

El hombre que había hablado primero, el que lo había llamado "fenómeno", se acercó un poco más, estudiando cada rasgo de su rostro. Había algo inquietante en su mirada, una mezcla de curiosidad morbosa y desprecio.

—No buscas problemas, pero los problemas te encontraron, niña rara —dijo otro de los hombres, una sonrisa torcida en su rostro sucio. El grupo ya había cerrado el círculo por completo, impidiéndole cualquier posibilidad de escape.

Jon tragó saliva. Podía sentir el frío del acero en el ambiente, el filo invisible de la violencia que se avecinaba. No había forma de que pudiera superarlos físicamente, y sus habilidades mágicas aún eran inestables. Dudaba de que siquiera pudiera invocar un pequeño hechizo bajo la presión.

—Mira... —intentó una vez más, levantando una mano de manera calmada—. No tienen que hacer esto. Solo quiero llegar al puerto, nada más.

—¿Y por qué tendríamos que dejarte ir? —dijo el hombre, con el rostro cada vez más cerca—. ¿Qué nos ofreces a cambio, fenómeno?

Retrocedió ligeramente, chocando su espalda contra un tronco. La desesperación comenzaba a surgir en su pecho, pero algo en su interior se rehusaba a rendirse.—No tengo dinero. Solo estoy buscando una forma de salir de Gotham.

—¿Sin dinero, dices? —el primer hombre se rió con desdén, sus ojos brillando con una mezcla de malicia y hambre—. Bueno, parece que eso no es asunto nuestro. Si no tienes nada que ofrecer, no tenemos por qué dejarte pasar.

Observó a los hombres que lo rodeaban, su desesperación y necesidad evidente en sus miradas. Comprendió que su situación era más peligrosa de lo que había anticipado. Aunque los hombres no estaban armados, la amenaza era palpable. La pobreza y el hambre que reflejaban sus ropas y expresiones eran suficientes para hacer que se sintiera en peligro.

Se reflejaban en sus rostros los convertían en depredadores dispuestos a todo. Jonathan podía sentir el aire cargado de tensión, la desesperación de aquellos hombres era como un cuchillo invisible que lo rodeaba.

—No tiene que ser así —dijo, buscando alguna forma de apelar a lo poco que pudiera quedar de humanidad en ellos—. No quiero hacerles daño.

Uno de los hombres soltó una carcajada, áspera y amarga.

Sangre real, destinos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora