Lucian
Camino hacia mi ángel con rapidez y tomo su cara entre mis manos observandola.
Tenía los ojos un poco húmedos y no dejaba de temblar. Al cabo de unos segundos me abraza por los hombros y esconde su cara en en mi cuello con miedo, es tan pequeña y no deja de temblar.
Sabía muy bien quién la estaba persiguiendo y sabía muy bien que no duraría mucho tiempo vivo. El maldito de Isaac sabía ya quien era Leyla, sabía que tenía un jodido puto débil ahora, y sabía que vendría por ella. Su plan no era dejar que lo viera, era asustarla y traerme hacia el.
Bajo una mano por la cintura de Leyla y la otra por las rodillas y la alzó con agilidad, enseguida enrreda sus brazos en mi cuello con su cara aún escondida en el. Con la cabeza le señaló el bolso de Layla en el suelo a unos de mis hombres y lo levantan.
Camino hacia el coche y abro la puerta copiloto y la dejo suavemente en el asiento de este, Leyla quita los brazos de mi cuello, me quito mis sudadera negra por la cabeza se la paso a ella por los hombros para que se cubra por el frío.
Cierro la puerta y camino hacia mi lado, al cerrar la puerta noto de reojo que mira hacia mi y después hacia el frente rápidamente. Estoy al tanto de que mi pequeña ángel es tan inocente y miedosa, se que no le gusta la oscuridad y me planteo a mi mismo irla a buscar todos los jodidos días a la universidad desde ahora.
-No puedo ir a casa ahora, yo...
La miro mientras enciendo el auto.
-No iba a llevarte a tu casa Ángel
Me mira con sorpresa.
Conduzco con cuidado por las calles y me dirijo hacia mi apartamento.
-Lo que pasa es que mis padres llega hoy y.. -Se tapa un poco más con mi sudadera -Solo no quería estar en casa.
Sabía que Edgar llegaba hoy. De todas maneras iría a buscarla no quería que pasara un segundo más cerca de sus padres, pero se que no puedo impedirlo.
Mañana ella querrá ir a su casa, solo espero con paciencia el momento exacto para llevarla conmigo.
-¿Tienes colores y hojas en tu casa?.
La miro por un segundo.
-¿Hojas y colores? -Paro en un semáforo en rojo y la miro.
-si. Oh es que me gusta dibujar, y bueno me ayudar a calmarme un poco. -Me lo dice en un susurro y me mira con una sonrisa.
Y con eso me tiene.
-Claro que si ángel, no te preocupes.
Unos 3 minutos después llegó al departamento y aparco en el estacionamiento.
-¿Vives aquí? -Mira sorprendida el edificio frente a nosotros y baja del auto después de mi cerrando la puerta detrás de ella.
La miro con una sonrisa de lado y la tomo de la mano dirigiendome hacia la entrada, puedo sentir su pequeña mano apretando la mía y la miro un momento, sigo caminando hacia el ascensor y nos meto a ambos en el.
Marco el último piso, y a provecho a mirarla un ratito. Todavia tenía el uniforme de la universidad con el saco de este un poco manchado de tierra, imagino al pegarse a aquel asqueroso muro, tiene el cabello recogido en una coleta y tiene mi sudadera encima de los hombros sin ponérsela por completo.
El ascensor se abre y la guío hacia la puerta de mi apartamento, meto la llave y abro, dejo que pase ella primero.
Tener a Leyla en mi departamento no era algo que esperaba que pasara tan rápido, pero me encantaba que estuviera aquí.
Cierro la puerta con llave, y veo como ella recorre con los ojos la sala del departamento.
-Esta increible -Mira los cuadros de la pared y pasa sus ojos por la cocina.
-¿Comistes algo?, pide lo que quieras y te lo traigo -Le digo dandole un vaso con agua.
-¿Enserio? -Me mira con duda y yo asiento con la cabeza -Bueno yo, me gustaría una hamburguesa.
Lo dice con timidez. Con miedo también, miedo a pedirme algo.
Joder Angel si me pidieras el mundo entero te lo daría si así tuviera que verte con una sonrisa nuevamente.
Me alejo hacia puerta de entrada un momento y uno de mis hombres me espera afuera con una bolsa con colores y muchas hojas en ella, se la quito de las manos. cierro la puerta.
Me dirijo hacia Leyla. se quito el saco sucio dejándolo en un sillón y ella está sentada en el suelo quitándose lo zapatos, Se percata de mi mirada y se queda quieta mirándome con miedo.
Joder ángel quien te hace sentir tanto miedo, ¿Son los jodidos hijos de putas de tus padres?, tranquila no duraras mucho tiempo viviendo ya en esa pocilga.
-Lo lamento, quise ponerme más cómoda.
-No pasa nada ángel -Me agachó hacia ella y terminó de quitarle los zapatos yo mismo bajo su mirada. Le tiendo en sus manos la bolsa que tenía conmigo -Mira lo que te traje.
Ella mira dentro de la bolsa y su mirada se ilumina derrepente. Me sonríe.
-Gracias.
Después pone todas las cosas en la pequeña mesa frente a ella y la saca de las bolsa. Dejo a mi pequeño ángel con una hamburguesa que se me olvidó mencionar que llegó junto a la bolsa de colores, y me levanto dejándola, me dirijo hacia el despacho mi teléfono suena y contesto si ver quien era.
-¿Quien?. -Respondo brusco y seco.
-Ángel oscuro -La asquerosa voz de Issac me contesta del otro lado. -¿Ya recatastes a esa pequeña putita?, que desgracia quería mandarla a perseguir un rato más -Se rie.
-Ve al puto punto Isaac, ¿Que quieres?.
No iba a hablar de Leyla con el, no le iba a dar el puto gusto.
-Con calma Lucian, acaso ¿No quieres hablar de tu chica?, digo como vives detrás de ella.
-Siempre supe que eras un imbécil querido Issac pero me sorprendistes, que mal que yo estoy mil pasos delante de ti siempre.
Me asomo por la puerta un momento viendo a Leyla dibujar encima de la mesa.
-Callate Lucian.
Me cuelga. Se que trama algo y yo siempre se lo que trama.
No dejaré que se acerca más a Leyla en su puta vida, desacerme de Issac está planeando desde hace un tiempo ya, y el acaba de adelantarlo.
Veo a Leyla y la imagen del beso que nos dimos en su habitación vuelve a mi mente, ella sabe tan bien, y es tan jodidamente suave. Ese jodido beso me tiene desconcentrado todos estos putos días que no pude verla, pero tenía negocios que arreglar antes de traerla conmigo. No iba a besarla en su habitación aquel día solo quería verla, pero esos labios me tienen tentado desde hace tiempo, y la tuve tan cerca que no pude resistirme tanto y perdi el control un momento, sus gemidos cuando le tocaba la cintura se repiten en mi mente en todo momento, descubriendo que es su punto débil.
Estoy deseando volver a tocarla y besarla de nuevo.
La veo dibujar tranquila y quiero encerrarla conmigo aquí dentro y que siempre esté en paz.
Mi jodido ángel.