Cinco meses habían pasado desde el día en que Takemichi y Mikey habían decidido dar un paso adelante juntos, reconstruyendo su relación y preparándose para la llegada de su bebé. Aunque las cosas habían mejorado, las heridas del pasado aún no habían sanado por completo, y Takemichi todavía luchaba con dudas y miedos.
Una tarde, mientras estaba en el departamento, Takemichi notó que Mikey se encerraba con frecuencia en una de las habitaciones vacías, hablando en voz baja por teléfono. La desconfianza comenzó a invadirlo nuevamente, haciéndole preguntarse si Mikey realmente había cambiado.
"¿Con quién podría estar hablando?", se preguntaba Takemichi, sintiendo un nudo en el estómago. La incertidumbre le impedía concentrarse en cualquier otra cosa.
Finalmente, un día decidió confrontar a Mikey. Después de escuchar otra de esas conversaciones telefónicas, Takemichi se armó de valor y se dirigió a la habitación vacía. Golpeó suavemente la puerta antes de abrirla de golpe.
—Mikey, ¿qué está pasando aquí? —exclamó Takemichi, su voz cargada de preocupación y sospecha.
Al abrir la puerta, la escena que encontró fue muy diferente a lo que había imaginado. Mikey estaba sentado en el suelo, rodeado de piezas de madera y herramientas, intentando armar una cuna. El teléfono estaba en altavoz a su lado, con una voz masculina que daba instrucciones sobre cómo ensamblar las piezas.
Mikey levantó la vista, sorprendido, pero al ver la expresión de Takemichi, su sorpresa se transformó en comprensión.
—Takemichi, puedo explicarlo —dijo Mikey rápidamente, poniéndose de pie y acercándose a él—. No es lo que piensas.
Takemichi se quedó inmóvil, mirando a su alrededor. La habitación estaba decorada con colores suaves y muebles infantiles, claramente destinada a ser la habitación del bebé. Lágrimas de alivio y confusión comenzaron a llenar sus ojos.
—¿Entonces esto es... para el bebé? —preguntó Takemichi, su voz temblando.
Mikey asintió, tomando suavemente las manos de Takemichi.
—Sí, he estado trabajando en esto durante semanas. Quería que fuera una sorpresa para ti. He estado hablando con el diseñador de interiores para asegurarme de que todo esté perfecto —explicó Mikey, su voz llena de sinceridad—. Quería que nuestro bebé tuviera la mejor habitación posible.
Takemichi sintió una oleada de emociones. Se había permitido dudar de Mikey nuevamente, y ahora se sentía culpable por no haber confiado en él. Miró a Mikey, sus ojos llenos de lágrimas.
—Lo siento, Mikey. Debería haber confiado en ti. Pensé... pensé que tal vez estabas volviendo a las viejas costumbres —admitió Takemichi, su voz quebrándose.
Mikey sacudió la cabeza y lo atrajo hacia sí en un abrazo reconfortante.
—No tienes que disculparte, Takemichi. Entiendo que es difícil. Hemos pasado por mucho, y sé que recuperar la confianza lleva tiempo. Lo único que quiero es demostrarte que estoy aquí para ti y nuestro bebé —dijo Mikey con firmeza.
Takemichi se aferró a él, sintiendo el calor y la seguridad de su abrazo. Después de unos momentos, se separaron y Mikey le sonrió con ternura.
—Ven, quiero mostrarte lo que he hecho hasta ahora —dijo Mikey, llevándolo hacia la cuna medio ensamblada.
Takemichi se agachó junto a Mikey, observando las piezas de madera y las herramientas esparcidas por el suelo.
—Has trabajado mucho en esto —dijo Takemichi, impresionado por el esfuerzo y la dedicación de Mikey.
—Sí, y todavía queda mucho por hacer. Pero estoy disfrutando cada momento, porque sé que esto es para nuestro bebé —respondió Mikey, sonriendo.
Takemichi tomó una de las piezas de la cuna y la sostuvo, sintiendo una oleada de amor y gratitud hacia Mikey.
—Gracias, Mikey. Esto significa mucho para mí. Para nosotros —dijo, mirándolo a los ojos.
Mikey le dio un beso suave en la frente.
—Lo hago con todo mi corazón, Takemichi. Quiero que tengamos una familia feliz y saludable. Y estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para lograrlo —respondió Mikey con determinación.
Juntos, se sentaron en el suelo y continuaron trabajando en la cuna, siguiendo las instrucciones del diseñador por teléfono. La habitación comenzó a tomar forma, convirtiéndose en un espacio acogedor y lleno de amor para su bebé.
A medida que trabajaban, Takemichi sintió que sus dudas y miedos se disipaban lentamente, reemplazados por una renovada confianza en Mikey y en el futuro que estaban construyendo juntos. Sabía que, aunque el camino no sería fácil, el amor y el compromiso que compartían los ayudarían a superar cualquier obstáculo, asegurando un hogar lleno de amor y esperanza para su hijo.
ESTÁS LEYENDO
Destellos de Amor
FanficEn "Luz del Amanecer", Takemichi, un Omega comprometido con Mikey, un Alfa, se encuentra en una montaña rusa emocional cuando descubre su embarazo gemelar. Sin embargo, su felicidad se ve empañada cuando descubre la infidelidad de Mikey con Senju, l...