capitulo 14

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Takemichi y Mikey estaban recostados en su cama, disfrutando de una tranquila tarde viendo una película juntos, cuando de repente sintieron los movimientos inquietos de los bebés en el vientre de Takemichi. Takemichi se quejó suavemente por los persistentes movimientos.

—Ugh, estos bebés no han parado de patear en toda la tarde —dijo Takemichi, con una ligera molestia en su voz—. Parece que están teniendo una fiesta en mi barriga.

Mikey se preocupó por Takemichi y le pidió permiso para tocar su vientre, queriendo sentir los movimientos de los bebés por sí mismo. Takemichi asintió con una sonrisa, permitiendo que Mikey colocara su mano con cuidado sobre su vientre hinchado.

—Claro, adelante. Tal vez si los sienten desde afuera, se calmen un poco —dijo Takemichi, con una leve risa.

Mikey colocó su mano con suavidad sobre el vientre de Takemichi y esperó unos momentos. Pronto, sintió los suaves movimientos de los bebés debajo de su palma. Una sonrisa se extendió por su rostro al sentir la conexión con sus hijos aún no nacidos.

—Wow, esto es increíble. Se están moviendo mucho —dijo Mikey, maravillado por la sensación—. Pero no te preocupes, pequeños. Papá está aquí para cantarles una canción y calmarlos.

Con una voz suave y melodiosa, Mikey comenzó a cantar una dulce canción de cuna, acariciando suavemente el vientre de Takemichi mientras lo hacía. Takemichi cerró los ojos y se relajó, disfrutando de la serenata y sintiendo la calidez reconfortante del amor de Mikey.

Los bebés parecieron responder al sonido de la voz de Mikey, y poco a poco los movimientos inquietos se fueron calmando. Takemichi suspiró, sintiéndose agradecido por el momento de paz y conexión con su familia en formación.

—Gracias, Mikey. Esa fue una linda canción —dijo Takemichi, con una sonrisa de gratitud.

Mikey le devolvió la sonrisa, sintiéndose feliz de poder brindarle consuelo a Takemichi y a los bebés.

—De nada, cariño. Siempre estaré aquí para ti y para nuestros pequeños —respondió Mikey, con amor en su voz.

Juntos, se quedaron recostados en la cama, disfrutando de la tranquilidad y la cercanía mientras esperaban con alegría la llegada de sus hijos.

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