Destellos de Amor

capitulo 9

Era un día soleado y Takemichi, Mikey y Chifuyu se dirigían al centro comercial para comprar cosas para la habitación del bebé. Habían decidido hacer esta salida juntos, ya que querían que Chifuyu, siendo el mejor amigo de Takemichi, formara parte de este momento especial.

—Es increíble pensar que pronto habrá un bebé aquí con nosotros —dijo Chifuyu con una sonrisa mientras caminaban hacia la tienda de bebés.

—Sí, todavía no me lo creo del todo —respondió Takemichi, acariciando suavemente su vientre ya notablemente redondeado.

Mikey, que caminaba al lado de Takemichi, sonrió y puso una mano protectora en su espalda.

—Vamos a asegurarnos de que todo esté perfecto para cuando llegue —dijo Mikey con determinación.

Entraron a la tienda, que estaba llena de colores suaves y juguetes adorables. Chifuyu se adelantó, entusiasmado por explorar las opciones.

—¡Miren esto! —exclamó Chifuyu, sosteniendo un diminuto par de zapatitos blancos—. Son tan pequeños.

Takemichi rió, sintiendo la emoción de su amigo.

—Sí, son adorables. Pero todavía no sabemos si será niño o niña —dijo, mirando a Mikey.

—Podemos comprar cosas neutrales por ahora. Además, siempre podemos volver una vez que sepamos el género —sugirió Mikey, tomando algunos conjuntos de colores neutros como amarillo y verde.

—Buena idea —dijo Takemichi, asintiendo.

Mientras seguían recorriendo la tienda, Chifuyu se detuvo frente a una estantería llena de peluches.

—¡Takemichi, Mikey, miren este oso gigante! —exclamó, señalando un enorme peluche marrón que estaba en exhibición.

Takemichi y Mikey se acercaron y rieron al ver el gigantesco oso de peluche.

—Es enorme. El bebé podría usarlo como una cama en lugar de un juguete —dijo Takemichi, tocando la suave felpa del oso.

—Es perfecto. Imagina las fotos adorables que podríamos tomar con el bebé y este oso —dijo Mikey, sonriendo.

—Definitivamente tenemos que llevárnoslo —añadió Chifuyu, ya empezando a levantar el peluche.

Decididos, añadieron el oso gigante al carrito de compras junto con varias prendas de ropa, mantas y otros artículos necesarios. Mikey se aseguró de que Takemichi no cargara nada pesado, insistiendo en que debía cuidarse.

—Lo llevamos todo, Takemichi. Tú solo elige lo que más te guste —dijo Mikey con una sonrisa tranquilizadora.

Una vez que terminaron de comprar, se dirigieron a la caja. El cajero los miró con una mezcla de sorpresa y diversión al ver el oso gigante entre sus compras.

—Eso va a ser un regalo especial, ¿eh? —comentó el cajero, escaneando el código de barras del peluche.

—Sí, algo así —respondió Takemichi con una sonrisa—. Es para nuestro bebé.

El cajero sonrió y les deseó lo mejor mientras terminaban de pagar. Al salir de la tienda, Mikey y Chifuyu cargaron las bolsas y el oso gigante en el auto, mientras Takemichi se recostaba un momento en el asiento trasero, sintiéndose satisfecho y feliz.

—Gracias por acompañarnos, Chifuyu. Realmente significa mucho para nosotros —dijo Takemichi, mirando a su amigo.

—No hay problema. Siempre estaré aquí para ustedes, y no puedo esperar a conocer al pequeño —respondió Chifuyu, con una sonrisa cálida.

De regreso al departamento, Mikey y Chifuyu llevaron las compras a la habitación del bebé. Colocaron la ropa en el armario y el oso gigante en una esquina, haciendo que la habitación se viera aún más acogedora y preparada.

—Está quedando genial —dijo Mikey, admirando el trabajo que habían hecho hasta ahora.

Takemichi asintió, sintiendo una mezcla de alegría y anticipación. Cada paso que daban los acercaba más al momento en que conocerían a su bebé, y con el apoyo de Mikey y Chifuyu, sabía que podían enfrentar cualquier desafío.

Esa noche, mientras se preparaban para dormir, Takemichi se acurrucó junto a Mikey, sintiendo una paz y seguridad renovadas.

—Hoy fue un buen día. Gracias por hacer esto conmigo, Mikey —dijo Takemichi en voz baja.

—Siempre, Takemichi. Este es solo el comienzo de muchas aventuras juntos como familia —respondió Mikey, besándolo suavemente en la frente.

Mientras se quedaban dormidos, abrazados, Takemichi no pudo evitar sonreír, sabiendo que estaban construyendo un futuro lleno de amor y esperanza para su bebé.