capitulo 2

165 19 0
                                    

Takemichi se encontraba en un hotel modesto, lejos de la casa que había compartido con Mikey. Necesitaba un espacio para pensar y procesar todo lo que había ocurrido. La traición de Mikey lo había dejado devastado, y aunque estaba decidido a ser fuerte, el dolor era casi insoportable. Chifuyu, su mejor amigo, era su único consuelo en esos momentos oscuros.

Esa noche, mientras Takemichi se sentaba en el borde de la cama del hotel, perdido en sus pensamientos, su teléfono sonó. Era Chifuyu.

—¿Cómo estás, Takemichi? —preguntó Chifuyu, preocupado.

—He estado mejor, Chifuyu. Estoy tratando de mantenerme firme, pero es difícil —respondió Takemichi, con la voz cargada de tristeza.

—Lo sé, amigo. Pero hay algo que debes saber. Mikey se enteró de que estás en el hotel. Está muy preocupado y quiere hablar contigo —le informó Chifuyu.

Takemichi suspiró, sintiendo una mezcla de cansancio y resignación.

—No sé si estoy listo para hablar con él todavía —dijo Takemichi, pero Chifuyu insistió.

—Por favor, Takemichi. Al menos escucha lo que tiene que decir. Además, no tiene sentido gastar dinero en un hotel cuando tienes un lugar a donde ir —argumentó Chifuyu.

Después de una larga pausa, Takemichi aceptó a regañadientes.

—Está bien. Regresaré, pero no prometo nada —dijo finalmente.

Chifuyu informó a Mikey, quien rápidamente se dirigió al hotel. Cuando llegó, encontró a Takemichi en el vestíbulo, con su pequeña maleta a su lado. La tensión entre ellos era palpable.

—Gracias por venir, Takemichi. Vamos a casa —dijo Mikey, con una voz llena de arrepentimiento.

El viaje de regreso al departamento fue silencioso. Takemichi miraba por la ventana, evitando el contacto visual con Mikey. Al llegar, Mikey abrió la puerta y dejó que Takemichi entrara primero.

Al poner un pie en el departamento, Takemichi sintió una oleada de emociones. Sin decir una palabra, corrió directamente hacia la habitación de visitas y cerró la puerta con fuerza. Mikey se quedó en la sala, sintiendo un nudo en el estómago.

—Takemichi, por favor, hablemos —dijo Mikey, acercándose a la puerta cerrada.

—No ahora, Mikey. Necesito estar solo —respondió Takemichi desde el otro lado, su voz ahogada por las lágrimas.

Mikey apoyó la frente contra la puerta, sintiendo la desesperación y la culpa aplastarlo. Sabía que había herido profundamente a Takemichi y que recuperar su confianza no sería fácil. Pero estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para demostrarle que realmente lo amaba y que quería ser parte de la vida de su hijo.

Esa noche, mientras Takemichi lloraba en la habitación de visitas, Mikey se quedó en la sala, pensando en todas las formas en las que podría enmendar sus errores. Sabía que el camino hacia el perdón sería largo y difícil, pero estaba decidido a recorrerlo, paso a paso, por el bien de Takemichi y su futuro hijo.

Destellos de Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora