Lucian
Sacar a Leyla de aquí no iba a ser complicado, y claro que cuento con que su papá se oponga. ¿El maldito contrato?, importa una mierda.
Asesino por gusto, ¿Creen de verdad que un jodido contrato se va a interponer en qué me lleve a mi mujer de aquí?.
Cuentame otro puto chiste.
Termino de abrocharme la camisa sintiendo todavía las manos de Leyla en mi pecho.
Joder parecía un puto adolescente de 15 años excitado por una mínima mierda. Pero ella debajo de mi, gimiendo mi nombre, estando tan sensible, era mi puta perdición.
Veo a Leyla cerrar un bolso con sus pertenencias más importantes. No necesita nada más, conmigo no le faltará nunca nada más. La deja en una esquina de la cama, me llevaré a Leyla al finalizar está mierda de fiesta, que parecía más una reunión de mafiosos mediocres, sus padres son tan mal nacidos para exponerla en un lugar lleno de idiotas morbosos.
Pero antes de llevarla conmigo me apetece provocarle un puto infarto a Edgar.
Veo a Leyla una vez más y le puedo notar los nervios, aprieta las manos entre si intentando calmarse.
Pongo una mano en su cintura y le robó un pequeño beso que logra calmarla un poco.
–Tranquila ángel, está noche te vas conmigo, solo quiero jugar un poco, ¿Entiendes cariño?.
Ella me mira, es tan bonita y tiene miles de lunares en el cuello y pequeña pecas en la cara, parece que le gusta como se ven, nunca se las tapa. Quiero tenerla conmigo intentando contar toda esas pecas sabiendo que nunca acabaré.
Tiene brillo labial rosa en esos bonitos labios, y el rimel un poco corrido pero no tanto como para notarse.
–Esta bien –Me responde con una sonrisa.
Leyla es inteligente, y me conoce demasiado en tan poco tiempo.
–Ya tendremos tiempo de hablar sobre nosotros cuando te lleve conmigo, ¿Está bien bonita?.
Le tomo una de sus manos, viendo en su dedo el anillo que le di aquella vez le queda un poco grande pero se las ingenio, para que entrara metiéndole un poco de papel.
Llevo su dedo con el anillo a mis labios y dejo un pequeño beso en el, eso la hace sonreír al instante.
–¡Leyla ya!.
Ruedo los ojos con fastidio y me dirijo a la puerta. Sin esperar mucho abro encontrándome con Edgar.
–Estamos ocupados Edgar, ¿que necesitas?.
Petrificado como una estatua es una frase que puede describirlo en este grandioso momento, Edgar deja de respirar por un momento viéndome con sorpresa y miedo, está asustado, su cuerpo tiembla y no puede decir una palabra. Claro que encontrar al asesino que engaño en el cuarto de su hija. no sé lo esperaba para nada.
–Que le hicistes a mi hija maldito cabron.
Vaya tiene agallas.
Suelto una carcajada burlándome de el en su puta cara. Edgar me mira sin saber que hacer.
–¿Ahora sí te preocupa?, ya deja el show, ahora, ¿Porque no bajamos un rato?. –Me mira como si estuviera loco, no entiendo lo que dije, claro que lo estoy.
–¿Dónde está Leyla?.
Volteo hacia atrás, y Leyla toma mi mano y la pongo frente a mi. Apoya su espalda en mi pecho y yo la abrazo por detrás.
–Es como una venganza verdad, te aprovecharás de ella por lo que hice.
Sonrió escondiendo mi cara en el cuello de Leyla.