PETER
Seis años antes...
Abro la puerta de la oficina de administración y llevo el rollo de papel al escritorio de la secretaria. Antes de girarme y dirigirme de nuevo a clase, ella me detiene con una pregunta. —Estás en la clase de inglés de último año del Sr. Clayton, ¿no es así, Peter?
—Sí —le contesto a la Sra. Borden—. ¿Necesita que le lleve algo?
El teléfono en su escritorio suena, y ella asiente, descolgando el auricular. Lo cubre con la mano. —Espera por aquí un minuto o dos — dice, señalando con la cabeza en dirección a la oficina del director—. Tenemos una nueva estudiante que acaba de inscribirse, y ella también tiene al Sr. Clayton en este período. Necesito que le muestres el salón.
Estoy de acuerdo y me dejo caer en una de las sillas junto a la puerta. Miro a mi alrededor en la oficina de administración y me doy cuenta de que es la primera vez, en los cuatro años que he estado en la secundaria, que me he sentado en alguna de estas sillas. Lo que significa que he logrado pasar cuatro años sin ser enviado a esta oficina.
Mi madre se habría sentido orgullosa de saberlo, a pesar de que eso me deja un poco decepcionado de mí mismo. Detención es algo que todos los varones en la secundaria deberían cumplir, al menos una vez. Tengo el resto de mi último año para lograrlo, así que debo mirar hacia adelante.
Saco el celular de mi bolsillo, con la secreta esperanza de que la Sra. Borden me vea con él y decida golpearme con una nota de detención. Cuando miro hacia ella, todavía está en el teléfono, pero hace contacto visual conmigo. Ella simplemente sonríe y continúa con sus funciones de secretaría.
Sacudo la cabeza con decepción, y abro un mensaje nuevo para Nico. No se necesita mucho para emocionar a la gente por aquí. Nada nuevo sucede nunca.
Yo: Nueva chica inscrita hoy. De último año.
Nico: ¿Es caliente?
Yo: No la he visto aún. Estoy a punto de acompañarla a clase.
Nico: Toma una fotografía si es caliente.
Yo: Lo haré. Por cierto, ¿cuántas veces has ido a detención este año?
Nico: Dos. ¿Por qué? ¿Qué has hecho?
¿Dos veces? Sí, necesito rebelarme un poco antes de la graduación. Definitivamente debo entregar tarde algunas tareas este año. Soy patético.
La puerta de la oficina del director se abre, así que cierro mi teléfono. Lo deslizo en mi bolsillo y alzo la mirada. No quiero volver a mirar hacia abajo de nuevo.
—Peter va a mostrarte el camino a la clase del Sr. Clayton, Martina. —La Sra. Borden señala a Martina en mi dirección, y ella comienza a caminar hacia mí.
Al instante me vuelvo consciente de mis piernas y su incapacidad para ponerse de pie.
Mi boca se olvida de cómo hablar.
Mis brazos se olvidan de cómo presentar a la persona a la cual están adheridos.
Mi corazón se olvida de esperar y llegar a conocer a la chica antes de comenzar a abrirse camino fuera de mi pecho para llegar hasta ella.
Martina. Martina.
Martina, Martina, Martina.
Es como poesía.
Como prosa, y cartas de amor, y letras de canciones que descienden
por elcentro
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