Gastón: ¿Quieres ir a cenar? ¿A qué hora sales del trabajo?
Yo: En diez minutos. ¿Dónde nos encontramos?
Gastón: Estamos cerca. Tendremos que encontramos en frente. ¿Estamos?
No puedo pasar por alto la emoción que me inunda con ese mensaje. Sin duda, el estamos significa él y Peter. No puedo pensar en nadie más que vendría con Gastón, y sé que Peter llegó a casa anoche.
Termino el último de mis papeles de trabajo, y luego hago una parada en el baño para comprobar mi cabello (odio que me importe), antes de salir a su encuentro.
Los tres están de pie cerca de la entrada cuando salgo. Nico y Peter están con Gastón. Nico sonríe cuando me ve, ya que él es el único de frente a mí. Gastón se da vuelta cuando los alcanzo.
—¿Lista? Vamos a Jack's.
Son absolutamente un grupo. Todos guapos a su manera, pero más aún cuando están luciendo sus chaquetas de piloto y caminando en grupo de esa forma. No puedo negar que me siento un poco mal vestida, caminando al lado de ellos en mi uniforme. —Vamos —le digo—. Estoy hambrienta.
Echo un vistazo a Peter, y él me da el más mínimo asentimiento, pero ni una sonrisa. Sus manos están firmemente plantadas en los bolsillos de su chaqueta, y mira hacia otro lado, mientras todos comienzan a caminar. Se queda un paso por delante de mí todo el tiempo, así que camino junto a Gastón.
—¿Cuál es el motivo? —pregunto a medida que nos dirigimos hacia el restaurante—. ¿Estamos celebrando el hecho de que los tres no trabajan la misma noche?
Una conversación silenciosa pasa a mí alrededor. Nico mira a Peter. Gastón mira a Nico. Peter no mira a nadie. Él mantiene sus ojos fijos hacia adelante, centrándose en la acera.
—¿Recuerdas cuando éramos niños y mamá y papá nos llevaban a La Caprese? —pregunta Gastón.
Recuerdo esa noche. Nunca he visto a mis padres más felices. No podría haber tenido más de cinco o seis años, pero es uno de los pocos recuerdos que tengo de esa temprana edad. Fue el día en que mi padre se convirtió en Capitán de su compañía aérea.
Me detengo en seco y miro inmediatamente a Gastón. —¿Te has vuelto Capitán? No puedes ser Capitán. Eres demasiado joven. —De hecho sé cuán difícil es volverse Capitán y cuántas horas de vuelo el piloto debe tener para ser considerado. La mayoría de los pilotos en sus veinte años son copilotos.
Gastón niega con la cabeza. —No me volví Capitán. He cambiado demasiado de aerolíneas. —Coloca su mirada en Peter—. Pero el señor Regístrame En Más Horas aquí tuvo una linda promoción hoy. Rompió el récord de la compañía.
Miro a Peter, y él está moviendo la cabeza hacia Gastón. Puedo decir que está avergonzado de que él simplemente lo dijera, pero su modestia es sólo una cosa más que encuentro atractiva. Tengo la sensación de que si a su amigo Benjamin lo hubieran convertido en Capitán, estaría subido a cualquier barra, anunciándolo al mundo entero con un megáfono.
—No es la gran cosa —dice Peter—. Es una aerolínea regional. No hay mucha gente para ascender.
Nico niega con la cabeza. —No me han ascendido. A Gastón no lo han ascendido. A Benjamin no lo han ascendido. Has estado en esto un año menos que cualquiera de nosotros, por no mencionar el hecho de que sólo tienes veinticuatro. —Él se da vuelta y camina hacia atrás, frente a nosotros—. Abandona la modestia por una vez, hombre. Frótalo en nuestras caras un poco. Lo haríamos si los papeles estuvieran invertidos.
No sé cuánto tiempo han sido amigos, pero me gusta Nico. Puedo decir que él y Peter son cercanos, porque Nico está realmente orgulloso de él, y no del todo celoso. Me gusta que estos sean los amigos de Gastón. Me hace feliz que tenga este apoyo. Siempre lo he imaginado viviendo aquí, trabajando demasiado, pasando todo su tiempo solo y lejos de casa. Sin embargo, no sé por qué. Nuestro padre era piloto, y estaba en casa una justa cantidad de tiempo, así que no debería tener ideas erróneas cuando se trata de la vida de Gastón como piloto.