Las gotas de lluvia caen sin parar y se estrellan en la ventana de mi habitación.
Hace dos horas escuché a mis padres llegar a casa. Dos horas en las que ninguno de los dos se digno a subir a mi habitación por lo menos a ver si seguía respirando, pero para mí mala suerte en algún momento tenía que bajar y verlos, así no lo quisiera.
Paro el dibujo que estuve haciendo desde hace un rato.
Una de las parte que más me atraían de Lucian eran su manos, son tan varoniles y tiene los dedos largos y con venas en ella, siempre portaba anillos en los dedos, que lucen carísimos por cierto.
Tengo memoria fotografica así que, plasmar su mano en un hoja de papel a lápiz no era un problema para mí.
Veo con orgullo el dibujo y me planteo la idea de entregárselo en algún momento.
¿Le gustaría?, tal vez le parezca un poco infantil regalarle un dibujo.
Guardo con suavidad el dibujo en una carpeta negra con estrellas de colores y la pongo en un cajón de mi mesa de noche.
Camino hacia la puerta y la abro lentamente.
Aunque deseara no querer salir de mi cuarto hasta mañana, estaba muriendo de hambre.
Camino por el pasillo descalza y con solo un pantalón de pijama de peluche, y un top de manga larga un poco holgada.
-Hasta que te dignas a salir.
Me sobresaltó por el susto y volteo.
-Tenia un poco de hambre.
-¿Cómo estuvistes estos días cariño?.
Me muevo sobre mis pies incómoda.
-Bien.
Mamá me mira, y camina hacia mi pasando un brazo por encima de mis hombros.
-¿Solo bien? -Pregunta ella mientras bajamos las escaleras al primer piso.
-No hay mucho que contar.
Terminamos de bajar la escaleras y ella se pone frente a mi con las manos en mis hombros.
-Que buena niña eres, no tienes que pensar en nada más, solo estudiar y verte bien.
Ya claro, como no.
Le sonrió con falsedad y veo a mi papá venir por la parte de la cocina.
-Leyla, mi cielo.
Papá me abraza, pero yo no le recibo el abrazo, pero ignora ese rechazo como siempre me ignora a mi.
-Que bueno que estás aquí -Toma mi brazo suavemente y me dirige junto a mi mamá al sofá.
No me gusta por dónde va esto.
-Esta noche -Papá agarra un vaso de no se que de la mesa del medio -Abra una fiesta de negocios.
Mamá me sonríe con felicidad.
-Necesitamos que estes presente cariño, hay un empresario muy importante que quiere verte.
Mamá sonríe como si eso fuera la mejor noticia de este mundo, papá está igual y yo estoy mirándolos con miedo.
-¿Porque? -Entrelazo mis manos entre si tratando de calmar el temblor en ellas.
-¿Cómo que por qué?. -Responde papá -Esto es una gran oportunidad que ese hombre esté interesado en ti Leyla.
-No quiero.
Papa deja lo que está haciendo.
-¿Cómo dices?.
Trago seco pero me mantengo firme.
-No quiero, no quiero verlo.
-A ver Leyla tu no estás en posición de objetar. Tu vas a estar en esa fiesta, está noche por qué yo lo decido así.
Me mira serio y con esa mirada tan fría y sin remordimiento, hace que me quedé callada sin decir nada.
-Asi que irás a tu habitación y te pondrás el vestido negro que está en tu armario y te maquillaras, ¿me entendiste?. -Me mira fijamente.
No respondo me trago las lágrimas que están por salir, mamá no hace ni dice nada. Callada y sentada dejando que aquel hombre haga lo que quiera con su única hija.
-Lo entiendo.
Me sonríe y yo me levanto pidiendo para irme a mi habitación, aunque paso por unas galletas y un agua por la cocina primero.
Cierro la puerta y dejo las cosas en mi peinadora, cierro los ojos un momento.
Lo primero que se me viene a la mente es Lucian y nisiquiera ser por qué, no se de el desde que me dejó en la puerta de mi casa como si hubiera hecho algo malo, aunque las flores en estos dos días que no lo veo no dejan de aparecer, no sé siente lo mismo.
¿Porque mandar flores, pero no aparece el?, se siente como si lo hiciera por pesar o tal vez para que sienta que el está.
Pero no me gusta, prefiero ni recibir nada.
Veo la flores que aparecieron en mi cama está mañana y que deje descuidadamente en una esquina de mi habitación.
Amo la flores, joder claro que las adoro.
Pero flores sin sentimientos y sin amor y solo dadas por dar.
No.
No sé que será de mi en un futuro, solo deseo salir de aquí y poder ser feliz sin preocupaciones, tener un perro y una casa acogedora, ir a la playa, bailar.
Le pido a la vida llorando en mi habitación muerta de miedo, que me de una oportunidad para ser feliz y salir adelante, nada más que eso.