Los rayos de sol matutinos se colaban insistentes a través de las rendijas de las gruesas cortinas, arrancando leves quejidos de Sergio quien yacía en la enorme cama king size del hotel. Un punzante dolor latía en sus sienes conforme los recuerdos de la noche anterior regresaban en oleadas borrosas.
Masajeó sus párpados con los dedos, tratando de alejar esas imágenes que lo atormentaban. Labios ardientes fundiéndose en un beso voraz. Manos explorando ansiosamente bajo la ropa. El eco de gemidos y respiraciones agitadas en la cabina VIP. Todo con Max... Su compañero de equipo.
Un nudo se formó en la garganta de Sergio mientras las náuseas y la culpa lo invadían. ¿Cómo había permitido que las cosas llegaran tan lejos? Se suponía que esa celebración sería una noche más de diversión entre amigos tras una carrera épica. Pero el alcohol había disipado sus inhibiciones y ahora la línea entre su amistad y... ¿algo más? se había desdibujado peligrosamente.Hundió la cabeza en la mullida almohada, deseando que al emerger las imágenes simplemente se hubieran esfumado. Pero seguían ahí, tan nítidas que casi podía percibir el aroma almizclado y el calor del cuerpo de Max fundiéndose contra el suyo.
Un escalofrío le recorrió la espina dorsal al recordar las miradas y los silbidos que los rodearon mientras se devoraban sin pudor alguno en plena vista de todos. Sus compañeros, sus jefes... ¡Todos ellos pudieron captar ese bochornoso espectáculo! El solo pensarlo hacía que las mejillas le ardieran de vergüenza.
Trató de convencerse de que todo había sido un desliz, una tontería provocada por el alcohol y la euforia del momento. Pero en el fondo, sabía que había deseos y tensiones reprimidas que habían salido a flote. Anhelos prohibidos que Sergio había luchado por enterrar tras la traumática ruptura con su ex meses atrás.
Las mentiras, las infidelidades, las promesas rotas... Esas heridas apenas estaban comenzando a cicatrizar.
Esa conexión que había empezado a sentir con Max lo emocionaba y aterraba a partes iguales. ¿Qué pasaría si arruinaba lo mejor que le había pasado confiando en Max más de la cuenta? No podría soportar otro desengaño así. Su frágil corazón no lo resistiría.
Sin embargo, la simple idea de poner distancia y alejarse de Max era insoportable. Una parte de él ansiaba explorar hasta dónde podían llegar, cuán intensos y apasionados podían volverse. Quería ahogarse en esos ojos cautivantes y esa sonrisa traviesa que lo desarmaba por completo.
Sacudió la cabeza con frustración, como si así pudiera acallar ese torbellino de emociones encontradas que lo carcomían por dentro. No, no podía darse ese lujo. Arriesgarlo todo por un desliz de una noche sería un error garrafal. Lo más sensato sería hacer como si nada hubiera pasado y enfocarse en su amistad, en su compañerismo dentro de la pista.
Pero, no podía evitar que su corazón latiera emocionado con solo pensar en el neerlandés, en el apoyo que le había brindado, la tensión que se había formado últimamente entre ellos más allá de la simple amistad. Primero tendría que ir a hablar con el rubio para poner las cosas en claro, estar seguro de si Max tenía sentimientos por él o solo era una atracción pasajera. De ser así, fingiría que no se habían besado —dos veces— y prometería que nada cambiaría entre ellos... Pero si Max gustaba de él...
Suspiró con frustración, pasando las manos por su rostro. Se puso de pie, tambaleándose porque aún se sentía mareado, primero tomaría una ducha y luego haría una llamada.
El agua fría caía perezosamente sobre su cuerpo, haciendo que este se estremeciera y mientras pasaba sus manos sobre sus rizos deshechos, las imágenes de su beso con Max se hicieron presentes. Era lo último en lo que quería pensar y era lo primero que hacía.
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𝐒𝐎𝐌𝐄𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆
FanfictionCarlos Sainz y Sergio Pérez han terminado su relación, por lo que los periodistas han estado como buitres esperando una declaración la cual no han obtenido por dos semanas. Hasta que llega el día.