Cierro la puerta de casa poniendo seguro.
Son alrededor de las 8 de la noche.
Dejo mi bolso en el perchero de mi habitación y me quito el uniforme poniéndome un short de tela corto y un suéter verde encima.
El trabajo en la cafetería me ayuda a distraerme un poco, mantiene mi mente ocupada y me gusta.
Voy a la cocina a por unas papitas y vuelvo a mi habitación cerrando la puerta.
–No sabía que te gustaban tanto las fotografías.
Volteo inesperadamente dando un grito al escuchar esa voz.
Lucian.
Me llevo una mano al pecho sintiendo mi corazón latir con violencia.
Vaya susto de muerte.
Lo miro temblorosa por el susto. Camina sin preocupación por la habitación viendo las fotografías mías y de diferentes cosas pegadas en la pared.
Tiene un suéter negro y una gorra igual negro al igual que todo lo demás.
Es como si no encajará en el lugar, un punto negro en un cuarto rosa lleno de fotografías, dibujos y peluches.
–Aunque me lo esperaba.
Su vista se fija en el ramo de flores en el escritorio y sonríe sin mostrar los dientes.
Dios.
–Veo que te gustaron –voltea a verme.
–¿Que estás haciendo aquí?.
–Vamos a hablar.
–¿Aquí? –pregunto jalando el suerte hacia abajo al notar mis piernas muy descubiertas. Lleva la vista hacia ese movimiento pero la quita a los segundos.
–Si –responde sin más.
Se dirige a un pequeño mueble que tengo frente a mi cama y se siente en el.
–Acercate ángel.
Trango duro, y me acerco a el lentamente. Me toma con cuidado por las caderas y me sienta frente a el en la cama quedando frente a frente.
Estoy nerviosa hasta la mierda.
–Tu padre se llama Edgar –me mira fijamente –¿No es así ángel?.
Lo miro confundida, ¿Porque habla de mi padre?.
–Si.
–No soy una buena persona ángel. Pero tú padre tampoco lo es.
–¿Que fue lo que hizo?.
Me mira y pasa un Mencho de pelo que molestaba por detrás de mi oreja, dejando mi cara descubierta.
–Me delató.
Lo miro con miedo y tiemblo.
¿Acaso por eso se acerca a mi?, ¿Por venganza?, ¿Porque quiere matarlo?.
–por eso estás aquí –digo alejándome de el un poco –¿Porque quieres matarlo?.
Nota mi decepción en la mirada. Y sonríe
Lo sabía, era demasiado bueno para ser verdad.
–No te confundas ángel, esto no tiene nada que ver contigo –me mira y pone sus manos en mis muslos –No tienes la culpa de que tu padre sea un miserable.
Lo es.
–Eres bonita Leyla. Tan inocente y tal jodidamente linda. –aprieto las manos en un puño –que no mereces estar en mi oscuridad. Pero soy muy egoísta para dejarte ir –aprieta mis muslos suavemente y jadeo por la sorpresa –no hay escapatoria ángel. Llegastes sin hacer absolutamente nada enamorado a el Angel oscuro.
Acerca su rostro al mío y pongo con duda mi mano sobre su hombro.
–¿Estás obsesionado?.
–Malditamente obsesionado y enamorado de un puto ángel.
No me da tiempo a reaccionar cuando pone sus labios sobre los mios besándome suavemente, tiene los labios suaves, y no consigo llevarle el ritmo, pero sus labios me guían.
No había besado en mi vida a nadie.
Mordisqueo sin querer su labio inferior y gruñe en aprobación besándome más desesperado. Pasa una de sus manos de mi muslo a mi cintura y aprieta duro. Siento como se acerca más a mi y me tumba suavemente con su cuerpo sobre la cama quedando encima de mi sin dejar de besarme. Aprieta mi cintura con sus manos y gimo bajito.
Creo que eso lo descontroló un poco.
Lleva sus labios haciendo un recorrido hasta mi cuello y deja besos húmedos en el.
Gimo nuevamente necesitada y me avergüenzo un poco y llevo mi mano a mi boca. El ve esa acción y retira mi mano y acerca su boca a mi oído.
–Dame el honor de escuchar ángel.
Sigue besando mi cuello y gimo nuevamente cuando una de sus manos se mete lentamente dentro del suéter.
Pero en ese momento un teléfono suena.
No es el mío, es el suyo.
Ignora el ruido y me besa. Pero el sonido no se detiene y se separa de mi maldiciendo. Toma el celular de su bolsillo sin quitarme la mirada de encima y contesta sin mirar quien es
–Que –Responde al teléfono y escucha algo que le dicen, se quita encima de mi lentamente saliendo de la cama y me me siento en ella viendolo confundida.
–Voy para allá –corta la llamada y se vuelve hacia mi –tengo que irme ángel –se acerca a mi inclinándose a mi cara –Prometo regresar pronto. Y por favor, revisa abajo de tu cama –me da un beso corto y se va saliendo por la puerta de mi habitación dejándome confundida.
¿Que demonios acaba de pasar?.